8 feb 2016

LOS NUEVOS FLAUTISTAS


“En el año 1284, en el día de Juan y Pablo, 
siendo el 26 de junio, 
por un flautista vestido con muchos colores, 
130 niños nacidos en Hamelin fueron encantados 
y se perdieron en el calvario, cerca de las colinas.”
(inscripción en un edificio de Hamelin)

Con el tiempo la historia, la memoria, se va diluyendo y algunas veces, cuando es demasiado terrible, se transforma en leyenda, o en cuento; pienso que con el afán de que no se pierda, pero no sea tan dolorosa como para que no se quiera escuchar.

En el “Flautista de Hamelin”, el cuento que conocemos, vemos la versión “edulcorada” de unos hechos que, según parece, tuvieron lugar en 1284, los conocemos a través de datos históricos en los que se mezclan realidad y ficción y cuentan como unos 20.000 jóvenes y niños habrían sido seducidos por un religioso alemán llamado Nicolás para ir a liberar Tierra Santa, lo que se conoce como “La Cruzada de los Niños”. Se enrolaron en un viaje hacia el sur de Italia donde, al llegar, debían abrirse las aguas al paso de los niños y marchar hacia Jerusalén. La historia recoge que muchos de ellos fueron engañados y vendidos como esclavos en Alejandría. Otras fuentes informan que ni siquiera divisaron el mediterráneo ya que el grupo de niños alemanes y franceses murieron de hambre y agotamiento en el camino.
 
Historia que se convierte en leyenda, leyenda que se convierte en cuento y la Historia que se repite.

Eran tiempos en que la información llegaba tergiversada, cuando llegaba. Hoy vivimos las noticias al minuto de suceder, por eso me pregunto si seremos capaces, algún día, de recordar sin vergüenza; si seremos capaces de transformar en leyenda o en cuento, lo que estamos mirando de reojo, lo que está ocurriendo en Europa.

-Según Save the Children, “en 2015 entraron en Europa 26.000 niños sin acompañantes". La Oficina Europea de Policía (Europol), asegura que, al menos, 10.000 niños, refugiados sirios, han desaparecido, también teme que la mayoría de estos niños estén en manos de traficantes de personas. -
Recordando el holocausto nazi, que se llevó a cabo bajo la mirada ausente del resto del mundo, amparado y disfrazado por la propaganda política que “convenció” al pueblo alemán de que hacían lo correcto para salvar a la “raza superior”, también recuerdo aquello de que “Quien no conoce su historia se ve obligado a repetirla” lo malo es cuando creemos que conocemos nuestra historia y, sobre todo, cuando creemos que nuestra historia no es la suya.

No me resisto a creer que hayamos llegado a ese punto de deshumanización en el que no sentimos como nuestros a todos esos niños que huyen del horror de la guerra, niños que podían ser nuestros/vuestros hijos, y que no seamos capaces de darle cobijo y abrigo.

Creo que, si fuésemos capaces de recordar nuestra infancia, ese momento en que por primera vez nos contaron o leímos el cuento del flautista de Hamelin y revivir el dolor de aquel pueblo que se quedó sin niños por culpa de su avaricia y por no cumplir sus promesas, seriamos capaces de ponernos en el lugar del Otro.
Ante la pregunta: ¿Dónde estarán los niños? Yo pregunto: ¿Dónde están los hombres?

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