Cuando alguien comienza una frase
con “Los hombres son…” o “Las mujeres son…” lo que sigue a continuación suele
ser una idea errónea. Meter en un mismo saco a todos los hombres o a todas las
mujeres no tiene ni pies ni cabeza.
En la parcela política nunca me
han gustado (aunque en un momento concreto quizás fuesen necesarias) ni el
sistema de cuotas, ni las listas cremallera, ni ningún otro modo de favorecer,
aparentemente, la participación de las mujeres. Por un lado, porque es
mostrarlas como sujetos que necesitan ser tutelados y protegidos, por otro
porque limitan la posibilidad de que un día pueda haber una mayoría de mujeres.
Tampoco me gusta el comprobar que las mujeres siguen asumiendo, con normalidad,
la necesidad de un día para reivindicar sus derechos, en el año 2020.
Cuando llegan estas fechas, y el
color morado aparece por todos lados acompañado de gestos y soflamas, me hace
sentir víctima de una cierta manipulación. Creo que con tanta puesta en escena
y tanto discurso vacío radicalizado, se va perdiendo la esencia de la Igualdad
entre hombres y mujeres, la igualdad entre las personas.
La Igualdad es el término más
justo, más libre, más ético y hasta diría que más estético. Hombres y mujeres
deben caminar juntos, no hay otra. Lo que no vaya en esa dirección me parece un
juego de niños, sin solidez.
Mujeres hablando de los hombres
como un “colectivo” enemigo. Hombres hablando de las mujeres en los mismos
términos, no creo que sea el camino adecuado. A poco que nos descuidemos
acabaremos cometiendo los mismos errores que ha perpetrado el patriarcado, sólo
que vestidos de violeta. Mientras que sigamos enfrascados en este
enfrentamiento mentiroso, quien se va de rositas es un sistema al que le
interesa vernos divididos y culpando al otro de nuestro malestar, para evitar
que llegue el día en que ese malestar se dirija hacia quien realmente lo
provoca.
Si queremos alcanzar un futuro
mejor, es imprescindible la educación igualitaria, en la que niños y niñas sean
formados como personas, independientemente de su condición sexual. Que conozcan
la importancia de la historia, de la mujer en la historia y la historia de las
mujeres cercanas. Que valoren las posibilidades que existen en la actualidad de
construir un mundo en el que no se excluya a nadie.
Decía el sociólogo Herbert
Spencer que “educar es formar a personas aptas para gobernarse a sí mismas y no
para ser gobernadas por otros”. Pues a eso me remito, a que, desde los
colegios, institutos y universidades, se fomente el espíritu crítico, el
debate, la comunicación, la discrepancia, la solidaridad… para que de ellos
salgan personas capaces de pensar por sí mismos.
Hasta que esto no ocurra, iremos
dando bandazos, entre “manadas”, “lenguaje igualitario”, “revisionismo
literario” etc., utilizando los argumentos políticamente correctos del momento
que toque. La Igualdad de Hombres y
Mujeres es un derecho constitucional que lleva muchos años de retraso.
Para terminar: El ocho de marzo
se institucionalizó, por decisión de la ONU, como Dia Internacional De La Mujer
Trabajadora, para conmemorar la lucha de la mujer por su participación, en
igualdad con el hombre, en la sociedad; ¿celebrarán el 8 de marzo las mujeres
refugiadas que se encuentran en tierra de nadie entre Grecia y Turquía?.
No hay comentarios:
Publicar un comentario