Desde nuestros antepasados de las
cavernas que utilizaron pieles de animales para protegerse del frío, los
motivos para el modo de ataviarse el ser humano han ido casi siempre ligados a
convencionalismos o necesidades sociales, según los tiempos.
Ha habido épocas en que los
varones llevaban la cabeza cubierta, con boinas, gorras, sombreros etc. Otras
en que era signo de distinción para las mujeres llevar guantes. Prendas que han
cambiado de género según los tiempos, como la falda que en un principio fue de
uso masculino. Indumentarias y accesorios que han sufrido tantos cambios como
la propia historia de la Humanidad.
Hasta ahora las máscaras solo habían
sido utilizadas en lugares u ocasiones concretas. En recintos sanitarios, las mascarillas
quirúrgicas. En eventos festivos como los carnavales, otro tipo de mascaras
para incitar a la broma y el disfraz. También en épocas de grandes epidemias,
pero sólo por una mínima parte de la población. En algunas etapas históricas
llegaron a estar prohibidas para evitar desmanes amparados en el anonimato.
Creo que lo que hace que la
prenda, que hoy se impone de uso obligatorio, resulte inquietante es que esta
cubre la cara, la parte del cuerpo que más nos identifica y nos representa. El
momento actual nos obliga a incluir en nuestro atuendo diario este objeto que
sólo deja los ojos al descubierto. La
mirada se ha convertido, entre unas cosas y otras, en lo mas importante, lo que
nos mantiene conectados.
"Erase una vez en el año 2000"
En 1974 Víctor Manuel escribió
una canción que predecía un apocalíptico futuro “erase una vez, en el año 2000,
un hombre con su hijo paseaba por Madrid, con trajes de hojalata reforzados en
plexiglás, cubrianse del aire con caretas antigás…” con ella se nos alertaba de
la contaminación, del cambio climático, del respeto al medio ambiente. “papá ¿y
en esa bola de cristal?.... palomas mensajeras de la Paz, las dos que no han
querido disecar”.
Posiblemente esta situación tan
surrealista que vivimos sea pasajera, o que no lo sea y acabemos por
acostumbrarnos. Estamos demostrando tanta facilidad para adaptarnos a todo
(incluso a las cosas ante las que deberíamos de ser inadaptados)
“Las cosas van cambiando, dicen
que van cambiando, pero hay otros que dicen que se van disfrazando..” nos
cantaban (también por los años 70’), el grupo que lideraba Moncho Alpuente. Incluso
Marisol nos advertía “Ponte la máscara,… porque todos llevan su disfraz”.
Dicen que la pandemia afecta,
sobre todo, a quienes tienen patologías previas. En nuestro país están
apareciendo todas las patologías que permanecían asintomáticas hasta el
momento.
Cuando escribo esto acaba de
declararse el luto oficial, durante diez días, en nuestro país, en señal de
Duelo por las víctimas del Coronavirus, una vez que todo el país está en Fase I
de la desescalada. Será el luto oficial más largo de la Democracia. Durante el
mismo todas las banderas nacionales ondearán ininterrumpidamente y estarán a
media asta, en todos los edificios públicos; se suprimen los honores a la
bandera, al rey o a las autoridades; no se convocarán actos de celebración o
festivos.
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