La muerte nos ha visitado de
muchas formas durante los últimos meses. Hemos visto como han fallecido miles
de personas, también como han sido heridos de muerte, valores que creíamos
ciertos e inamovibles, de un sistema que tiene los pies (sucios) de barro.
“Es un virus democrático, no hace
distinciones” palabras que hemos escuchado, e incluso dicho, cuando comenzó la
pesadilla; ahora sabemos que esto es mentira.
Ha habido contagiados de todas
las clases sociales, pero de ninguna manera podemos decir que los afectados se
han dado en todas por igual. El confinamiento no lo ha sufrido igual quien vive
en una casa de doscientos metros cuadrados que las familias que lo han hecho en
un piso de dos habitaciones, o quienes lo han pasado en albergues de acogida,
por poner algunos ejemplos. Y es que un suceso
que se de en cualquier parte, tendrá las mismas características que la sociedad
donde ocurra. El temido Coronavirus ha conseguido resaltar, en todo el mundo,
las desigualdades sociales que existen.
Los hechos que se ha
desarrollado, recientemente, en “Las casitas del barrio alto” nos han mostrado una
cara oculta de nuestro país (esa que creíamos desaparecida con la Transición) y
hemos sido espectadores de lo más cerril y atávico del panorama nacional, las “nueve
cabezas” de las que nos hablaba Machado.
"The littles boxes" Pete Seeger
.
Quizás por todo, esto he sentido,
más profundamente, la pérdida, con tan solo unos días de diferencia, de tres
personas que han representado, para mí, la esencia del espíritu crítico, demócrata
y honesto del pensamiento progresista de nuestro país.
Uno, Aute; artista completo que, ante
todo, ha sido la voz, la música, las palabras; Ese que nos decía que “el
pensamiento no puede tomar asiento, que el pensamiento es estar siempre de paso”,
el que nos ha acompañado durante tantos años, para ayudarnos a encontrar “la
Belleza” mientras esperábamos la llegada del alba.
En un tiempo en el que están
prohibidos los abrazos (o quizás por eso) se marchó el Genovés, sus pinceles
fueron capaces de recrear un abrazo tan enorme que envolvió a toda una
generación convirtiéndose en el símbolo que representaba la reconciliación, la
generosidad, la camaradería y el sentimiento de fraternidad. El conjunto de su
obra nos habla, del individuo, de lo colectivo y lo social.
Con la muerte de Anguita, hemos
perdido, todos, una de las mentes mas preclaras y brillantes de la izquierda
española moderna. Sus ideas podrán compartirse o no, pero lo que nadie puede
negar es que ha sido uno de los políticos más coherentes y honestos de nuestro
país. Su huella es seguida por muchos, algunos de ellos están hoy en el
gobierno. Julio Anguita siempre fue una persona “Incómoda” tanto para la
derecha como para la izquierda. Fiel a su lema “programa, programa, programa”,
hasta el final.
Hay personas que, con su muerte,
comienzan otra vida. Considero que es el caso de estos tres hombres. Sus obras
e ideas trascenderán a ellos mismos. Estoy segura de que las próximas generaciones
se emocionarán con las canciones de Aute; escudriñarán, intentando descubrir
los mensajes que el Genovés nos dejó en sus pinturas y seguirán aprendiendo,
por mucho tiempo, del pensamiento y la sabiduría que Anguita sembró con sus
palabras.
Publicado en https://www.infolinea.es/nuevo-ejemplar-de-infolinea-alhama?fbclid=IwAR2ZsiOvA7739sfLtPzxBXDwC0VejAxyaOk3WM7faJbwygTP1ATSK9cAui0
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