Mi relación con la radio ha sido
continuada a lo largo de los años. Los de mi generación nos criamos con el
soniquete de los programas que escuchaban los mayores: discos dedicados,
radionovelas, consultorios sentimentales, el parte o los partidos de fútbol. A pesar de la llegada de la televisión, y la
revolución que ello supuso, mi preferencia por la radio siguió existiendo. Es
un medio que permite imaginar lo que estás escuchando, dejando espacio a la
fantasía y a la creación de un mundo propio. Podría recordar todos los
programas que escuchaba con deleite pero, sin duda, se han llevado siempre la
palma los programas nocturnos. Desde que pude disponer de un transistor propio,
rara era la noche que no escuchaba la radio, medio camuflada por la almohada.
Los años 90´fueron prolíficos en
programas de este tipo: “La Rosa de los vientos” 1997 en Onda Cero dirigido y presentado por Juan Antonio
Cebrián. “El loco de la colina” 1980. Con Jesús Quintero en Radio nacional y después en la
Cadena SER. “Hablar por hablar” 1989. Presentado en un principio por Gemma Nierga.
“Si amanece nos vamos”1993, cadena SER, creado por la periodista Marta Robles. La primera emisión se
hizo desde la cárcel de mujeres de Carabanchel.
La noche genera un ambiente de
complicidad en el que lo que se dice parece que va dirigido especialmente a
cada uno de los oyentes. Cada uno de estos programas era diferente, en unos
intervenía la gente para hablar de sus vidas, en otros se contaban historias y misterios y en otros, como el de
Jesús Quintero, se filosofaba sobre lo divino y lo humano. (Ahora, gracias al
fenómeno podcast se pueden disfrutar las grabaciones de muchos de aquellos
programas que iban dirigidos especialmente al público insomne).
Alguno de ellos aún sigue en las
ondas, este es el caso de “Si amanece nos vamos” que cada madrugada, de lunes a
viernes comienza su emisión a las 04:00, después de otro gran programa “El faro”
de Mara torres. Y a pesar de que estando también en versión podcast, se pueden
escuchar a la hora que a cada uno le va bien, yo reconozco que lo suyo es
escucharlos cuando se emiten, parece que suena diferente en el silencio de la
noche.
Últimamente sigo estos dos que he
mencionado, “El faro” y “Si amanece nos vamos”, sobre todo este último, donde,
en su primera hora, el presentador Roberto Sánchez interactúa con los oyentes
mediante “El juego de los detectives”; en este juego se plantea un misterio que
hay que resolver entre quienes llaman a la radio o participan por las redes
sociales. Cuando llama un oyente, además de decir su sospecha sobre el tema
detectivesco de ese día, cuenta, a
requerimiento del presentador, si está trabajando, en qué trabaja, si están en
casa despiertos o despiertas, por enfermedad o insomnio y cada uno habla de sus
cosas como con un amigo.
Cada vez que lo escucho me doy cuenta de lo poco que tenemos en cuenta a esas personas que trabajan de noche, en soledad: guardias nocturnos, camioneros, panaderos etc. O en la mucha gente que no puede dormir y pasan la noche en vela con la compañía de unas voces amigas que salen a través de una radio o un móvil. Todas esas personas que, cuando amanece, empiezan a quedarse un poco más solas.
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