28 dic 2021

LAS MUJERES QUE NUNCA TENIAN HAMBRE

                                                              

                                           



Mi madre me ha contado muchas veces que cuando ella y sus hermanos eran pequeños su madre casi nunca tenía hambre. Que cuando se sentaban a la mesa para comer lo poco que había, le decían: ¿mamá, usted no come? y ella decía: es que no tengo ganas, comed vosotros.

Mi abuela tenía cinco hijos, dos varones y tres mujeres, también vivía en casa mi bisabuela, a todos los tenía que sacar adelante con lo que mi abuelo ganaba, como panadero, en una panadería de Librilla.

Cuando llegaba la Navidad el trabajo en el obrador se multiplicaba y mi abuelo trabajaba muchas horas, sin embargo, esas horas no las cobraba en dinero, sino que de cada docena de los dulces navideños que se cocían en el horno le daban una pieza para él. Mi abuelo iba y venía en bicicleta, cada día. Salía de Alhama antes de amanecer, para elaborar el pan y volvía por la tarde.

De tantas historias que he escuchado sobre aquellos tiempos hay una que siempre recuerdo por estas fechas. Era el día de Nochebuena y, llegada la noche, mi abuela no tenía para darles de cenar a sus hijos nada más que naranjas. Pero ni siquiera una por cabeza. Repartió las que tenía entre los cinco y ella no cenó nada. No tenia hambre. Los niños se fueron a la cama con sólo unos gajos de naranja en el estómago.

Cuando llegó mi abuelo a casa, (ese día siempre llegaba más tarde porque los vecinos apuraban hasta ultima hora para cocer sus dulces caseros y algunos, los asados que les serviría de cena) estaba helado de frio, pero con una sonrisa preguntó por los críos y mi abuela le dijo que ya estaban durmiendo, que así por lo menos no sentían el hambre. Mi abuelo sacó entonces todo los que había ganado esa noche, que llevaba envuelto en un trapo, y lo puso encima de la mesa diciendo: Vamos a despertarlos. Mi abuela, enseguida dispuso las viandas para que las viesen los niños al levantarse: tortas de pascua, mantecados, tortas de naranja, rollos de vino… manjares que venían de familias menos pobres que habían ido a cocerlos al horno donde trabajaba su marido.

Así que, casi llegando a la madrugada, despertaron a sus hijos que se alegraron al ver toda la comida que había sobre la mesa y todos compartieron, unidos, lo que había traído el padre, fruto de su trabajo. Esa Nochebuena la recordarían siempre con una mezcla de alegría y de tristeza. Mi abuela en esa cena si tenía hambre y miraba, satisfecha, como comían sus hijos que volverían a dormirse, ahora con los estómagos llenos.

Esta historia familiar me conmueve cada vez que me viene a la memoria. Es una historia de posguerra, de escasez y de hambre que se repetía en muchos hogares humildes, hogares en los que las mujeres casi nunca tenían hambre.

Los hombres tenían que alimentarse para ir a trabajar, los niños para crecer y los ancianos para seguir viviendo; las mujeres hacían honor a ese dicho popular “se quitaban el pan de la boca para dárselo a sus hijos”. A esas mujeres mi reconocimiento y mi recuerdo emocionado. Ellas si estaban empoderadas, eran fuertes y resistieron una vida de dureza inimaginable hoy.

Esto saldrá publicado en Nochebuena de 2021 y, a pesar de la difícil situación por la que estamos pasando, no puedo dejar de recordar a aquellos hombres y mujeres, que vivieron en los años cuarenta, para quienes las Navidades eran frías y oscuras; con las mesas vacías y llenos de miedo; con tristeza en la mente y los cuerpos hambrientos. Por eso, a veces, me avergüenzo de quejarme (aunque tenga derecho).

 


 (Artículo publicado en el número 1.227 del periódico Infolínea)


22 dic 2021

¿QUÉ HA HECHO ELLA PARA MERECER ESTO?


Acababa de empezar el artículo de esta semana, contando en él una historia relacionada con las fechas pre-navideñas en las que estamos, cuando me he enterado de la muerte de Verónica Forqué y ya no he podido concentrarme en lo que estaba escribiendo. -Precisamente hacía unos días que había estado viendo la gala de los premios Forqué, premio cinematográfico creado en memoria del director y guionista José María Forqué, su padre-.

