Lo que se está viviendo en el Mundo
es algo tan desconocido que nos ha pillado a contrapelo a todos. No tenemos
referencias de algo parecido, para echar mano de ellas. Países de diversos
signos políticos actúan con la misma extrañeza ante lo que se nos ha venido
encima.
A la misma vez por todos lados
aparecen “expertos en pandemias” que parecen saber lo que se debería o no se
debería haber hecho. Que tienen la certeza de conocer las causas y los culpables.
De certezas no me gusta hablar,
más aún tratándose de un asunto como este que considero debe hacerse con el
máximo rigor y respeto.
Pero, además, son momentos de
actuar con lealtad a las instituciones por pura responsabilidad. En la historia
mundial reciente, no se recuerda un momento tan crucial y grave como el que
estamos viviendo, ante eso, ahora no toca esgrimir colores, ni hablar de los
tuyos o los míos. No es hora de banderas ni ideologías, es la hora de la gente,
de las personas.
Sinceramente, a mí me da igual qué
empresa fabrica las mascarillas o los geles, me da igual qué empresa de qué
gobierno sea la primera que consiga la vacuna, me dan igual muchas cosas que,
ahora, no considero importantes; lo importante es que tengamos todo lo que
sanitariamente se necesita y en el menor tiempo posible.
El tiempo es crucial. Es el
tiempo de que todos vayamos por el mismo camino, el de la vida. Y es que, al
fin y al cabo, es de lo que se trata, de algo tan sencillo y tan terrible como
vivir o morir.
Elegir la vida, en estos
momentos, es apoyar a las leyes y autoridades para que gestionen la crisis
desde el apoyo incondicional a los Servicios Públicos. Elegir la vida es
quedarse en casa. Elegir la vida es confiar en los servidores públicos y
sentirnos protegidos por ellos.
Si de algo va a servir este
cataclismo mundial es para poner en evidencia lo necesario que es lo Público,
eso que tanto hemos venido descuidando durante tantos años. En nuestro país
hemos llegado a presumir de tener la mejor sanidad pública de toda Europa. El
azote del COVID-19 nos ha pillado con un sistema sanitario público en proceso
de desmantelamiento mientras que la sanidad privada, que se ha visto favorecida
durante los últimos años de forma impúdica desde el poder, no hace nada.
El Estado debe estar al mando y
cuando esto pase, tendrá que tomar medidas. Medidas de apoyo y restauración de
los servicios públicos, los únicos que, en estos días, están sirviendo a las
necesidades de las personas. Y se deberá de actuar ante quienes, en plena
crisis sanitaria y humanitaria, se lucran o esparcen mentiras con la intención
de sacar rédito del sufrimiento ajeno.
Como he dicho anteriormente se
trata de vivir o morir y hay a quienes, la muerte, les atrae de poderosa
manera.
"Volveremos a brindar"
Este artículo de opinión fue publicado en la segunda edición digital del periódico Infolínea. 28/marzo/2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario