Desde el sábado llevo
preguntándome porqué la muerte de una escritora, a quien sólo conocía a través
de sus libros, me ha entristecido tanto. No he encontrado la respuesta hasta
que he leído las palabras que de ella ha dicho la cantante Ana Belén, “Cada una
de sus novelas pensaba que las había escrito para mí”. Eso mismo es lo que yo
sentía cada vez que leía algo suyo, que parecían pensamientos míos escritos por
otra persona. En cada una de sus obras había un personaje (o varios) con quien
me identificaba.
Ese era el poder que Almudena
tenía con las palabras, conseguir formar parte de la historia y la memoria de
quienes la leían. El primer libro suyo que leí fue “El corazón helado” y esa
historia de las dos Españas que cantaba Machado, una de las cuales te helaría
el corazón, hizo que Almudena Grandes se convirtiese, desde ese momento, en mi
autora preferida. La persona iba a la par que la escritora, comprometida con la
memoria de nuestro país y con la verdad de la historia.
Su muerte ha conmovido a todo el
mundo de la cultura. Se ha ido dejando inconclusa sus obra “Episodios de una
guerra Interminable” iniciados con la maravillosa “Inés y la alegría” a la que
siguió “El lector de Julio Verne”, “Las tres bodas de Manolita”, “Los pacientes
del doctor García” y “La madre de Frankenstein” que ha sido la última publicada.
Quedaba pendiente “Mariano en el Bidasoa”, con la que habría acabado la serie
de novelas, que ella llamó episodios a la manera de su admirado Pérez Galdós.
Lo que más me gustaba de esta
escritora era la capacidad que tenía para hacerse entender por todo el mundo
usando las palabras, su literatura culta y extraordinaria calaba en la sensibilidad
y el entendimiento de quien la leía. Con
su inesperada muerte, sus lectores (admiradores), nos sentimos un poco
abandonados y un poco huérfanos también. Nos quedan sus libros, nos queda su
recuerdo y su ejemplo de mujer que amaba la vida por encima de todo, fue su
compromiso con la vida lo que la llevó a escribir algunos de los libros mas
hermosos de nuestra reciente literatura.
Ayer vi el entierro al que
asistieron cientos de personas con un libro suyo entre las manos. Allí estaban
miembros del gobierno como el presidente, la ministra de trabajo, el ministro
de cultura, la ministra de igualdad, la ministra de hacienda…Gente del mundo de
la cultura como Sabina, Pedro Almodóvar, Ana Belén, Víctor Manuel, Luis Landero,
el Padre Ángel….También hubo significadas ausencias que no voy ni a nombrar. Casi
todos lo medios de comunicación han dedicado tiempo, durante estos días, a
recordar la figura de Almudena como escritora y como persona. Las redes
sociales se han llenado de amor y agradecimiento hacia ella.
El escritor Benjamín Prado ha
dicho esto de Almudena Grandes: “Almudena era un ser invulnerable, la madre de
todo el mundo…….ha criado a los hijos de todos los amigos, nos ha dado de comer
a todos…….tenía tantas ganas de vivir que, a los que la amábamos, nos parece
injusto que se haya ido tan pronto…”
Juan Cruz hablaba así de ella en
la radio: “…enamorada, de la literatura, de sus hijos, de Luis, de la causa que
marcó su vida que era capaz de contar la vida de los perdedores de la guerra y
de la burla que se hizo de ellos, a pesar de la Memoria Histórica”
Me despido de Almudena Grandes,
con la tristeza que aún me aqueja, prometiendo volver a leer “El corazón
helado” para reconfortarme con la calidez de sus palabras en estos días en los
que España se ha quedado un poco mas desangelada sin su presencia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario