¿Nunca os ha pasado que aunque
hayáis pasado mil veces por un sitio, hay un día en que parece que lo veis por
primera vez? También puede pasar con las personas.
Algo parecido me ocurrió hace
unos días volviendo de Murcia a Alhama. El día estaba gris y el pueblo, al
fondo, parecía una foto en blanco y negro. Conforme me iba acercando, se
presentaba un panorama desprovisto de vida, la hora y el tiempo contribuían a
que no hubiese nadie en las calles, el silencio se escuchaba por todas partes. Ni
la imagen del castillo, que siempre es un alivio para quien regresa a casa, me
pareció reconfortante.
Me di cuenta de que lo estaba
mirando como si no fuese mi pueblo y descubrí la fealdad de esa entrada poco
acogedora que vería cualquiera que nos visitase por primera vez. Los traqueteos
provocados por el asfalto, la degradación de los barrios que no son céntricos,
la suciedad que genera el desinterés y la falta de amor.
Me sobrecogió una sensación de tristeza en consonancia
con el paisaje y no desapareció a pesar de que, conforme se abría paso el
centro, el paisaje cambiaba un poco: los jardines, los edificios más cuidados,
alguna que otra persona andando encogida, protegiéndose del ligero viento que
empezaba a levantarse. Pero la sensación de un pueblo en blanco y negro me
acompañó hasta que llegué a casa.
Han pasado ya algunos días de
esto y aún me cuesta deshacerme de ese
malestar, de esos minutos durante los cuales vi Alhama bajo otro prisma. Es
frecuente que justo lo que tenemos más cerca sea lo que menos vemos, o que
alguien a quien creemos conocer bien, de pronto, nos parezca un completo
desconocido.
Todo esto me da qué pensar en lo
bueno que es tomar distancia, cambiar de perspectiva y, de vez en cuando, hacer
girar nuestro particular caleidoscopio para descubrir que no todo es estático y
que nuestro lugar en el mundo puede cambiar.
Posiblemente es tiempo de
silencio, de escucha. Solo gracias a los silencios se puede disfrutar de la música. Pero también la música
sirve, muchas veces, para silenciar lo que no queremos escuchar. Es mucho el ruido
que nos rodea. “Mucho, mucho ruido. Tanto, tanto ruido”.
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