La víspera del día de Todos los
Santos, fui al cementerio a llevar flores. Esta es otra de las cosas que han
cambiado en mi forma de pensar. Sigo creyendo que hay que llevar flores cuando
el recuerdo te empuje a ello pero ahora también pienso que el 1 de Noviembre en
concreto tiene un significado más social y no por ello menos importante.
También siento que hay que tener en cuenta no lo que una mismo piense, si no lo
que a tus seres queridos les hubiese gustado.
El cementerio estaba lleno de vida, muchas personas, mujeres en su mayoría, iban de un lado para otro, con flores, cubos de agua, trapos para limpiar y todo lo necesario para honrar el lugar donde reposan sus antepasados. En contraste con todo ese color y vida que vestía al cementerio, y, salpicando el paisaje de vez en cuando, se ven tumbas rotas en las que el abandono y el paso del tiempo ha ido dejando su huella.
Siempre que veo alguna de estas, pienso
qué historia habrá detrás; quien estará allí enterrado (a veces la lápida no
tiene nombre). Los que reposan en las tumbas más o menos cuidadas imagino que
aún tienen quienes pueden contar su historia. ¿Habrá alguien en algún lugar que
recuerde la historia de los otros para poder contarla?
Por otro lado cuando visito nuestro
cementerio, siempre siento que falta un espacio civil, un lugar para quienes no
son católicos y de esa forma hacer que el respeto por las diferentes creencias
vaya más allá de la muerte. No sé cuándo esto será realidad, considero que es
una necesidad que nadie se atreve a afrontar.
Al regresar a casa puse la
televisión y me di de bruces con otra realidad, todas las cadenas (todas)
emitían el acto de jura de la Constitución de Leonor, una chica de diez y ocho
años recién cumplidos a la que se ha designado como sucesora al trono de
España, (en clara contradicción con el artículo 14 del documento ante el que
juraba, que dice así “Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda
prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión,
opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social”). El
barniz con que han dado brillo a este acto es la supuesta igualdad entre
hombres y mujeres y yo me pregunto ¿el feminismo era esto?
Cuando acabaron las diferentes
conexiones con el Congreso de los diputados y con el reparto de pastelitos con
la bandera de España, las pantallas se llenaron de zombies, fantasmas y
monstruos de toda clase que tomaban las calles y los programas. Las RRSS le
pusieron un nombre a esto “Halloqueen”
Esa noche, en casa de mi madre,
el sueño brilló por su ausencia. El jaleo de la calle, los gritos y algarabía
de Halloween inquietaron a mi madre y a mí me impidieron dormir pensando en
todo lo que el día había dado de sí “Que solos se quedan los muertos” decía Bécquer,
yo creo que los vivos, algunas veces, también.
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