tráiganme todas las manos
los negros, sus manos negras
los blancos sus blancas manos.
Una muralla que vaya
desde la playa hasta el monte
desde el monte hasta la playa
allá por el horizonte.
tun, tun, ¿quien es?
la paloma y el laurel
Abre la muralla
tun, tun ¿quien es?
el alacrán y el ciempies
cierra la muralla...". La muralla. Nicolás Guillén
Hoy, 22 de marzo, domingo.
Llevamos ya una semana de cuarentena. Esta mañana me ha despertado el silencio.
Desde que empezó este periodo de aislamiento, cada día, aún antes de
levantarme, escuchaba el sonido de los obreros de una construcción cercana, hoy
ni eso. El día amanecía nublado y hasta los pájaros callaban, recogidos en sus
nidos.
El silencio es a veces atronador,
eso es lo que ha hecho que hoy, me despierte sobresaltada.
Sólo hace una semana que todo
cambió.
A veces, en el trabajo, con los
agobios, las prisas, los problemas, echábamos de menos los días de vacaciones,
“no pienso hacer nada, sólo leer o ver películas”. Esto pensábamos también con
el inicio de esta situación. Íbamos a leer todo lo atrasado, a escribir lo que
nunca habías tenido tiempo, veríamos maratones de series, ¡que bien, a la
fuerza me tengo que quedar en casa!
Conforme van pasando los días,
estos se van llenando de inquietud. Te das cuenta de que no has sido capaz de
leer un libro completo, algún capítulo que otro, volviendo atrás cuando te ves
que has perdido el hilo. Con las película y series, tres cuartos de lo mismo.
Creo que sólo la música y la
poesía ha puesto algo de color y de cordura en esta extraña primavera. La buena
gente y los artistas han llenado las redes de palabras y canciones.
"Todo pasará" El Kanka
Por eso me doy cuenta de que cada
capitulo de un libro que consigo leer, cada canción que tarareo, o si consigo
ver una película entera, son pequeñas batallas que voy ganando.
En estos momentos es muy tentador
dejarse llevar por la desesperanza, la rabia y el miedo, lo visceral es más
fácil, te desahoga. Y posiblemente no sea malo, a ratos (no están las cosas para muchas alegrías), pero no siempre.
Mi decisión ante lo que nos ha
tocado vivir, es apartar de mi camino cualquier iniciativa, persona, comentario,
perfil de redes sociales etc. que propague el odio o la información tóxica que aliente el temor de la gente. Nunca hubo un momento en
que fuese más necesario estar unidos, dejando atrás diferencias inútiles, que
el que vivimos actualmente.
Hace un tiempo hice limpieza en mis redes sociales, de esa gente que no es capaz de criticar constructivamente. En los próximos días volveré a hacerlo. No me compensa entrar en Internet y encontrarme con el odio.
"Vientos del pueblo" en un momento en que debemos demostrar valentía
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