"No es tarea del legislador implantar una determinada memoria colectiva. Pero sí es deber del legislador, y cometido de la ley, reparar a las víctimas, consagrar y proteger, con el máximo vigor normativo, el derecho a la memoria personal y familiar como expresión de plena ciudadanía democrática, fomentar los valores constitucionales y promover el conocimiento y la reflexión sobre nuestro pasado, para evitar que se repitan situaciones de intolerancia y violación de derechos humanos como las entonces vividas."
(Párrafo perteneciente a la
"Exposición de motivos" de la Ley de la Memoria Histórica.)
La mayoría de las veces,
cuando hablamos de Memoria Histórica, pensamos en nombres de calles, monumentos
y demás elementos físicos que aún quedan en nuestro entorno urbano.
Pero creo que hay un aspecto
muy importante, quizás el más importante, y es que se trata de devolver la
honorabilidad, el buen nombre de tantos y tantas republicanos y republicanas
que fueron represaliados. Limpiar su historia y su reputación, los antecedentes
de ellos y de sus familiares que sufrieron durante muchos años la "vergüenza" de
ser hijos, hermanos, padres, madres, esposos o esposas de “rojos”.
Porque hay que recordar que no
sólo sufrieron castigos los comprometidos directamente con las ideas de la
Republica, tras el triunfo del ejercito insurrecto, también se tomaron medidas contra
familiares y personas cercanas, excluyéndolos de cualquier posibilidad de
acceder a cargos públicos, negándoles tácitamente derechos elementales, condenándolos
al ostracismo más cruel dentro de sus pueblos o ciudades.
Hay quienes quieren hacer
creer que hablar de la Memoria Histórica es hablar del pasado, que es “volver a
abrir heridas”.
Nada más alejado de la
realidad, porque se trata de hablar y de reivindicar un presente que pertenece
a generaciones de jóvenes, desconocedores de una época silenciada de la historia.
Por
otra parte, no se pueden volver a abrir las heridas que nunca se cerraron, para
eso no hay más camino que hacer justicia y reparar, en la medida de lo posible,
los graves errores que se cometieron durante la dictadura.
Por ello y "con la ley en la mano" es necesario zanjar de una vez por todas un tema que, al evitarlo, sigue produciendo dolor y rencores innecesarios.
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