19 jul 2023

LA PRIMERA LAVADORA



 

Frases como: “Mi marido me ha comprado un frigorífico” o “mi marido me ha comprado una lavadora”, por poner dos ejemplos, era habitual escucharlas en conversaciones de mujeres de los años sesenta. Se decían con orgullo y para dar a entender que la economía familiar era un poco mejor.

Hasta 1978 una mujer no podía tener una cuenta bancaria a su nombre si no tenía el permiso y autorización de su marido o tutor, tampoco podía sacar dinero de ella. Era totalmente dependiente del padre, hermano o marido para administrar los bienes familiares o incluso hacerse el DNI. Por esto no era raro escuchar frases como las del principio y se veía normal.

Si alguna se atrevía a entrar a un comercio y preguntaba por los precios de algún enser domestico de un precio elevado, la pregunta del vendedor era: ¿Va a venir su marido? Y es que, si no era así, no había nada que rascar.

Recuerdo la primera lavadora que tuvo mi madre. Era blanca con el frontal rojo, consistía en un depósito con una turbina en el fondo, tenía una tapadera que cubría toda la parte de arriba y que se quitaba durante su uso. Para utilizarla se llenaba de ropa, se añadía el detergente en polvo o jabón de sosa deshecho en agua previamente; luego se iba echando agua con una manguera hasta llegar a la señal que te marcaba el aparato. Cuando le dabas al botón para que funcionase, aquello se ponía a dar vueltas y punto. Pasado el tiempo que mi madre consideraba oportuno, iba sacando y escurriendo prenda a prenda con las manos. Para desaguar, esta lavadora tenía una goma que se ponía cerca del sumidero del patio, por la que salía el agua sucia. Hay quien volvía a llenar la lavadora con agua limpia para el aclarado de la colada o simplemente se iba aclarando en la pila o en un barreño aparte. Llamar lavadoras a estas máquinas cuando ahora tenemos en casa electrodomésticos que sacan la ropa limpia, aclarada, perfumada y casi seca, resulta raro. Pero así eran las primeras ayudas mecánicas que nuestras madres usaron para lavar.

Esto que cuento puede ser que no importe a nadie, pero creo que tiene importancia. Da una imagen de cómo era la vida no hace muchos años. De lo rápido que pasa el tiempo y lo pronto que se olvidan algunas cosas.

Aquellas mujeres que no podían tener acceso al dinero, hoy tampoco pueden hacerlo porque los servicios bancarios han evolucionado tanto que se han convertido en inaccesibles, ahora por otros motivos. Las generaciones intermedias, nacidas en Democracia no hacen caso a estos cambios: los tiempos son otros, tenemos muchos más Derechos, estamos más preparadas, además hay Libertad, Igualdad etc.

Los Derechos que hoy se disfrutan tardaron muchos años en conseguirse y se han ido defendiendo día a día. Confiar en que los tenemos asegurados puede que nos lleve a perderlos en cuestión de muy poco tiempo.

"Así bailaba"

                                     

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