Miles de imágenes con ella de protagonista me vienen a la cabeza: películas, series, teatro. Esta actriz ha sido una de las grandes de nuestra escena, sobre todo en los años de “La movida” de la que fue una de las protagonistas. La Forqué tenía un carácter dulce, sereno y divertido que la diferenciaba de todas las demás.

Ha interpretado personajes carismáticos e inolvidables. Desde “¡Ay, Carmela!” junto a Juan Diego en Estudio 1, pasando por la entrañable Pepa de “Pepa y Pepe” hasta las diferentes figuras femeninas que encarnó en “Bajarse al moro”, “El año de las luces”,” La vida alegre” y tantas otras. Ha sido una de las actrices más premiadas de nuestro cine.

Su última película es de este mismo año y está por estrenar, Netflix la anuncia para el 24 de diciembre y se llama “A mil kilómetros de la Navidad”, título que parece augurar la triste despedida de Verónica cuando estamos a las puertas de esas fiestas.

En televisión, los seguidores del ultimo Master Chef hemos podido ver a la actriz muy deteriorada, tanto física como mentalmente, aunque seguía haciendo gala de su humor inteligente y de su ingenio. Yo puedo decir que este año he visto este programa por ella, aunque hubo momentos en que me parecía totalmente desprotegida mediáticamente hablando. Su situación llegó al extremo de tener que abandonar el concurso por problemas de salud “Mi cuerpo y el Universo me estaban diciendo: necesitas parar” dijo cuando se despidió y entregó el delantal con humor, enrollándolo al “estilo Mary Kondo”

Parece mentira que alguien que nos ha hecho reír a tanta gente haya terminado de una manera tan triste con tan sólo 66 años.

En una entrevista concedida a la revista “Blanco y Negro” en 1976 cuando tenía sólo 20 años, Verónica decía: “Tengo miedo a casi todo, sobre todo a la depresión y a la indecisión. A veces, cuando no se elegir me deprimo”. Y, al parecer, ha sido una depresión que venía padeciendo desde hace mucho años, la que la ha llevado a tomar la fatal decisión.

He vuelto a ver sus últimas entrevistas en “La resistencia”, “Late Motiv” “El Intermedio” y en todas ellas aparecía una persona llena de vida y de un brillante sentido del humor que para nada hacía sospechar el pequeño infierno en el que vivía.

Su muerte ha vuelto a ponernos ante los ojos la importancia de la salud mental, y la carga de prejuicios y estigma que lleva consigo. Las enfermedades mentales se llevan ocultas como si de algo vergonzoso se tratase, en vez de darle el lugar y la importancia que tienen.

Últimamente y a raíz de publicaciones como “Por si las voces vuelven” del conocido periodista Ángel Martin, y declaraciones de otros personajes conocidos hablando de sus problemas mentales, ha surgido una especie de “me too” relacionado con la salud mental. Las medidas que, desde el gobierno se están planteando esperemos que sean de ayuda para hacer cara a esta realidad social que ha estado tapada y que tanto la pandemia como el insano modo de vida que llevamos han dejado al descubierto.

 

 (Artículo publicado en el número 1.226 del periódico Infolínea)

 

 

17 dic 2021

POR MI Y POR TODOS MIS COMPAÑEROS.

                                                       

El miércoles de la semana pasada, me puse la tercera dosis de la vacuna contra el covid19. Es la primera vez que he ido a una vacunación masiva, la franja de edad iba de los 60 a los 70 años de edad. En las personas que estábamos allí, se notaba una cierta incomodidad. “Hacen con nosotros lo que quieren” “De algo hay que morir”, me daba la impresión de que muchos no iban convencidos del todo.

Cuando estábamos en pleno auge de la pandemia y los muertos se contaban por cientos, cada día. Cuando se anhelaba una vacuna más que nada, en todo el mundo, nunca se me ocurrió pensar que, una vez que la tuviésemos, habría gente que se negaría a ponérsela. Muchos de quienes ponían el grito en el cielo porque no había remedio para algo tan desconocido, ahora dicen que el remedio ha venido demasiado pronto.

“El ser humano es raro, lo dicen los expertos, por un lado, tan simples, por otro tan complejos…” Los Cucas.

