30 abr 2021

ENREDADOS

                                   


Hace unos días leí que la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, había cancelado su cuenta en una red social, Twitter concretamente (esto lo anuncia a través de otra red social, Facebook), sus razones son que quiere hacer buena política y que estar ahí le impide hacerlo “Parece que haya que estar opinando de todo, todo el rato” “Es muy fácil acabar entrando en discusiones y peleas con adversarios políticos” y se despidió con: “Para que el amor gane al odio, ¡arrideverci Twitter!

He escogido esta noticia para ilustrar algo que me cuesta comprender. No entiendo a los cargos políticos de alto nivel, con poder en las diferentes administraciones, que se comunican entre sí y con los demás a través de las redes. Hemos podido ver como intercambian “opiniones” sobre el otro, a diversos cabezas de listas electorales, y los continuos rifirrafes que trascienden del lugar político. Podéis llamarme antigua, pero echo mucho de menos la política seria, los debates argumentados con exposiciones de ideas que tengan más de 140 “caracteres”.

Nuestros representantes también han caído en la trampa narcisista de la comunicación mediática, basada en la inmediatez y en la necesidad de, nada más decir cualquier cosa, obtener respuesta. Los medios de comunicación audiovisuales ya han agregado a sus contenidos un apartado donde se publican los mensajes con más “me gusta” o los que se convierten en “virales”,  de los diferentes líderes y allegados.

Me parece que la reflexión política está cada vez más ausente y los ciudadanos de a pie, consumidores de esa información exprés, pueden ir de pensar una cosa a la contraria en cuestión de unos cuantos “likes”. Hemos pasado de “es verdad porque lo dice la tele” a “si a tanta gente le gusta este comentario, será que tiene razón”.

Aunque suene fatalista, creo que todo esto no es bueno. La rapidez con la que las cosas pasan y se olvidan. A veces somos como los mosquitos en verano que merodean siempre alrededor de la luz que más brilla, sin tener en cuenta quien la ha encendido ni con qué intención.

Entiendo que las redes sociales no son absolutamente perjudiciales ni totalmente beneficiosas, todo depende del uso que se haga de ellas. Los debates y discusiones a través de ellas son, la mayoría de las veces, dañinos y superfluos, nacidos de la pasión en vez del razonamiento.

Me reconozco usuaria de Internet, leo algunos diarios digitales, comparto artículos de escritores que me gustan, publico noticias que considero de interés… lo que no hago es participar en discusiones donde gente, escondida tras un seudónimo, alienta sentimientos de odio.

No se puede ir en contra de los tiempos (¿o sí?). De cualquier forma, yo seguiré prefiriendo leer la prensa en papel, escuchar el debate político en el Congreso y hacer las tertulias alrededor de una mesa.

Hoy quiero terminar con las palabras de un escritor que ya predijo, en su obra escrita en los años 50, lo que pasaría.

“dale a la gente concursos que puedan ganar recordando las letras de las canciones más populares o los nombres de las capitales del Estado. Atibórralos de datos no combustibles, lánzales encima tantos “hechos” que se sientan abrumados. Entonces tendrán la sensación de que piensan, tendrán la impresión de que se mueven sin moverse. Y serán felices. No les des Filosofía o Sociología para que empiecen a atar cabos, eso les llevaría a la melancolía” (Ray Bradbury, Fahrenheit 451. Año 1.953)

(articulo publicado en el numero 1.196 del periódico Infolínea) 

21 abr 2021

CON LAS PRIMERAS HOJAS DE LOS CHOPOS….

                                                                              



Hubo un tiempo en el que España fue uno de los países más avanzados de Europa, culturalmente hablando. Nuestros intelectuales eran referentes a nivel mundial, nuestra educación un ejemplo. El mundo de la cultura se rendía a nuestros pies.

La Constitución de 1931 se consideró una de las más avanzadas de Europa. El Gobierno de la II República, basado en los ideales de Justicia, Solidaridad y Libertad, puso su mayor empeño en acabar con el analfabetismo, una lacra que castigaba a los más pobres que no tenían acceso a la escuela. Se trabajó por conseguir una Educación pública impartida en centros públicos, obligatoria y laica, ya que hasta ese momento casi toda la tarea educativa estaba en manos de diferentes órdenes religiosas. Educación y Cultura, para hacer de hombres y mujeres, seres humanos dignos y libres. El 14 de abril de este año se cumplen 90 años de la proclamación de la II República.

La Constitución de 1931 apenas pudo llevar a cabo sus propósitos. El Golpe de Estado perpetrado por una parte del ejército que se rebeló contra el gobierno constituido democráticamente, fue apoyada por instituciones religiosas y económicas y acabó de raíz con los avances que se estaban llevando a cabo. La represión ejercida contra los todos los republicanos, tras la victoria conseguida después de una guerra fratricida, por quienes nunca aceptaron el triunfo del Frente Popular, tuvo consecuencias gravísimas para el mundo de la Cultura, la Ciencia y la Educación en nuestro país. Los intelectuales progresistas que no eran adeptos al régimen fueron objeto de la persecución más feroz, unos fueron encarcelados o asesinados, la gran mayoría tomaron el camino del exilio, en trenes camino de los Pirineos o en barcos rumbo a América. El destino de muchos fue Francia y México, otros fueron a Venezuela, Cuba, Los Estados Unidos o la Unión Soviética. La mayoría de ellos murieron lejos de su Patria y el dolor del exilio los acompañó siempre. “Lo cierto es que el pueblo español fue el único que se alzó, con armas en la mano, contra el fascismo y, se mire como se mire, eso no lo borrará nadie” (Max Aub)

Conocimiento y Cultura fueron desalojados de España. El forzado exilio tanto de Intelectuales como de médicos, ingenieros, naturalistas, físicos, matemáticos, antropólogos etc. abarcaba a colectivos de profesionales comprometidos con la sociedad y precursores de las nuevas ideas de progreso y mejora de la calidad de vida. Por decir algunas cifras: sólo a México llegaron más de 300 catedráticos de universidad, 500 médicos y más de 100 científicos de diferentes ramas. En Paris se fundó en 1939 La Unión de Profesores Universitarios Españoles en el Exilio. Ese Capital humano de Ciencia y Cultura desaparecido de golpe, significó la desesperanza de un futuro próspero, democrático y avanzado. España regresó a la oscuridad más profunda.

