Según sus biógrafos, los pensamientos eran las flores preferidas de Rosalía de Castro, quizás, sin saberlo, se identificaba con esas flores pequeñas y frágiles capaces de resistir el azote del tiempo |
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la escarcha el prado
Hay canas en mi cabeza, hay en los prados escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se apaga
Y la perenne frescura de los campos y las almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de mis sueños,
Sin ellos, ¿como admiraros ni cómo vivir sin ellos?" ("dicen que no hablan las plantas"
Conocí la obra de esta escritora, superficialmente en el instituto y, mas profundamente a través de Amancio Prada. La melancolía y tristeza de sus letras casaban muy bien con la dulce voz del cantor gallego.
"A xusticia pola man" uno de los poemas mas estremecedores de Rosalía de Castro.
Esa melancolía tiene posiblemente, su origen en los primeros años de su infancia. Nació un 24 de febrero de 1837, fruto de la relación entre una mujer soltera y un sacerdote, lo que en aquella época significaba el estigma de por vida.
La madre, a pesar de pertenecer a una familia pudiente, no se hizo cargo de la niña, el padre, como era natural, tampoco, por esto fue inscrita en su partida de nacimiento como "hija de padres incógnitos", aunque no llegó a pasar por la inclusa gracias que unas tias paternas se ocuparon de ella.
La madre, a pesar de pertenecer a una familia pudiente, no se hizo cargo de la niña, el padre, como era natural, tampoco, por esto fue inscrita en su partida de nacimiento como "hija de padres incógnitos", aunque no llegó a pasar por la inclusa gracias que unas tias paternas se ocuparon de ella.
A la edad de diez años fue reclamada por su madre con la intención de que obtuviese una mínima formación que se limitó al aprendizaje del francés, pintura, música y teatro disciplinas habituales entre las señoritas de clase media. La relación con su madre fue muy intensa hasta la muerte de ella.
Cierto sentimiento de vergüenza y de desamparo acompañó a Rosalía a lo largo de su vida.
"La risa y el sarcasmo por doquiera
que fuera yo mi corazón palpaba,
y doquiera también que me escondiera,
¡Ay! la risa sardónica encontraba" (Fragmentos)
“Infelices expósitos, infelices los que,
abandonados a la caridad pública, desde el momento en que vienen a la vida,
vagan después por la tierra, sin abrigo y sin nombre. Pobres desheredados de
las caricias maternales y de todo cuanto puede dar felicidad al hombre en este
valle de dolor, infelices, de ellos es el pan de las lágrimas y de ellos la
soledad y el abandono” (La hija del mar).
Se nos muestra, además, como una mujer depresiva y taciturna, en un estado de continua aflicción. Acuciada siempre por el miedo a la felicidad, pensaba que cualquier momento de alegría tendría, posteriormente, fatales consecuencias. Por ello, a pesar de ser una persona combativa y de sólidas ideas, algo le impedía ser feliz.
"Negra sombra"
Cuando comenzó a escribir novelas, dio las siguientes razones "Lo hago porque, todavía, no se les está permitido a las mujeres escribir sobre lo que saben y sobre lo que sienten", incidiendo en el Saber, algo no bien visto en las mujeres de la época a quienes se conminaba solamente a expresar sus emociones y sentimientos.
Muy Joven se casó con Manuel
Murguia con quien tuvo siete hijos, este intelectual gallego siempre la animó a escribir ya que supo
reconocer su valía, pero eso sí, debía de hacerlo con discreción, sin alardear y si descuidar su
tarea principal que era la del hogar y el cuidado de los hijos.
Así se expresaba Manuel en uno
de sus escritos refiriéndose a las mujeres: “por más que la comparación sea
vulgar, siempre se dirá de la mujer que, como la violeta, cuanto más escondida
vive tanto mejor es el perfume que exhala. La mujer debe ser sin hechos y sin
biografía, pues siempre hay en ella algo que no debe tocarse, limitada su
acción al circulo de la vida doméstica, todo lo santifica desde que entra en su
hogar, tiene en la tierra una misión de los cielos y su felicidad debe
consistir en llevarla sin vanagloria y sin remordimientos”
Poco antes de morir,
Rosalía ordenó a sus hijas que quemasen su obra no publicada, por otra parte,
su esposo hizo lo mismo con la abundante comunicación epistolar que mantuvo con
su esposa. Estas dos acciones nos han privado de conocer una mayor dimensión
personal de la escritora.
“Estando lejos de ti
vuelvo a recobrar fácilmente la aspereza de mi carácter que tú templas
admirablemente, y eso que, a veces, me haces rabiar, como sucede cuando te da
por estar fuera de casa desde que amanece hasta que te vas a la cama, lo mismo
que si en tu casa te mortificasen con cilicios.” (párrafo de una de las pocas
cartas de Rosalía a Manuel, que se han conservado)
El esposo justificó su
acción diciendo que: “La vida de una mujer, por muy ilustre que sea, es siempre
sencilla. La de Rosalía. Como la de cuantas se hallan en su caso, se limita a
dos fechas, la de su nacimiento y la de su muerte, lo demás sólo importa a los
suyos”
Murió Rosalía el 15 de julio de 1885 en Padrón. González Besada narra así sus últimos momentos:
Murió Rosalía el 15 de julio de 1885 en Padrón. González Besada narra así sus últimos momentos:
Tuvieron que llegar los escritores de la Generación del 98, sobre todo Azorín y Unamuno, para que se le diese a Rosalía de Castro el lugar que merecía, tanto en el mundo de las letras gallegas como a nivel nacional. En la actualidad es la figura más representativa de la literatura en gallego y una de las más principales de las letras españolas. Su obra muestra como ninguna otra, el dolor, la tristeza y la marginación de una mujer excepcional para su época."(...) recibió con fervor los Santos Sacramentos, recitando en voz baja sus predilectas oraciones. Encargó a sus hijos quemasen los trabajos literarios que, reunidos y ordenados por ella misma, dejaba sin publicar, dispuso se la enterrara en el cementerio de Adina, y pidiendo un ramo de pensamientos la flor de su predilección, no bien se lo acercó a los labios sufrió un ahogo que fue el comienzo de su agonía. Delirante, y nublada la vista, dijo a su hija Alejandra: «Abre esa ventana, que quiero ver el mar»"
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