“En la vida, la duda debe seguir
a la convicción como una sombra” (Albert Camus)
La serie “Perdidos” fue la
primera que produjo en mi esa necesidad de tener que ver un capitulo tras otro,
necesidad como consecuencia de que podía hacerlo ya que tenía a mi disposición
temporadas enteras. En las series que había visto hasta entonces se podía
disponer de un capitulo a la semana, con esta la espera era de una temporada a
otra.
En un verano, insoportable por tantas
cosas, estoy volviéndola a ver y he encontrado en ella un refugio de
tranquilidad y evasión. Estoy viéndola a la vez que transcurre esta segunda
campaña electoral y, a ratos, me parece más verosímil la trama fantástica que
transcurre en una isla que la que estamos viviendo.
No recordaba muchas de las
situaciones que ocurren en esta obra de ficción, lo que la hace mucho más
interesante. Casualmente quienes viven en la isla antes de la llegada de
quienes conocemos primero, son supervivientes de una epidemia mortal cuyas
consecuencias los tiene limitados y condicionados por el miedo y una serie de
rituales sin sentido que se repiten, sin saber por qué pero con la certeza de
que si no lo hacen será el final de no se sabe qué.
Hablar de la serie supone hacer
spoiler, aunque ya van a hacer 20 años del estreno de su primera temporada.
Solo diré que en ella se hace una interesante lectura de la naturaleza humana.
Por muy peregrinas y
sorprendentes que sean las situaciones que se viven en esta historia, a todas acaban
por acostumbrarse o resignarse quienes las sufren, pocos son los que siguen en
la tarea de buscar una salida. Como he dicho, el verla en paralelo a todo el
proceso político que estamos viviendo me hace sentir, a veces, que podríamos
formar parte de una de las muchas historias que se narran.
Eché en falta el lunes 10,
durante el primer debate televisivo de esta campaña, una “máquina de la verdad”.
He de reconocer que no aguanté viéndolo más de 15 min. Observar cómo se
utilizaba la mentira con la mayor impunidad y sangre fría, me produjo una
sensación mezcla de angustia y miedo, al día siguiente todos los medios daban
como ganador al emisor de falsedades. Que la Realidad y la Verdad se diluyan,
sin consecuencias, no puede traernos nada bueno. Las encuestas cambian de un
día para otro y no acabo de entender ese trasiego de cifras y datos.
En “Perdidos” ocurre algo
similar, la Verdad y la Realidad, no son iguales para ninguno de ellos, cada
uno tiene su historia que, a veces, se entrecruza con la de “los otros”.
Este periódico saldrá unos días
antes de la “Jornada de reflexión”, sólo quedan unos días para conocer que
pasará. Espero que suceda lo mejor para las personas, el entorno y la vida.
“Suena en cada cabeza un hermoso
runrún. (Nos quieren en soledad, nos tendrán en común)” Nacho Vegas.
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