 ¿Imagináis que quienes sufrieron la Gripe Española (si hubiesen tenido los avances actuales) habrían dicho: “ no, no quiero protegerme, parece que esto es un plan para que pasemos por el aro..”? o a los infectados de tuberculosis del sanatorio de Sierra  Espuña negándose a recibir antibióticos

Ahora vivimos una sociedad lo suficientemente avanzada para que, en un tiempo récord, se hayan podido crear varias vacunas contra la pandemia que aún asola gran parte del mundo. A mi me parece de una tremenda insolidaridad y de una gran soberbia, despreciar un bien que no sólo nos protege a nosotros sino a todos los demás. Cuando, además, se nos procura el beneficio de forma gratuita.

La mayoría de países de África no tienen acceso a vacunarse. 51 países no han llegado aún al 10% de personas vacunadas. Sin contar que hay lugares de los que ni siquiera hay datos. El otro día escuché a un experto decir que la tercera dosis, en los países avanzados, podría llamarse la dosis del egoísmo, cuando quedan tantos millones de personas en el mundo sin poder vacunarse. “La OMS pide a los países ricos donar más dosis a los países pobres antes de vacunar a poblaciones menos vulnerables”.

Los virus utilizan seres que no están inmunizados para poder evolucionar e ir cambiando, es por eso la necesidad de que todo el mundo esté vacunado.

¡Qué paradoja! En los países ricos hay gente que no quiere vacunarse y en los pobres ni siquiera pueden elegir.

A quienes decían el miércoles pasado “de algo hay que morir” yo les diría que al contrario “de algo hay que vivir” y si lo tenemos a nuestro alcance debemos utilizarlo, por solidaridad y responsabilidad.

 




9 dic 2021

ALMUDENA

                                               

Desde el sábado llevo preguntándome porqué la muerte de una escritora, a quien sólo conocía a través de sus libros, me ha entristecido tanto. No he encontrado la respuesta hasta que he leído las palabras que de ella ha dicho la cantante Ana Belén, “Cada una de sus novelas pensaba que las había escrito para mí”. Eso mismo es lo que yo sentía cada vez que leía algo suyo, que parecían pensamientos míos escritos por otra persona. En cada una de sus obras había un personaje (o varios) con quien me identificaba.

Ese era el poder que Almudena tenía con las palabras, conseguir formar parte de la historia y la memoria de quienes la leían. El primer libro suyo que leí fue “El corazón helado” y esa historia de las dos Españas que cantaba Machado, una de las cuales te helaría el corazón, hizo que Almudena Grandes se convirtiese, desde ese momento, en mi autora preferida. La persona iba a la par que la escritora, comprometida con la memoria de nuestro país y con la verdad de la historia.

Su muerte ha conmovido a todo el mundo de la cultura. Se ha ido dejando inconclusa sus obra “Episodios de una guerra Interminable” iniciados con la maravillosa “Inés y la alegría” a la que siguió “El lector de Julio Verne”, “Las tres bodas de Manolita”, “Los pacientes del doctor García” y “La madre de Frankenstein” que ha sido la última publicada. Quedaba pendiente “Mariano en el Bidasoa”, con la que habría acabado la serie de novelas, que ella llamó episodios a la manera de su admirado Pérez Galdós.

Lo que más me gustaba de esta escritora era la capacidad que tenía para hacerse entender por todo el mundo usando las palabras, su literatura culta y extraordinaria calaba en la sensibilidad y el entendimiento de quien la leía.  Con su inesperada muerte, sus lectores (admiradores), nos sentimos un poco abandonados y un poco huérfanos también. Nos quedan sus libros, nos queda su recuerdo y su ejemplo de mujer que amaba la vida por encima de todo, fue su compromiso con la vida lo que la llevó a escribir algunos de los libros mas hermosos de nuestra reciente literatura.

Ayer vi el entierro al que asistieron cientos de personas con un libro suyo entre las manos. Allí estaban miembros del gobierno como el presidente, la ministra de trabajo, el ministro de cultura, la ministra de igualdad, la ministra de hacienda…Gente del mundo de la cultura como Sabina, Pedro Almodóvar, Ana Belén, Víctor Manuel, Luis Landero, el Padre Ángel….También hubo significadas ausencias que no voy ni a nombrar. Casi todos lo medios de comunicación han dedicado tiempo, durante estos días, a recordar la figura de Almudena como escritora y como persona. Las redes sociales se han llenado de amor y agradecimiento hacia ella.

