8 nov 2019

EL GUSTO Y EL DISGUSTO (Como norma de elección)





“El gusto y el disgusto como norma de elección, siempre es un fracaso” esta frase la repetía, con frecuencia, un amigo, Pedro Sánchez González.
En días de reflexión pre-electoral, la recuerdo.







Desde que tengo edad y posibilidad de votar, las del próximo domingo son, sin duda, las elecciones más difíciles para mí y, reconozco que ha habido momentos (breves) en los que incluso me he planteado no acudir a las urnas. A esta situación me ha llevado una decepción tras otra, con los partidos de izquierda y su aparente incapacidad para llegar a acuerdos, para hacer política.

La derecha funciona siempre como un solo hombre, al son que les marcan sus cabezas visibles y, como Dorian Grey, es capaz de pactar con quien haga falta (siempre que económicamente le sea rentable).

Los partidos llamados de izquierdas, por el contrario, pueden estar “in aeternum” buscando los tres pies al gato, enredándose en los debates más peregrinos antes de llegar a acuerdos que no menoscaben su malentendida dignidad. Los enfrentamientos personales han tomado el protagonismo que deberían de tener las propuestas y programas, dando la triste imagen de una izquierda dividida.

No me gusta ninguno de los líderes que la izquierda (la derecha ni la pienso) tiene actualmente y, aquí es donde la frase de mi amigo me hace reaccionar “el gusto y el disgusto como norma de elección, siempre es un fracaso”, me doy cuenta de que no es cuestión de gustos ni de disgustos lo de decidir quién nos va a gobernar.
El asunto no es votar a quien nos caiga bien, o dejar de votar a quien nos caiga mal. Lo importante es: qué hay detrás de cada uno de los candidatos que se presentan, cual es su programa, que van a ser capaces de hacer y sobre todo a que van a ser capaces de renunciar.

Más allá de Falcons o chalés; de coletas o corbatas; de Instagram, Twitter o llamada a domicilio; de si uno es más guapo o más feo; si tiene un discurso más o menos florido, ir más allá de si nos gusta o nos disgusta.

Sigo pensando que son unas elecciones complicadas, pero, precisamente por eso, es imprescindible votar y votar, sobre todo, para que en ningún momento alguien llegue a pensar que hacerlo no es necesario.

Os dejo las palabras, muy serias, que ha dicho un cómico, Ignatius Farray.


“..uno no se mete en política para ser fiel a sus principios, para eso te quedas en casa a escribir un libro. Uno se mete en política para renunciar a tus principios, si eso significa conseguir un bien común mayor. Cada uno está muy orgulloso de sus pensamientos, pero para eso no se va a la política. Si quiero saber lo que es la verdadera izquierda, me voy a una biblioteca, hay mucha bibliografía sobre el tema. Yo no le pido a un político que me enseñe lo que es la verdadera izquierda, le pido que renuncie a sus principios por un bien mayor”

" También será posible, que esa hermosa mañana, ni tu ni yo ni el otro, la lleguemos a ver, pero habrá que forjarla para que pueda ser" "Canto a la Libertad"






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