30 jun 2019

EN DEFENSA DE LA FRAGILIDAD


- ¿no hay gente feliz?
Hay mucha gente que finge ser feliz
- ¿Por qué?
Porque están avergonzados y asustados y no tienen el valor de admitirlo
- ¿Tú estás asustado?
-Yo solo tengo el valor de admitirlo contigo…

estoy tan asustado y tengo tanto miedo, que podría morirme en este mismo instante
Charles Bukowski




No sé cuando se decidió que había que ser valiente a toda costa, tampoco se muy bien en qué consiste serlo. Fuerte y valiente, términos demasiado absolutos, casi siempre relacionados con el género masculino. Cuando estos valores se le adjudican a una mujer, cobran una dimensión aún mayor.

Sin embargo, el ser humano es frágil y muchas veces infeliz intentando mostrar esa valentía y fortaleza que se le exige.

Los hombres han tenido que aparentar ser rudos, fuertes, poco sensibles, sin miedo; para muchos todo esto que se espera de ellos ha sido una losa que les ha impedido vivir una vida auténtica.

Las mujeres, en este momento de nuevas feminidades, también intentan, para conseguir la igualdad, ser fuertes, valientes, rudas, austeras…

Quizás la igualdad se conseguiría antes si se persiguiese coincidir en una relación de mínimos. No demostrar quien tiene mas fuerza, o quien tiene actitudes más violentas, sino igualarnos en el reconocimiento de que todos somos seres humanos, con nuestras miserias y debilidades, que somos personas y, como tales, frágiles.

Por eso, quiero hacer una defensa de la fragilidad, de la humana necesidad de sentir miedo, de saber y querer decir no puedo, porque pienso que solo desde ese reconocimiento de la propia debilidad se llega a conseguir la verdadera fortaleza.

Vivimos en una sociedad desde la que se nos demanda, de forma imperativa, ser de una determinada manera. Hay que ser felices, valientes, coherentes, audaces, emprendedores, atrevidos…. Pero, la felicidad no puede ser impuesta, cada uno tendrá que buscar la mejor manera de vivir su vida como buenamente pueda.
Cada vez que veo a alguien, hombre o mujer, esgrimiendo discursos rotundos que no dejan resquicio a la duda, utilizando palabras agresivas o gestos violentos, no puedo dejar de pensar en cuanto de grande será el miedo que se esconde tras esas actitudes.


"La ley" Chicho Sánchez Ferlosio

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