
Es necesario, por tanto, ser zorra para conocer las trampas y león para amedrentar a los lobos. Los que solamente hacen de león no saben lo que se llevan entre manos. No puede, por tanto, un señor prudente -ni debe- guardar fidelidad a su palabra cuando tal fidelidad se vuelve en contra suya y han desaparecido los motivos que determinaron su promesa.
Si los hombres fueran todos buenos, este precepto no sería correcto, pero -puesto que son malos y no te guardarían a ti su palabra- tú tampoco tienes por qué guardarles la tuya.
Además, jamás faltaron a un príncipe razones legítimas con las que disfrazar la violación de sus promesas. Se podría dar de esto infinitos ejemplos modernos y mostrar cuántas paces, cuántas promesas han permanecido sin ratificar y estériles por la infidelidad de los príncipes; y quien ha sabido hacer mejor la zorra ha salido mejor librado. Pero es necesario saber colorear bien esta naturaleza y ser un gran simulador y disimulador: y los hombres son tan simples y se someten hasta tal punto a las necesidades presentes, que el que engaña encontrará siempre quien se deje engañar.” Maquiavelo, "Capítulo XVIII: De qué modo han de guardar los príncipes la palabra dada", en El Príncipe.
Hace unos días, en un debate, se hablaba de las clausulas suelo de los préstamos hipotecarios y uno de los contertulios decía al respecto, que cada uno es responsable de lo que firma y que no nos hagamos los tontos, que quien firmaba una hipoteca en la época de la burbuja, sabía lo que hacía. Es decir que cuando uno va a comprar una casa tiene que saber de leyes o contratar a un abogado que sea buen profesional, y persona honesta, si no tampoco te vale, que traduzca la “letra pequeña” escondida entre la incomprensible jerga.
La verdad es que lo de la “burbuja”
nos cogió a todos desarmados, creíamos a quienes nos vendían las casas y a
quienes nos prestaban para poder comprarlas. Es sabido que “los de a pie”,
somos muy de creer en los que, trajeados y tras una mesa, nos dicen lo buenos
que somos y lo buenos que ellos serán con nosotros. Por otro lado, somos
herederos de aquellos para quienes “La palabra dada” y “El apretón de manos”
significaba mucho más que un montón de papeles.
La noticia de hoy tiene como
protagonistas a una mujer joven, de alta cuna y excelsa preparación
universitaria que ha quedado absuelta de todos los delitos fiscales de los que
estaba acusada junto a su marido. Esta mujer tiene a su disposición una corte
de asesores fiscales y abogados altamente preparados que la podían iluminar en
todo momento en sus dudas legales
A pesar de
ello su absolución ha sido porque alega que en ningún momento sabía lo que
firmaba, cuando firmaba los documentos incriminatorios.
"Cuéntame un cuento", Celtas Cortos.
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