29 abr 2016

MADRES, MUJERES Y VICEVERSA. (En el día de la madre)


Decía Simone de Beauvoir que “una mujer no nace, se hace”. Yo creo que una madre también.

Vivimos un mundo en el que se dan por hecho muchas cosas y no nos paramos a pensar porqué.
Se da por hecho que una mujer ha de ser madre, también se da por hecho que todas las madres son buenas, como si el acto de parir redimiese, para siempre, a quien lo hace.
 
En nuestra historia con tanta influencia judeocristiana, la importancia de las mujeres ha ido relacionada con su función reproductora y vinculándola a algo casi sagrado, identificándola con la madre/virgen de esta religión; así, vemos como la mujer se encuentra en dos mundos opuestos, el meramente animal: parir para reproducirse, y el divino: la madre idealizada/santa.

La mujer como persona, queda en un territorio desconocido e incómodo en el que es difícil desenvolverse sin que salten las alarmas.
Luego está el ser buena o mala madre. En esto también se han encargado de decirnos que es lo uno y lo otro. Basándose no sé en qué.
Al lado de “buena madre”, es fácil escuchar cosas como: esa madre es una santa, que madre más abnegada, dedicada en cuerpo y alma a sus hijos, que lo da todo por ellos, que les da su vida entera, que siempre está pendiente de ellos, etc.
Al final parece que ser buena o mala madre, sólo depende de en qué medida sacrificas tu propia vida.
"L'arbret" (El arbolito)

"Hay un arbolito cerca del camino,
inclinado hacia el suelo.
Del árbol todos los pájaros vuelan bien lejos:
Tres al norte, tres al oriente y otros hacia el sur,
abandonándolo al mal tiempo.
Y a mi madre yo le digo:
ahora no me atormentes porque madre
de una vez en pájaro me transformo.
Quiero subir al arbolito y quiero acunarlo
durante todo el invierno y más,
con una canción.
Y la madre dice al hijo mientras sus ojos lloran
ay¡¡¡¡ dios mío señor!!!
que te helarás estando encima del arbolito.
Y a mi madre yo le digo,
a sus ojos preciosos,
no importa que venga el frio
quiero volverme pájaro.
y la madre llorando mucho
Toma ¡Dios mío, señor, toma esto,
este pañuelo para que no te enfríes.
los zapatos están aquí,
que mal invierno llega,
tápate con esta sábana.
No me hagas sufrir,
coge también el abrigo de invierno
que has perdido la cabeza,
que a lo mejor quieres ser invitado entre los que reposan?
Levanta el ala, todo el peso;
muchas, demasiadas cosas
y la madre ya ha vestido al pequeño pájaro.
Con tristeza miro los ojos de mi madre,
su amor no me ha dejado convertirme en pájaro.
Hay un arbolito cerca del camino. inclinado hacia el suelo,
del árbol todos los pájaros vuelan bien lejos"
 
-Como digo, hay tantas cosas que se dan por hecho -
Creo que ser una buena madre, aunque no es fácil, consiste en procurar que sus hijos sean libres porque ella también lo es. Es la que deja que sus hijos se equivoquen, la que no renuncia a conseguir lo que quiere, la que intenta no sembrar sus miedos en ellos, la que no los asfixia a fuerza de cobijarlos, la que exige responsabilidad, la que ejerce autoridad y comprensión, la que pone límites y dice no, mil y una vez, la que les da raíces fuertes para que puedan volar.
 
                Día de las Madres (A mis hijos. Daisy Zamora).            
No dudo que les hubiera gustado tener
una linda mamá de anuncio comercial:
con marido adorable y niños felices.
Siempre aparece risueña —y si algún día llora—
lo hace una vez apagados reflectores y cámaras
y con el rostro limpio de maquillaje.

 Pero ya que nacieron de mí, debo decirles:
Desde que era pequeña como ustedes
ansiaba ser yo misma —y para una mujer eso es difícil—
(Hasta mi Ángel Guardián renunció a cuidarme
cuando lo supo).

No puedo asegurarles que conozco bien el rumbo.
Muchas veces me equivoco,
y mi vida más bien ha sido como una dolorosa travesía
vadeando escollos, sorteando tempestades,
desoyendo fantasmales sirenas que me invitan al pasado,
sin brújula ni bitácora adecuadas
que me indiquen la ruta.

Pero avanzo, avanzo aferrada a la esperanza
de algún puerto lejano
al que ustedes, hijos míos —estoy segura—
arribarán una mañana
—después de consumado
mi naufragio.




 

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