Hubo un tiempo en el que España fue uno de los países más avanzados de Europa, culturalmente hablando. Nuestros intelectuales eran referentes a nivel mundial, nuestra educación un ejemplo. El mundo de la cultura se rendía a nuestros pies.
La Constitución de 1931 se
consideró una de las más avanzadas de Europa. El Gobierno de la II República,
basado en los ideales de Justicia, Solidaridad y Libertad, puso su mayor empeño
en acabar con el analfabetismo, una lacra que castigaba a los más pobres que no
tenían acceso a la escuela. Se trabajó por conseguir una Educación pública impartida
en centros públicos, obligatoria y laica, ya que hasta ese momento casi toda la
tarea educativa estaba en manos de diferentes órdenes religiosas. Educación y Cultura,
para hacer de hombres y mujeres, seres humanos dignos y libres. El 14 de abril
de este año se cumplen 90 años de la proclamación de la II República.
La Constitución de 1931 apenas
pudo llevar a cabo sus propósitos. El Golpe de Estado perpetrado por una parte
del ejército que se rebeló contra el gobierno constituido democráticamente, fue
apoyada por instituciones religiosas y económicas y acabó de raíz con los
avances que se estaban llevando a cabo. La represión ejercida contra los todos
los republicanos, tras la victoria conseguida después de una guerra fratricida,
por quienes nunca aceptaron el triunfo del Frente Popular, tuvo consecuencias
gravísimas para el mundo de la Cultura, la Ciencia y la Educación en nuestro país.
Los intelectuales progresistas que no eran adeptos al régimen fueron objeto de
la persecución más feroz, unos fueron encarcelados o asesinados, la gran
mayoría tomaron el camino del exilio, en trenes camino de los Pirineos o en
barcos rumbo a América. El destino de muchos fue Francia y México, otros fueron
a Venezuela, Cuba, Los Estados Unidos o la Unión Soviética. La mayoría de ellos
murieron lejos de su Patria y el dolor del exilio los acompañó siempre. “Lo
cierto es que el pueblo español fue el único que se alzó, con armas en la mano,
contra el fascismo y, se mire como se mire, eso no lo borrará nadie” (Max Aub)
Conocimiento y Cultura fueron
desalojados de España. El forzado exilio tanto de Intelectuales como de médicos,
ingenieros, naturalistas, físicos, matemáticos, antropólogos etc. abarcaba a
colectivos de profesionales comprometidos con la sociedad y precursores de las
nuevas ideas de progreso y mejora de la calidad de vida. Por decir algunas
cifras: sólo a México llegaron más de 300 catedráticos de universidad, 500
médicos y más de 100 científicos de diferentes ramas. En Paris se fundó en 1939
La Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Exilio. Ese Capital
humano de Ciencia y Cultura desaparecido de golpe, significó la desesperanza de
un futuro próspero, democrático y avanzado. España regresó a la oscuridad más
profunda.
90 años después aún no nos hemos
recuperado de toda aquella perdida irreemplazable y quizás nunca lo logremos.
En pleno siglo XXI vuelven a sonar las consignas de antaño, discursos
negacionistas, retrógrados, clasistas (herederos de aquel “Muera la
Inteligencia”) que no dan valor a la Cultura y a la Educación. Y lo peor es que
se van aceptando poco a poco, casi sin darnos cuenta, banalizando situaciones y
actitudes peligrosamente inadecuadas.
Esto me hace recordar a Annah
Arendt que tras asistir como reportera al juicio del nazi Adolf Eichmann dijo “El
problema con Eichmann fue precisamente que muchos fueron como él, y que la
mayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, sino que eran y siguen siendo
terrible y terroríficamente normales. Desde el punto de vista de nuestras
instituciones legales y de nuestras normas
morales a la hora de emitir un juicio, esta normalidad es mucho
más aterradora que todas las atrocidades juntas". (La banalidad del mal)
(articulo publicado en el numero 1.195 del periódico Infolínea)
Enlace al audio documental sobre las elecciones y proclamación de la segunda República.
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