El 20 de febrero de 1981 se abrió
en Alhama un local diferente que a los jóvenes de entonces nos supuso un
refugio, casi un hogar, en el que coincidir con nuestros iguales y en el que se
podía hablar de todo lo que nos interesaba, por aquellos años eran muchas
cosas. Como bien recuerda Damián Sánchez, el alhameño que puso en marcha el
“Café Bar Los Olmos”, tres días después de su abertura se produjo el golpe de
Estado 23F.
La juventud comprometida de esos
momentos, de diversas tendencias ideológicas que iban desde los moderados a los
más radicales pero también quienes simplemente querían que las cosas cambiasen,
se daba cita, casi a diario en este lugar.
El entorno era moderno y
sumamente acogedor, con toques sofisticados, como aquella manera de tener las
copas, colgando encima de la barra. Entrar allí era pasar a una especie de realismo
mágico, con su mobiliario de bambú y en cada mesa una flor o una planta. En el
techo, del que colgaba una red de pesca, revoloteaban aves sueltas que iban
picoteando de un lado para otro en los comederos que tenían dispuestos.
Dividiendo el salón había dos enormes acuarios con infinidad de peces. Las
paredes aparecían vestidas de la nutrida colección de minerales que su dueño cuidaba
como un tesoro.
A veces los minerales se tapaban
para poder disfrutar de las muchas exposiciones de pintores alhameños que allí
se podían ver. Era también local de recitales de poesía y actuaciones musicales
en directo, por el pasaron grupos locales como Malvariche que hizo allí una de
sus primeras actuaciones.
Los Olmos fue el lugar dónde una
nueva generación encontró su sitio y tuvo la posibilidad de acceder a una
cultura por descubrir. Allí surgieron algunas de las peñas de la feria, se
vivía el carnaval y los Mayos (fiesta rescatada en 1981), se ponía en valor
todo lo relacionado con nuestro pueblo y con la Democracia recién estrenada.
La nueva clase política, surgida
tras las primeras elecciones municipales, también frecuentaba este local, era
habitual que tras los plenos del ayuntamiento, concejales de cualquier signo se
encontrasen allí para tomar una copa y debatir amigablemente sobre el pleno
recién celebrado, cosa casi impensable en esta época.
Las tertulias con amigos en Los
Olmos podían alargarse durante horas, hasta bien entrada la noche/madrugada
mientras, de fondo, sonaba la mejor música: Aute, La Mandrágora, Pablo
Guerrero, Mercedes Sosa, Víctor Jara, Pink Floyd, Leonard Cohen, Joan Báez etc. Las cervezas, el pasto seco, a veces
Damián nos ofrecía algún queso diferente a los que conocíamos y, para rematar,
casi siempre caía algún trozo de la tarta de chocolate que hacía Ginesa, una
delicia.
Este establecimiento ha ido cambiando con los años, otros hombres y mujeres han sido sus dueños hasta el día de hoy y cada uno le ha ido dando su toque personal. Me sigue gustando ir de vez en cuando pero siempre echaré de menos aquel sitio donde sólo había una red, donde volaban los pájaros, donde dábamos Gracias a la Vida.
"Nos ocupamos del mar", canción de Alberto Pérez interpretada por "La Mandrágora" 1981
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