"Si se calla el cantor calla la vida
Porque la vida, la vida misma es todo un canto
Si se calla el cantor, muere de espanto
La esperanza, la luz y la alegría...."
Porque la vida, la vida misma es todo un canto
Si se calla el cantor, muere de espanto
La esperanza, la luz y la alegría...."
Atahualpa Yupanqui
En los años de mi infancia era habitual escuchar a la gente cantar. No eran años fáciles, no teníamos casi de nada, pero la gente cantaba. No había ni tele, ni Spotify, ni casetes, ni YouTube, ni tocadiscos; sólo la radio en la que, a una hora concreta, al mediodía, se escuchaban los discos dedicados.
Pero, como digo, la gente cantaba. Las mujeres, mientras hacían las labores de la casa, entonaban boleros y tangos “…aunque la virgen sea blanca, píntame angelitos negros...” (las piezas que bailaban con sus maridos en las ocasiones especiales), o dulces nanas para dormir a sus críos chicos; y romances, que enseñaban sobre todo a las niñas.
"Romance del conde Olinos"
Niños y niñas cantábamos en el colegio, en los recreos y en las calles, entonces las calles estaban repletas de críos y crías que jugaban hasta el agotamiento, sin hora ni peligros.
Los hombres cuando se juntaban
con amigos acababan cantando habaneras “Cuando Salí de la Habana, válgame Dios...”
o alguna que otra un poco más subidas de tono.
Hombres y mujeres, se
acompañaban de hermosas canciones mientras realizaban las labores en el campo o
en los almacenes de fruta. “canta bien y canta fuerte, que el canta trabajando
el trabajo no lo siente”
"canto de segadores" Nuevo Mester de Juglaría
.
La vida diaria y el trabajo ha
cambiado de manera tan radical. Los padres y madres no tienen apenas tiempo
entre el trabajo, los hijos, la casa… Al llegar al hogar suenan los “canta
juegos” que mantiene a los más chicos pegados a la tele.
Los bares y lugares de reunión
social tienen su propia música con un volumen que anima a beber y no a cantar, de
hablar ni hablemos.
Las fabricas y lugares de
trabajo utilizan la música “hilo musical” o radio para potenciar la concentración
y el rendimiento laboral, también para limitar la comunicación entre los obreros.
Quiero creer que aun hay padres que siguen cantando a sus bebes las necesarias canciones de cuna, que los
niños siguen cantando en el colegio y mientras juegan. Lo que considero casi imposible
es escuchar a los adultos cantar. Y no me refiero a los coros y rondallas, de
los cuales estamos muy bien servidos en nuestro pueblo, si no cantar como un
acto cotidiano de expresión y de divertimento.
"Nanita nana" Mujeres CON RAÍZ en Los Baños de Alhama de Murcia
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