21 jul 2018

COMER, PENSAR, AMAR (escritos de verano III)


 
"Uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien." (anónimo)
 
Hemos llegado a la conclusión, equivocada, en esta sociedad de la prisa y de lo inmediato, que cocinar es una pérdida de tiempo. La gente va tan cansada de todo que pensar en meterse en una cocina parece lo menos apetecible del mundo y se recurre a la comida elaborada por otros.
Lo más cerca que se llega a estar de una sartén es conectando la tele para ver cualquier reality de cocina de los que llenan las parrillas televisivas. Entre estos el listón va de   "Mi madre cocina mejor que la tuya" a como ser un "Master Chef" . 
 
 
 
 
 
 
 "Con las manos en la masa" (1984-1991) programa de televisión en el que los ingredientes eran la cocina y la cultura. Lo presentaba Elena Santonja, en este el invitado era Fernando Fernán Gómez.
 
 
SABER AMAR, SABER COCINAR (escrito para la revista "Zangamanga, la voz y la palabra")
Creemos que amar y cocinar son innatos al hombre, si bien es verdad que son de las pocas cosas que nos diferencian de los animales, pero confundimos el instinto con el Saber.

 El instinto nos da la energía, pero no la sabiduría y para aprender hay que desear aprender, ponerse manos a la obra, dedicarle tiempo, atención, intentarlo una y otra vez, no rendirse nunca y nunca creer que se sabe todo, ser siempre aprendiz, seguir siempre buscando.
Es bueno encontrar, en esta búsqueda, alguien que sea nuestro maestro o nuestra maestra, pero maestro o maestra de los que nos “muestran” el mundo, no de los que nos “amaestran” para vivir en el. Quien muestra es quien va, a veces un poco por delante, otras a nuestro lado y de su mano conocemos la vida, sus placeres y sus sinsabores.

¿Cuántas veces oímos eso de “yo no se cocinar o a mi es que lo del amor no se me da muy bien”? (como si cocinar o amar se supiera por ciencia infusa o leyendo un libro).
 
Hay que ponerle ganas, dedicarle tiempo, cariño, probar, guisar, unas veces nos saldrá el guiso salado, otras, soso. No importa. Aprende.

Es frecuente, y más en estos tiempos de la prisa, escuchar “no cocino porque no tengo tiempo”. ¿Quién tiene tiempo? Si empleamos la mayor parte del nuestro en trabajar a cambio de unas pocas monedas para poder comer, comprar una tele o un teléfono móvil.

Para amar o para cocinar, sólo necesitamos tiempo. Tiempo para usar la lentitud como ingrediente principal y mágico del guiso, para aprender los secretos de cocinar, tocar los alimentos, mimar su sabor para que estén aún más ricos.
 
"En cuanto dejamos de tener tiempo para aquello que amamos es que eso  ya no nos llena el corazón. Cuando no tenemos tiempo para cocinar y comemos “cualquier cosa” es que no nos amamos ni a nosotros mismos.” Ramón J. Soria Breña
 
"Cocinar para los demás es una forma de regalar cuidado hacia la persona, cariño y amor. Alimentarse bien y con gusto a uno mismo es una forma de tratarnos bien. Además, cocinar implica aprender tantas cosas: las proporciones de los ingredientes nos hablan de matemáticas, calcular lo que nos gastamos nos habla de economía, los utensilios que utilizamos hablan de tecnología, el deseo de cuidar del otro a través de la cocina, nos enseña a amar, cocinar en compañía nos habla de habilidades sociales e incluso de igualdad." (extracto del proyecto para un taller de cocina que impartí)
 
En esta escena de "El Chico" el niño cocina el desayuno para Charlot, ya en la mesa este intenta enseñarle buenos modales.
 
 

Aprovechando el verano y las vacaciones, yo os animo a que os queráis un poquito y os animéis a cocinar.
 

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