Cuando escribo esto faltan menos
de 24 horas para conocer los resultados electorales en la Comunidad de Madrid.
El retroceso de la pandemia y la importancia de los comicios madrileños que, a
pesar de ser autonómicos, afectan a todo el país, se han convertido en el pan
nuestro de cada día. Aparentemente el Covid 19 está a punto de pasar a la
historia. Para el mes de julio se espera que esté vacunada un 70% de la
población española. El caso es que nuestro mundo va recobrando la normalidad:
celebraciones, elecciones, vuelta a las clases presenciales. Parece que todo
vuelve a ser como era hace año y medio.
Pero hay noticias demasiado
inquietantes, que afectan al mundo entero, sobre las que pasamos de puntillas.
Entiendo que es necesario mirar hacia adelante pero también hacia atrás y a
nuestro alrededor.
Lo que está ocurriendo en la India,
segundo país más poblado del mundo (que está en el mismo planeta que nosotros),
pone los pelos de punta. 400.000 nuevos casos y más de 3500 muertes diarias
durante la última semana de abril, que se dice pronto. Los crematorios no dan
abasto y las piras funerarias invaden las calles. Las autoridades de Nueva
Delhi han autorizado la tala de árboles de los parques para abastecer los
crematorios. Familiares de personas contagiadas, claman pidiendo ayuda a través
de las redes sociales, gente pidiendo oxígeno, medicinas y camas de UCI. “Las personas
no reciben oxigeno y mueren como animales” (BBC). Además, es muy probable que
todas estas cifras estén por debajo de la realidad
¡No hay que preocuparse, la India
está tan lejos! Además, son sus costumbres, eso de bañarse en el Ganges todos
revueltos y lo de quemar a los muertos en piras funerarias. Aquí somos de otra
manera. Sin darnos cuenta estamos volviendo a pensar que son cosas que nunca
nos pasarán a nosotros, que somos mucho más limpios y, sobre todo, más
civilizados. No hemos aprendido nada. Estamos conectados. Somos parte de la
misma Tierra. Como consecuencia de ser un mundo económicamente globalizado, la
infección se mueve de un sitio a otro, más aún cuando estamos hablando de una país
cuya diáspora es de las mayores del mundo. La pandemia nos ha mostrado que el
problema de un país es un problema de todos. Nadie estará a salvo hasta que
todos lo estemos.
“..Ningún hombre es una isla por
sí mismo. Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo. Si el
mar se lleva una porción de tierra, toda Europa quedará disminuida, como si
fuera un promontorio, o la casa de tus amigos, o la tuya propia..” (John Donne)
-Paradójicamente en la India
están una gran parte de los laboratorios productores de vacunas, en ellos se
elaboran el 60% de las vacunas de todo el mundo (cosas de la globalización)-
Otra noticia para tener en
cuenta: Israel es el país con la tasa de vacunación más alta del mundo, sin
embargo y a pesar de ser su responsabilidad, hasta ahora no han vacunado a los
palestinos de las zonas ocupadas de Gaza y Cisjordania. Las presiones de
organismos internacionales han forzado la vacunación, aunque hasta ahora sólo
se lleva a cabo con los palestinos que tienen permiso de trabajo, quienes
cruzan todos los días las fronteras desde los territorios ocupados.
“Ninguna persona es una isla; la
muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la Humanidad;
por eso nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti” (John
Donne)
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