22 feb 2022

EL AMOR, EN SU LUGAR

                                         

Que el Amor tenga un día concreto me parece fuera de lugar si no se entiende desde el punto de vista meramente comercial. Esto contribuye a mostrar el erróneo lugar donde se pone al Amor.

Hace poco se emitió en una televisión privada, en horario de máxima audiencia, una especie de entrevista a un miembro de la llamada “Operación Malaya”, mediático caso de corrupción política que tuvo como escenario el ayuntamiento de la ciudad de Marbella.

Dejando aparte la opinión que me merece el que a un encausado y condenado por corrupción se le diese un espacio televisivo para “lavar” su imagen, lo que más me llamó la atención de este programa fue como habló de la relación que tenía, en aquellos momentos, con una conocida tonadillera que también fue salpicada por esta trama corrupta y condenada. Este señor expresaba que sus actos fueron la consecuencia de que “X, me hizo un hechizo, anuló mi voluntad, no era dueño de mis actos, no sabía lo que hacía…” sin ningún empacho dejaba caer la responsabilidad de sus actos sobre la mujer que le había “embrujado”. Los tertulianos de rigor que debatieron el tema, hablaban de esto con toda naturalidad, ninguno cuestionó la teoría del “hechizo”. Incluso la expareja del hombre en cuestión dijo que el “amarre” se lo hizo X a su, entonces marido, enviándole un tronco de Brasil el día de los enamorados.

Esta historia, justificada por creencias ancladas en la España profunda, tiene cabida en una sociedad moderna y supuestamente igualitaria. Un programa visto por millones de personas lanza relatos como este sin restarle un ápice de veracidad y vendiéndolo como una “Historia de Amor”. La perniciosa influencia de las mujeres que justifica cualquier respuesta por parte del hombre está instalada en el pensamiento colectivo y la mayoría de las veces no somos conscientes de ello. Luego nos echamos las manos a la cabeza cuando un día sí y otro también aparecen casos de violencia, algunos desgraciadamente fatales como el ocurrido hace poco en la vecina Totana. (Este caso me impresionó por la cercanía del suceso y por la edad de los protagonistas, ambos demasiado jóvenes. Pensé en las familias de los dos y en el sufrimiento para siempre).

Unas semanas atrás escribía en estas páginas sobre letras de canciones de moda actuales en las que se plasman sentimientos de dominación y sumisión que, aparentemente, no casan con el discurso de la sociedad actual, pero tienen una gran difusión y aceptación.

Creo que, con tanta información como se recibe actualmente, no paramos de recibir mensajes contradictorios; la escuela, la familia, la calle, los medios... En el colegio se educa en igualdad, pero en casa se ven programas de tv diarios que muestran lo contrario, en sociedad decimos una cosa y hacemos otra, incapaces de poner límites a impulsos que nos arrastran ante los que, muchas veces, se cede gustosa y culpablemente. El significado atávico del Amor está muy presente y nos es más fácil reconocernos en su mensaje que en otros que pueden hacernos más libres.

“querer a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia, sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando quiera, siendo feliz con su felicidad”. Julio Cortázar.

(Artículo publicado en el número 1.234 del periódico Infolínea)


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