El escritor Benjamín Prado ha dicho esto de Almudena Grandes: “Almudena era un ser invulnerable, la madre de todo el mundo…….ha criado a los hijos de todos los amigos, nos ha dado de comer a todos…….tenía tantas ganas de vivir que, a los que la amábamos, nos parece injusto que se haya ido tan pronto…”

Juan Cruz hablaba así de ella en la radio: “…enamorada, de la literatura, de sus hijos, de Luis, de la causa que marcó su vida que era capaz de contar la vida de los perdedores de la guerra y de la burla que se hizo de ellos, a pesar de la Memoria Histórica”

Me despido de Almudena Grandes, con la tristeza que aún me aqueja, prometiendo volver a leer “El corazón helado” para reconfortarme con la calidez de sus palabras en estos días en los que España se ha quedado un poco mas desangelada sin su presencia.



(Artículo publicado en el número 1.224 del periódico Infolínea)

3 dic 2021

VIOLENCIAS. SIGLO XXI

 


El mes de noviembre viene señalado, a nivel de concienciación social, por la llamada violencia de género. Cualquier mujer u hombre que se precie, se manifiesta en contra de la violencia ejercida contra las mujeres. Queda bien, es lo que toca decir, pero ¿es la realidad?. Posiblemente las personas de cierta edad seamos más conscientes y escépticas respecto a lo que significa esa violencia y sus causas.  

En muchos actos relacionados con el tema veo como chicos y chicas defienden la igualdad y critican la violencia. Me gusta pensar que las palabras no se quedan en el papel que sostienen sus manos.

La curiosidad y el interés por la adolescencia y la infancia (en esas edades es donde todo se siembra), me llevó a ver el otro día una serie documental sobre un ídolo de la canción actual que triunfa entre el público mayoritariamente femenino. No voy a decir su nombre, pero a lo mejor os suenan sus letras.

Me quedé sorprendida y, porque no decirlo, un poco asustada.

“Tengo una debilidad, ver tu nombre en mi pantalla cada vez que me llamas. Tengo la necesidad de dormir con otras porque no estás en mi cama…” “..ella es una diabla y to el mundo lo sabe, yo conozco su cuerpo y sus puntos clave, cuando estamos en la cama es como una nave, mientras yo se lo hago quiere que la grabe….” “…ella me dice que la pase a buscar porque su novio la trata muy mal. La chamaquita quiere bailar y yo que estoy muy loco me la voy a robar…” “..en la cama te prefiero sin pijama. Ponte sexy y linda que esta noche hay foto y fama, flash p’a publicarte, que sufran esas bichas que no pueden igualarte…”

Os aseguro que he escogido las frases más suaves de sus canciones, algunas de las cuales tienen nombres como “Mala” o “Zorra”. Muchas de sus actuaciones son compartidas con otros y otras cantantes (de ambos sexos) de fama reconocida y todas llevan coreografía femenina.

Son cantantes que venden y mucho, apoyados por poderosas discográficas que los hacen triunfar internacionalmente. Casi siempre dicen tener origen humilde y ahora van en cochazos y visten un look hortera de superlujo, presumen de no ser buenos escribiendo y de su escasa cultura, pero sí que saben conectar con la calle por muy sorprendente que esto parezca.

No, yo no censuraría estas letras de auténtico mal gusto en todos los sentidos, lo que me asusta es que quienes compran esa música y asisten a esos conciertos sean en una gran mayoría chicas, casi niñas, que se identifican con las palabras que sueltan estos “artistas” y tienen como referentes a quienes proclaman este tipo de comportamiento sexual.

Muchas veces lo digo, los jóvenes actuales han sido educados en colegios democráticos, con acceso a una información sexual medianamente igualitaria. Jóvenes conscientes de lo que significa el maltrato. (Desde la Ley Orgánica 1/2004, de 28 de diciembre, de Medidas de Protección Integral Contra la Violencia de Género, se incorpora a la Educación secundaria la Educación sobre Igualdad entre Hombres y Mujeres y contra la Violencia de Género.)

Entonces, me pregunto: ¿Qué no se está haciendo o qué se está haciendo mal?.

 

  (Artículo publicado en el número 1.223 del periódico Infolínea)