16 jul 2020

ATOLONDRADOS




Hace unos días acompañé a mi madre en una de sus primeras salidas por nuestro pueblo después de finalizar el estado de alarma. Tras visitar dos o tres comercios, me dijo “parece que todo el mundo va atolondrado”. Me di cuenta de que no había mejor definición para describir las diversas situaciones que vivimos; personas que, tras las mascarillas, vamos desconcentradas, aturdidas, confusas, a veces malhumoradas, que no acabamos de hacer pie en estas aguas todavía desconocidas.



Desde ese momento la palabra atolondrados me asalta de vez en cuando. Me gustaría que fuese solo la sensación pasajera consecuencia de una situación estresante que se va alargando en el tiempo, pero, con demasiada frecuencia, soy testigo de opiniones y palabras que me producen, si no miedo, si alarma.

Dicen que de las grandes crisis surgen las grandes oportunidades, la crisis que se avecina será de considerables dimensiones y, en vez de mirar al futuro buscando el consenso en lo común, que sería lo que nos pondría cerca de la oportunidad, para replantearnos, como sociedad, todos los errores que estábamos cometiendo y que un virus ha dejado al descubierto, en vez de eso, vamos buscando el fallo en el otro.

Yo no sabía que había tanta gente enterada y capaz de atajar un desastre de las dimensiones del que esta viviendo el mundo entero, son los mismos que se dedican a buscar culpables: culpable el presidente de gobierno, el ministro Illa, el científico Simón, el coletas, los chinos, el 8M…Hay una especie de catecismo del coronavirus con consignas y manidos lugares comunes que muchos repiten sin un ápice de reflexión.

Es difícil en estos días mantener una charla libre de crispación, siempre hay quien saca a pasear el odio y la sinrazón con la ausencia total de un discurso mínimamente elaborado. Si se ven contra las cuerdas pueden, incluso, aparecer las teorías de la conspiración que convierten el panorama en algo aún más delirante.

Hace mucho que entendí que hacer política no es decir “o se hace lo que pone en el programa de mi partido o nada”. Hacer política es trabajar para conseguir lo máximo, en consenso con los demás y por el bien de la mayoría.
Por ello creo que ha sido una suerte que toda esta maldita situación haya tenido al frente a un equipo de gobierno como el que tenemos. Los hemos visto sufrir y a veces encogerse por el inmenso peso de responsabilidad que les caía encima. A mi me han hecho sentir que se preocupaban de todos nosotros y que se ocupaban en hacer lo humanamente posible para que todo transcurriese de la manera menos dolorosa.

Un gobierno recién estrenado se dio de bruces con una pandemia mundial sin precedentes. Habrá cometido errores, no lo dudo, es lo lógico cuando se tiene que luchar contra algo desconocido. Pero, a la vez, y mientras la pandemia nos dejaba a todos fuera de juego, se han ido tomando decisiones, mediante el dialogo social, que dejan a los trabajadores más protegidos ante el feroz embate del coronavirus: subida del salario mínimo, medidas de protección de empleo, pacto por la reactivación económica…


"Depende" Pau Donés/ Jarabe de Palo

Estoy segura, viendo cómo actúan algunos, que estas medidas jamás se hubiesen tomado con un gobierno de otro signo. Creo que los trabajadores, la gente de a pie, la gente de la calle estamos mucho más protegidos con este gobierno de coalición, hay alianzas que dan frutos más dulces que otras.

Sin embargo, por desgracia, seguiremos escuchando y actuando atolondradamente, sin mirar más allá, quedándonos en la superficie, en la crispación, la irreflexión y la insensatez.

(Publicado en Infolinea 1.163)

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