Desde muy niña me ha fascinado
la historia del Titanic, todo lo relacionado con el inmenso trasatlántico me
parece interesante y también simbólico.
Este barco fue ideado para que
fuese capaz de resistir a cualquier inclemencia o desastre natural. El mismo
nombre con el que fue bautizado nos lo dice, Titanic, haciendo referencia a la mitología
griega y a sus todopoderosos personajes.
Existen infinidad de
películas, documentales y escritos que hablan de esta historia, sin embargo,
el otro día leí algo que me hizo pensar en el final del majestuoso barco como
algo bastante cercano a los días que vivimos.
Dos de las causas que provocaron su hundimiento y que llamaron mi atención fueron, por un lado, un espejismo y, por otro, la inundación de los compartimentos estancos que convertían a la nave en insumergible.
En el mar, aquel día, un “espejismo
superior” haría que la posición de los objetos se distorsionara, lo que dio
como consecuencia un horizonte ilusorio en el que la silueta del iceberg quedó
enmascarada y sólo apareció cuando estaba ya demasiado cerca.
Los “compartimentos estancos” servían
para mantener el barco a flote, ya que, en caso de naufragio, se irían inundando
de uno en uno, dando tiempo, de esta manera a reparar el barco o, en el peor de
los casos, esperar a la llegada de auxilio. El impacto hizo saltar los remaches
(de mala calidad) de las divisiones metálicas y que, como consecuencia, se
inundaran seis compartimentos de golpe, haciendo que el Titanic acabase en el fondo
del océano.
A veces pienso que vivimos
uno de esos espejismos y vamos hacia adelante creyendo que el horizonte está despejado,
aunque esté lleno de icebergs que amenazan con desequilibrarnos.
Nuestros compartimentos
estancos tienen las paredes, que nos contienen, cada vez menos sólidas. Nos invitan
desde todos lados a vivir sin límites, bufés y barras libres.
Una famosa empresa de
telefonía nos anima a ser “Ilimitables”, para poder navegar sin limite y sin
temor a quedarnos sin reservas. Parece que la ausencia de limites es el paraíso,
pero deberíamos de saber que la ausencia de limites es acabar en el fondo.
La noticia de una mujer que se
ha suicidado por la difusión de un video sexual, en el que aparece ella, es una
muestra de la profunda reflexión que deberíamos de hacernos como sociedad
ilimitable.
"Si el Titanic se hundiera hoy"
No hay comentarios:
Publicar un comentario