24 nov 2021

EL SILENCIO

                                    

Lo mismo que el pintor necesita un lienzo en blanco para poder realizar su obra, o el escritor una página en blanco para poder escribir, el silencio es necesario para poder hablar, entenderse y escuchar.

“…Y en la luz desnuda vi, diez mil personas, quizás más. Gente hablando sin hablar, gente oyendo sin escuchar. Gente escribiendo canciones que las voces jamás compartirán, y nadie osó perturbar a los sonidos del silencio.” Los sonidos del silencio. Paul Simon.

Ayer asistí, virtualmente, a una clase en la que se trataba el tema del silencio. Me gustó y me dio qué pensar (otra cosa para la que es imprescindible el silencio).

Vivimos rodeados de ruido, de sonidos, muchos de ellos molestos que llenan cada espacio sin dejar resquicios. Cuando estamos solos seguimos intentando llenar el silencio, ponemos la tele, nos conectamos a internet o, en el mejor de los casos, escuchamos música que dependiendo de la que sea puede ser lo más parecido al silencio.

Pero ¿Por qué nos incomoda el silencio?, a veces, si nos encontramos a solas con alguien en un espacio más o menos reducido, casi nos vemos obligados a decir algo para “romper el hielo”. Con frecuencia escuchamos: ¿no dices nada? ¿estás muy callado?, como si el silencio fuese algo negativo que tenemos que hacer desaparecer, como si temiésemos enfrentarnos al pensamiento, a las palabras, a los secretos que podrían poblar esa ausencia de sonido. Otras veces en nuestro afán por llenar con palabras los huecos vacíos, lo hacemos con palabras vacías o inconvenientes, de las que nos arrepentimos nada más haberlas pronunciado.

“El hombre se adentra en la multitud para ahogar el clamor de su propio silencio” Rabindranath Tagore.

Una edad que se caracteriza por largos silencios es la adolescencia, aunque la mayoría de las veces esos silencios no son tales ya que están llenos de mensajes o comunicación virtual. El mutismo aparente suele estar poblado de información de toda clase que los jóvenes consumen sin orden ni concierto, en un vano intento de llenar su incomodidad.

Dentro de este entorno atiborrado con sonidos, que emergen desde todas las pantallas que llevamos casi incorporadas como una parte más de nuestro cuerpo, donde no se deja un lugar al reposo, vivimos en un profundo aislamiento en el que se echa de menos silencio para poder pensar, reflexionar, silencio sobre el que se puedan poner palabras que nos lleven a nuestro propio entendimiento y nos alejen de la insensatez.

“….Y la gente se inclinó y rezó al dios de neón que habían creado. Y la señal destelló con esta advertencia en las palabras que estaba formando. Y la señal decía que las palabras de los profetas están escritas en las paredes del metro y en los callejones y susurradas en los sonidos del silencio.” Paul Simon.

 

                                            

                                           "Los sonidos del silencio" Simon & Garfunkel


   (Artículo publicado en el número 1.222 del periódico Infolínea)



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