13 mar 2020

UN SISTEMA EN CUARENTENA ( Escritos desde el aislamiento I)



No me gusta ir a comprar, donde menos a los supermercados. Por eso desde hace ya bastantes años hago la compra por Internet, es un recurso fácil y te llevan la compra a casa.
El miércoles recibí el pedido de este mes, faltaba la carne, el papel higiénico, alguna fruta y verdura. El chico me dijo que habían empezado a faltar cosas. Yo no le di mayor importancia y pensé que somos un poco exagerados.


Esta mañana, después de ver los líos que se están formando en todos los supermercados, con el desabastecimiento de algunas cosas, he ido (a primera hora) para comprar lo que no me trajeron el otro día.
Al entrar, me ha impresionado ver el recinto completamente lleno de gente, cargada de carros hasta los topes, y las estanterías vacías. Mujeres que compraban con culpabilidad y dando explicaciones que nadie les pedía, justificando el que compraran esto o lo otro. Lo del metro de distancia entre uno y otro, inimaginable. Me he comenzado a agobiar

Una bandeja de lomo, dos bolsas de ensalada, papel higiénico y una bolsa de naranjas ha sido la compra que he traído a casa, junto con un estado de ansiedad considerable.

Luego he ido a la librería, si hay que hacer cuarentena habrá que procurarse alimento de todas las clases. Mientras que me atendía el librero, hemos hablado de la situación que nos desborda. En eso que un hombre que había allí ha dicho “toda la culpa de lo que está pasando la tienen los putos chinos, que sólo comen mierda..”, podía haberme callado, pero no lo he hecho, sólo le he dicho que para decir una cosa con esa contundencia primero debería estar informado y que lo que acababa de decir era mentira. No me ha rechistado. El librero ha dicho no puede ser que agravemos esto con discursos xenófobos, el hombre en cuestión se ha ido.

Al volver de nuevo a casa veo en televisión playas llenas de gente, soleadas terrazas a reventar y autovías repletas de coches que salen de fin de semana. Mientras que los ciudadanos de las zonas con menos casos contagiados tratan a los de otras regiones como leprosos.
¿Estamos locos, o qué?

El COVID 19, ha viralizado el miedo y ha actuado como ese velo que, al caer, deja al descubierto todas las vergüenzas.
De las personas: Comportamientos insolidarios y egoístas. Consumo exagerado de cosas no necesarias. Miedo a lo que no se conoce. Frivolidad y falta de conocimiento ante una situación grave. Superioridad de quienes piensan que esto no va con ellos. Falta de conciencia y responsabilidad ciudadana. La dificultad de divertirse sin consumir fuera de casa. Culpar de todo a otros sin asumir ni una pizca de responsabilidad.
Del sistema: recursos sanitarios públicos insuficientes, falta de ayudas a familias. Los colectivos en riesgo se quedan sin asistencia. Con el cierre de colegios los niños quedan solos en casa ya que los padres trabajan y no funciona un buen sistema de conciliación. Los trabajos más precarios sufren mayor peligro.

"El Principito" Buen libro para leer con los hijos
Claro que, también hemos podido comprobar como personas ejercen su responsabilidad, que comprenden que la adversidad nos puede sorprender en cualquier momento, que se quedan en casa al volver del trabajo, jugando con sus hijos, leyendo, estudiando, viendo una película o cualquier programa de tv.


"Parásitos" ideal para una cuarentena del sistema capitalista

-Y estamos viendo a los profesionales de la medicina pública que, ahora más que nunca, están demostrando su ejemplaridad, arriesgando todo, en un terreno precarizado por los recortes sanitarios. Haciendo heroicidades sin apenas descanso. Gracias.-

Me gustaría tener a una clase política que ante circunstancias excepcionales como la que estamos viviendo, se siga poniendo de acuerdo en gobernar bien para que todos salgamos lo menos perjudicados posible. No es hora de protagonismos ni de críticas, es la hora de arrimar todos el hombro. y, quizás mañana, sea la hora de revisar este sistema en el que nos sentíamos tan seguros y llenos que nunca vimos el agujero.

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