21 mar 2023

EL CORAZÓN HELADO

 

Coincidiendo con las semanas más frías del invierno, he estado alejada de estas páginas por motivos ajenos a mi voluntad. Al parecer, los virus que se habían mantenido a raya durante  tres años, han vuelto con las pilas cargadas y a nosotros nos han encontrado con la guardia baja.

Durante este tiempo mi malestar físico se ha visto acrecentado por las noticias que se colaban entre los resquicios que dejaban libres los inhaladores y antibióticos. Compruebo que la antesala de las elecciones está plagada de acciones que consiguen llevarme a un lugar desconocido para mí, un lugar en el que no me siento cómoda porque no lo entiendo.

Se aprueban leyes incongruentes, algunas incluso diría que desproporcionadas, sin medir los efectos y consecuencias que puedan tener. Leyes relacionadas con las mujeres y la igualdad que ponen en juego y en riesgo mucho de aquello que en teoría defienden. Leyes con conceptos poco razonados y, desde mi punto de vista, poco explicados a los ciudadanos. Leyes importantes porque tienen que ver con algo que importa tanto como el cuerpo, la infancia y la adolescencia con todas las inseguridades y angustia que la acompañan.

Hace años se les dijo a los jóvenes que serían lo que ellos quisiesen ser, que podrían conseguir todo aquello que deseasen. Esos jóvenes han podido comprobar que se les educó bajo premisas falsas. Han tenido que aceptar trabajos que no tenían nada que ver con lo que habían estudiado o se han ido a otros países en busca de un futuro decente.

Ahora, con el agravante de haber vivido una pandemia con todas las secuelas que está dejando en la población,  sobre todo en los más jóvenes que están viendo peligrar su estabilidad, vamos y les decimos que, siendo aún menores de edad, sin poder ser independientes ni optar a un trabajo pueden “solucionar” sus problemas de identidad. Es decir que en edades en las que nadie tiene nada seguro sobre lo que es o sobre lo que quiere ser, tendrá la libre opción de tomar decisiones que marcarán su vida de forma irreversible.

El colmo de mi malestar llegó en los días que rodearon al 8 de marzo. Manifestaciones de feministas desunidas, algunas de ellas del mismo color político, salieron a la calle para manifestarse unas contra otras, en vez de todas por la igualdad.

Hoy mismo acabo de leer que una de las nuevas feministas de la Nueva Política ha propuesto, (ante un sinsentido como es la moción de censura al gobierno por parte del partido de la extrema derecha), que intervengan sólo mujeres para poner en evidencia a esta formación.

Imagino que esto no se llevará a cabo, porque vamos camino de ver un Congreso de los Diputados convertido en un instituto donde adolescentes inmaduros, toman decisiones irrisorias para provocar a los malotes, dándoles así la importancia que no tienen y proveyéndolos de un peligroso protagonismo que no son capaces de ver

No sé si serán secuelas de haber estado enferma pero hoy siento, como Machado, el corazón helado y echo de menos lo que habría dicho mi admirada Almudena ante esta disparatada situación.

 

 

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