90 años después aún no nos hemos recuperado de toda aquella perdida irreemplazable y quizás nunca lo logremos. En pleno siglo XXI vuelven a sonar las consignas de antaño, discursos negacionistas, retrógrados, clasistas (herederos de aquel “Muera la Inteligencia”) que no dan valor a la Cultura y a la Educación. Y lo peor es que se van aceptando poco a poco, casi sin darnos cuenta, banalizando situaciones y actitudes peligrosamente inadecuadas.

Esto me hace recordar a Annah Arendt que tras asistir como reportera al juicio del nazi Adolf Eichmann dijo “El problema con Eichmann fue precisamente que muchos fueron como él, y que la mayoría no eran ni pervertidos ni sádicos, sino que eran y siguen siendo terrible y terroríficamente normales. Desde el punto de vista de nuestras instituciones legales y de nuestras normas morales a la hora de emitir un juicio, esta normalidad es mucho más aterradora que todas las atrocidades juntas". (La banalidad del mal)

(articulo publicado en el numero 1.195 del periódico Infolínea) 

Enlace al audio documental sobre las elecciones y proclamación de la segunda República.

https://www.ondacero.es/programas/mas-de-uno/podcast-serie-documental-1931-primera-republica/1-10-elecciones-proclamacion-segunda-republica_2021041260742c18f81be4000182a32f.html?fbclid=IwAR0pNZzIxcRXowz5-sS8XT0xAaP6rI9T_zLr7Xvg3waABKSo0L9sixOfiPI


 

 

15 abr 2021

RETRATOS

 


En los años de mi infancia no nos hacíamos muchas fotos, quizás por eso las de aquellos años tienen un valor distinto. Casi nadie tenía máquina de retratar y se recurría a profesionales para que plasmasen en una cartulina las imágenes en blanco y negro de los eventos más importantes de la vida. Por aquel entonces no se les llamaba fotos, eran retratos, y el profesional que nos las hacía era el retratista. A mi me parece un nombre muy apropiado, retrato tiene más que ve con el retrato en la pintura, era algo único y especial, llevaba su tiempo, la mayoría de las personas se vestían con sus mejores galas para esa ocasión especial.

Al retratista se le llamaba para las ocasiones familiares importantes, otras veces se hacían fotos de estudio que daban mas realce al evento. En las fiestas como Semana Santa, se veía a estos profesionales entre la gente para hacer fotos de familias o grupos de amigos que se lo pedían.

Recuerdo en especial al fotógrafo del parque, que cada fin de semana lo podías encontrar si querías hacerte una foto con tu pandilla de amigos en el quiosco del Lolo, o alguna más artística en otro rincón cualquiera. Creo que no habrá una casa en Alhama que no tenga fotos hechas por este señor.

El boom de los móviles con cámara incorporada llegó bastantes años después y llegó para cambiar, de forma drástica, la importancia de plasmar un momento concreto de la vida.

La vida de antes cabía en un álbum de fotos o dos. Ahora hay quien necesitaría un álbum a la semana.

Durante la semana pasada que, a pesar de su nombre, no ha tenido nada de “santa”. Las redes sociales se han llenado de fotos, de miles de fotos. Parece que todos tenemos la necesidad de que se sepa donde hemos estado, aunque eso signifique descubrir que no se está cumpliendo la ley.

Hemos visto a deportistas, influencers, miembros de la realeza, artistas etc. Colgando fotos que demostraban que se habían saltado los limites perimetrales dictados por la pandemia. Grupos de jóvenes y menos jóvenes, en terrazas abarrotadas, con las mascarillas en el bolsillo, en el cuello o en la frente. Fotos artificiosas que muestran una cara y nos dejan adivinar la contraria.

Donde ha quedado el instinto de supervivencia, ese que dicen que tenemos para superar agresiones y dificultades con el fin de que la especie sobreviva. Creo que a este le supera la necesidad de exhibirse, aunque esto vaya en perjuicio de la propia salud y la de los demás. Alardeando de lo que, en algunos casos, podrían ser considerados delitos.

Entre toda esta avalancha de fotos que han aparecido en los medios hay una que para mí refleja lo incongruente de las situaciones que se están viviendo.

La foto en cuestión la hizo una neumóloga catalana que trabaja en la planta COVID del Hospital del Mar. En ella se ve, a través de las ventanas de la planta donde están ingresados los enfermos de Coronavirus, grupos de personas, en la playa, haciendo botellón sin ninguna medida de seguridad. La sanitaria colgó esta foto en Twitter y la llamó “Paradoja de un viernes por la noche: ver botellones desde la planta COVID”

Hay fotos, como esta, que son una denuncia y una protesta. Las otras miles de millones son, en su mayoría, retratos que, como los de Goya, muestran una fealdad que permanece a pesar de Photoshop.


 "Retrato" poema de Machado en la voz de Serrat.



  (articulo publicado en el numero 1.194 del periódico Infolínea)