El mes de noviembre viene
señalado, a nivel de concienciación social, por la llamada violencia de género.
Cualquier mujer u hombre que se precie, se manifiesta en contra de la violencia
ejercida contra las mujeres. Queda bien, es lo que toca decir, pero ¿es la
realidad?. Posiblemente las personas de cierta edad seamos más conscientes y
escépticas respecto a lo que significa esa violencia y sus causas.
En muchos actos relacionados con
el tema veo como chicos y chicas defienden la igualdad y critican la violencia.
Me gusta pensar que las palabras no se quedan en el papel que sostienen sus
manos.
La curiosidad y el interés por la
adolescencia y la infancia (en esas edades es donde todo se siembra), me llevó
a ver el otro día una serie documental sobre un ídolo de la canción actual que
triunfa entre el público mayoritariamente femenino. No voy a decir su nombre,
pero a lo mejor os suenan sus letras.
Me quedé sorprendida y, porque no
decirlo, un poco asustada.
“Tengo una debilidad, ver tu
nombre en mi pantalla cada vez que me llamas. Tengo la necesidad de dormir con
otras porque no estás en mi cama…” “..ella es una diabla y to el mundo lo sabe,
yo conozco su cuerpo y sus puntos clave, cuando estamos en la cama es como una
nave, mientras yo se lo hago quiere que la grabe….” “…ella me dice que la pase
a buscar porque su novio la trata muy mal. La chamaquita quiere bailar y yo que
estoy muy loco me la voy a robar…” “..en la cama te prefiero sin pijama. Ponte
sexy y linda que esta noche hay foto y fama, flash p’a publicarte, que sufran
esas bichas que no pueden igualarte…”
Os aseguro que he escogido las
frases más suaves de sus canciones, algunas de las cuales tienen nombres como
“Mala” o “Zorra”. Muchas de sus actuaciones son compartidas con otros y otras
cantantes (de ambos sexos) de fama reconocida y todas llevan coreografía
femenina.
Son cantantes que venden y mucho,
apoyados por poderosas discográficas que los hacen triunfar internacionalmente.
Casi siempre dicen tener origen humilde y ahora van en cochazos y visten un
look hortera de superlujo, presumen de no ser buenos escribiendo y de su escasa
cultura, pero sí que saben conectar con la calle por muy sorprendente que esto
parezca.
No, yo no censuraría estas letras
de auténtico mal gusto en todos los sentidos, lo que me asusta es que quienes
compran esa música y asisten a esos conciertos sean en una gran mayoría chicas,
casi niñas, que se identifican con las palabras que sueltan estos “artistas” y
tienen como referentes a quienes proclaman este tipo de comportamiento sexual.
Muchas veces lo digo, los jóvenes
actuales han sido educados en colegios democráticos, con acceso a una
información sexual medianamente igualitaria. Jóvenes conscientes de lo que
significa el maltrato. (Desde la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de
Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género, se incorpora a la
Educación secundaria la Educación sobre Igualdad entre Hombres y Mujeres y
contra la Violencia de Género.)
Entonces, me pregunto: ¿Qué no se
está haciendo o qué se está haciendo mal?.
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