17 oct 2023

ALTA VELOCIDAD


Hace unos días viajé en el AVE por primera vez. El tren siempre me ha gustado como medio de transporte pero esto es diferente.

En el AVE la dimensión tiempo cambia y el viaje que antes duraba cuatro horas o más, ahora sólo dura dos horas y media. Salí de Murcia a las dos del mediodía y a las cuatro y media ya estaba en Madrid.

Esto, unido a la mayor amplitud de los vagones (aún yendo en segunda clase) hace que el viaje sea mucho más cómodo. Hay conexión a Internet y enchufes para poder cargar el móvil. Aparentemente todo son ventajas ¿o no?.

Ahora disfruto menos del viaje, esas casi cinco horas que tardaban los trenes antiguos se convertían en un paréntesis lo suficientemente largo para desconectar mientras te dejabas llevar. Leer un libro, escuchar música mientras disfrutaba del paisaje que cambiaba según iba avanzando o dependiendo de la estación del año, podías dormir, tomar un te, escribir… echo de menos esto aunque ahora llegue más descansada.

Este diferente modo de viajar en tren va más acorde con la vida actual en la que cada vez, hay menos tiempo para reflexionar o simplemente para dejar que los pensamientos desconecten del estrés diario. La excesiva velocidad hace que el paisaje apenas lo disfrute, además hay bastantes tramos soterrados. Tampoco soy capaz de leer ni escribir, es como si el tiempo se me escapase y no diese para mucho. Aprovecho para escuchar algún programa de radio.

Sin duda lo más reconfortante del trayecto es cuando, llegando a la primera parada, los altavoces anuncian: Próxima parada “Orihuela-Miguel Hernández “ y en la última, llegando a Madrid: Próxima parada “Madrid Chamartín-Clara Campoamor”, la otra estación madrileña es “Madrid puerta de Atocha-Almudena Grandes”.

Estos detalles, aunque pequeños, me hacen seguir creyendo en esa rendija por donde se cuela la luz.

Miguel Hernández- Serrat



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