Que
el Amor tenga un día concreto me parece fuera de lugar si no se entiende desde
el punto de vista meramente comercial. Esto contribuye a mostrar el erróneo
lugar donde se pone al Amor.
Hace
poco se emitió en una televisión privada, en horario de máxima audiencia, una
especie de entrevista a un miembro de la llamada “Operación Malaya”, mediático caso
de corrupción política que tuvo como escenario el ayuntamiento de la ciudad de
Marbella.
Dejando
aparte la opinión que me merece el que a un encausado y condenado por
corrupción se le diese un espacio televisivo para “lavar” su imagen, lo que más
me llamó la atención de este programa fue como habló de la relación que tenía,
en aquellos momentos, con una conocida tonadillera que también fue salpicada
por esta trama corrupta y condenada. Este señor expresaba que sus actos fueron
la consecuencia de que “X, me hizo un hechizo, anuló mi voluntad, no era dueño
de mis actos, no sabía lo que hacía…” sin ningún empacho dejaba caer la
responsabilidad de sus actos sobre la mujer que le había “embrujado”. Los
tertulianos de rigor que debatieron el tema, hablaban de esto con toda
naturalidad, ninguno cuestionó la teoría del “hechizo”. Incluso la expareja del
hombre en cuestión dijo que el “amarre” se lo hizo X a su, entonces marido,
enviándole un tronco de Brasil el día de los enamorados.
Esta
historia, justificada por creencias ancladas en la España profunda, tiene
cabida en una sociedad moderna y supuestamente igualitaria. Un programa visto
por millones de personas lanza relatos como este sin restarle un ápice de
veracidad y vendiéndolo como una “Historia de Amor”. La perniciosa influencia
de las mujeres que justifica cualquier respuesta por parte del hombre está
instalada en el pensamiento colectivo y la mayoría de las veces no somos
conscientes de ello. Luego nos echamos las manos a la cabeza cuando un día sí y
otro también aparecen casos de violencia, algunos desgraciadamente fatales como
el ocurrido hace poco en la vecina Totana. (Este caso me impresionó por la
cercanía del suceso y por la edad de los protagonistas, ambos demasiado
jóvenes. Pensé en las familias de los dos y en el sufrimiento para siempre).
Unas
semanas atrás escribía en estas páginas sobre letras de canciones de moda
actuales en las que se plasman sentimientos de dominación y sumisión que,
aparentemente, no casan con el discurso de la sociedad actual, pero tienen una
gran difusión y aceptación.
Creo
que, con tanta información como se recibe actualmente, no paramos de recibir
mensajes contradictorios; la escuela, la familia, la calle, los medios... En el
colegio se educa en igualdad, pero en casa se ven programas de tv diarios que
muestran lo contrario, en sociedad decimos una cosa y hacemos otra, incapaces de
poner límites a impulsos que nos arrastran ante los que, muchas veces, se cede
gustosa y culpablemente. El significado atávico del Amor está muy presente y
nos es más fácil reconocernos en su mensaje que en otros que pueden hacernos
más libres.
“querer
a las personas como se quiere a un gato, con su carácter y su independencia,
sin intentar domarlo, sin intentar cambiarlo, dejarlo que se acerque cuando
quiera, siendo feliz con su felicidad”. Julio Cortázar.
(Artículo publicado en el número 1.234 del periódico Infolínea)
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