3 may 2020

MEDIO PAN Y UN LIBRO (escritos desde el aislamiento IX)



“Yo, si tuviera hambre y estuviera desvalido en la calle, no pediría un pan, si no que pediría medio pan y un libro”. Federico García Lorca.

Que diferencia tan grande hay entre aquello que el poeta decía y la forma de vivir en este tiempo. Una de las cosas de las que ya era consciente, pero he reafirmado durante el periodo de confinamiento es que estamos inmersos en una sociedad de la exageración. Nada es suficiente, todo parece poco. No queremos renunciar a nada.

Cuando el gobierno declaró el estado de alerta, de manera paralela al pánico que nos hizo vaciar los supermercados, se pusieron a nuestro alcance cantidad de posibilidades. Desde todos los medios digitales, de golpe, se podía acceder gratuitamente a los sitios más variados:  museos, bibliotecas, descargas de libros, películas, conciertos, monumentos, etc. Hemos ido almacenado tantos enlaces de Internet que con su contenido podríamos llenar las horas de varias vidas.

Parecía como si toda la cultura, todo el arte de la Humanidad estuviese disponible, esperándonos detrás de la pantalla. No me parece mal que estos recursos se pongan al alcance de la gente, sólo que ¿hacía falta que llegara una pandemia?

Dudo mucho de la efectividad que esto ha tenido realmente. ¿Cuántos museos habéis visitado? ¿Y bibliotecas? ¿Cuántos os habéis paseado virtualmente por medio mundo? ¿ha servido para que la gente lea más?. Yo misma he de reconocer que, al principio, me sentí deslumbrada por tanta información apetecible, pero después de mirar en dos o tres sitios, pasé olímpicamente de todo esto.

No creo que en una situación tan estresante como la que estamos viviendo, lo mejor sea atiborrarnos de cosas, como si de esa manera pudiésemos tapar todo lo que ocurre a nuestro alrededor. Lo único que se consigue con tanta oferta, de forma tan desmesurada, es que se acabe por no desear nada.

También es cierto que ha sido gracias a la música, los libros, la radio, las películas o las conexiones con familiares y amigos, que el encierro se nos está haciendo más llevadero, pero añadiéndole un ingrediente fundamental, el deseo. Podemos tener a nuestro alcance todo lo inimaginable, pero es necesario tener ganas y buscar lo que quieres, no conformarte con lo que te echan.

"La belleza" Rozalén homenajea a Aute

De esta forma, a pesar de tantas opciones a tu alcance, te das cuenta de que has acabado haciendo cosas como releer el libro que un día te atrapó; terminar esos que tenías a medio leer; volver a escuchar la música que hacía tanto que no escuchabas; ver películas clásicas que te recuerdan otro tiempo o esa serie que pusieron hace cuarenta años y ahora reponen de nuevo; descubrir, desde tu ventana, cosas que no veías cuando pasabas por su lado cada día; echar de menos salir a pasear, visitar una librería, coger un tren o sentir el placer de poder hacer el duelo a un cantautor querido, escuchando sus canciones una y otra vez.

Esta semana en la que se celebra el Dia del Libro, reivindico la mesura, no todo se puede. Hay que ceder algo y hacer sitio para que otras ilusiones tengan cabida. Creo que es la mejor lección que podríamos dar a la gente joven, los más damnificados de esta sociedad que les ha hecho creer que tener muchas cosas les dará la felicidad. Quizás deberíamos hacerles entender que, la mayoría de las veces es suficiente con medio pan y un libro.


("Grandola Vila Morena, artistas portugueses cantan a la Revolución de los Claveles)

(este escrito ha sido publicado en la sexta edición especial, digital de Infolinea
https://www.infolinea.es/infolinea-alhama-publica-un-nuevo-periodico?fbclid=IwAR2jhtZXifs1ciz56nOqNoHEKAvAXAe0GmVNFsv6fRtZvzfGkkYq3FOs2Ho)

No hay comentarios:

Publicar un comentario