7 jul 2018

EL CANTAR (escritos de verano I)

 

 

"Si se calla el cantor calla la vida
Porque la vida, la vida misma es todo un canto
Si se calla el cantor, muere de espanto
La esperanza, la luz y la alegría...."
Atahualpa Yupanqui
 

 
 
 
 



En los años de mi infancia era habitual escuchar a la gente cantar. No eran años fáciles, no teníamos casi de nada, pero la gente cantaba. No había ni tele, ni Spotify, ni casetes, ni YouTube, ni tocadiscos; sólo la radio en la que, a una hora concreta, al mediodía, se escuchaban los discos dedicados.

Pero, como digo, la gente cantaba. Las mujeres, mientras hacían las labores de la casa, entonaban boleros y tangos “…aunque la virgen sea blanca, píntame angelitos negros...” (las piezas que bailaban con sus maridos en las ocasiones especiales), o dulces nanas para dormir a sus críos chicos; y romances, que enseñaban sobre todo a las niñas.

"Romance del conde Olinos"
 
Niños y niñas cantábamos en el colegio, en los recreos y en las calles, entonces las calles estaban repletas de críos y crías que jugaban hasta el agotamiento, sin hora ni peligros.
 
Los hombres cuando se juntaban con amigos acababan cantando habaneras “Cuando Salí de la Habana, válgame Dios...” o  alguna que otra un poco más subidas de tono.
Hombres y mujeres, se acompañaban de hermosas canciones mientras realizaban las labores en el campo o en los almacenes de fruta. “canta bien y canta fuerte, que el canta trabajando el trabajo no lo siente”
"canto de segadores" Nuevo Mester de Juglaría

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La vida diaria y el trabajo ha cambiado de manera tan radical. Los padres y madres no tienen apenas tiempo entre el trabajo, los hijos, la casa… Al llegar al hogar suenan los “canta juegos” que mantiene a los más chicos pegados a la tele.

Los bares y lugares de reunión social tienen su propia música con un volumen que anima a beber y no a cantar, de hablar ni hablemos.

Las fabricas y lugares de trabajo utilizan la música “hilo musical” o radio para potenciar la concentración y el rendimiento laboral, también para limitar la comunicación entre los obreros.

Quiero creer que aun hay padres que siguen cantando a sus bebes las necesarias canciones de cuna, que los niños siguen cantando en el colegio y mientras juegan. Lo que considero casi imposible es escuchar a los adultos cantar. Y no me refiero a los coros y rondallas, de los cuales estamos muy bien servidos en nuestro pueblo, si no cantar como un acto cotidiano de expresión y de divertimento.
"Nanita nana" Mujeres CON RAÍZ en Los Baños de Alhama de Murcia
 

 

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