8 abr 2018

Universidad Y Barro


 

 
Aquello de que la realidad siempre supera a la ficción, y que la una se diferencia de la otra, básicamente, en que la ficción tiene más sentido, está quedando demostrado en las últimas semanas.

 
“Tras el vivir y el soñar,
está lo que más importa,
DESPERTAR” Antonio Machado

 
 
 
 
Durante generaciones, el acceso a los estudios superiores estuvo reservado para las clases poderosas. En un principio fue el clero y la nobleza, mas tarde la burguesía.

La clase media, que surgió a raíz de la revolución industrial, pronto reclamó su derecho a formarse en disciplinas que le permitiesen acceder al poder.
La evolución de la sociedad posindustrial y su progresiva democratización, acercaron la educación media y universitaria a las clases trabajadoras. Desde ese momento y, paulatinamente, los hijos e hijas de los obreros pudieron acceder a unos estudios que se les había estado vedados, ahora se tendrían en cuenta sus competencias no sus pertenencias.

Hace unos años, el Neoliberalismo se adueño de la Universidad y mediante el llamado Plan Bolonia, se retrocede estrepitosamente en los avances conseguidos. La Universidad, concebida como templo del Saber y el Pensamiento, se transforma en una fábrica formadora de Tecnócratas preparados para la nueva sociedad donde la humanidad escasea.

Dando una vuelta de tuerca más, con este nuevo concepto de Universidad, se frena el acceso a la misma de quienes menos tienen, subiendo las tasas e implantando el título de “Master universitario”, mediante el cual la enseñanza pública se va pareciendo cada vez mas a la privada, ya que sus precios elevados, en tiempos críticos como los actuales, hacen una selección no por el Saber si no por el Tener.

Pero en España el rizo aun puede rizarse más, y parece ser que, con poder y dinero, un máster puede llegar incluso a comprarse, sin necesidad de realizarlo.
El caso Cifuentes es una puñalada al corazón de la enseñanza pública española que, de no solucionarse con justicia, llevaría a nuestra Universidad al desprestigio.

Sin embargo, el debate de la calle anda muchísimo más preocupado en si tiene más razón Sofía o Leticia. Dos reales mujeres que andan a la gresca más grosera, como si fuesen participantes de un reality a punto de meterse en una piscina de barro. Solo que estas, se mantienen con dinero público, el nuestro. El de los hombres y las mujeres de a pie que, mientras nos roban en nuestras narices, nos preocupamos de lo pobrecitas que son la una o la otra.
"Es amarga la verdad" Don Francisco de Quevedo y Paco Ibáñez
".....¿Quién con su fiereza espanta el cetro y corona al rey?
¿quién careciendo de ley merece nombre de santa?
¿quién con la humildad levanta a los cielos la cabeza?
la pobreza
¿quién los jueces con pasión sin ser ungüento hace humano?
pues untándoles las manos les ablanda el corazón
¿quién gasta su opilación con oro y no con acero?
el dinero..."

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