28 ene 2016

EN EL UMBRAL DE LO HUMANO



“Cuando los nazis vinieron a llevarse a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista.  Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron a llevarse a los judíos, no protesté, porque yo no era judío. Cuando vinieron a buscarme, no había nadie más que pudiera protestar”. Martin Niemöller.

El pasado 27 de enero, se recordaba a nivel mundial la fecha en que se liberó el campo de exterminio de Auschwitz.
Que enorme nos parece aquel crimen contra la Humanidad y, la emoción, el recuerdo del Horror, nos impide ver. La historia revivida por tantos libros, tantas películas, tantos testimonios, nos impide ver. Ver más allá de la mirada.
Hasta el Horror se puede idealizar y encasillar, situándolo en un espacio/tiempo que, desde la distancia podemos mirar y escandalizarnos sin que nos suponga tener que actuar. Podemos hacerlo desde la comodidad de nuestras casas, opinando sobre lo salvajes que fueron unos y lo desgraciados que fueron otros. Es más, quien no ha pensado alguna vez: ¿Y los alemanes, no se daban cuenta de lo que estaba pasando?
La filósofa Annah Arendt, asistió como reportera al juicio del nazi Adolf Eichmann, a partir del cual escribió “La banalidad del mal”. Estudiando la personalidad de quien era juzgado pudo comprobar que, si bien es verdad que hizo cosas monstruosas, no era un monstruo. Tenía conciencia de la diferencia entre el Bien y el Mal, pero nunca se planteó lo que estaba haciendo, simplemente por un imperativo categórico: el “sentido del deber”. Arendt descubrió que Eichmann se parecía demasiado a lo que podríamos llamar el “Hombre corriente”, distingue entre el bien y el mal, pero adolece de reflexión y pensamiento. Aquí ella incide en la diferencia entre Conocimiento y Pensamiento.
Es verdad que todos conocemos muchas cosas, estamos en la era del conocimiento y la información, vamos almacenando datos e historias a un ritmo, quizás, demasiado acelerado. Somos capaces de elaborar teorías y resolver problemas técnicos, escribir memorándums, diseñar presupuestos, crear planes de acción urbanística etc. En resumen, tenemos una relación fluida con lo externo, con lo que está afuera de nosotros.
El pensamiento es algo más complejo. Quedarse a solas con uno mismo, dialogar con el Daimon que decía Sócrates, e intentar resolver los conflictos éticos y morales, eso es mucho más difícil y he aquí dónde surge el problema.

Un ejemplo de actualidad, es el problema de los refugiados sirios. Todos lo conocemos y como consecuencia: nos lamentamos de su suerte, culpamos al terrorismo islámico, nos emocionamos con sus niños muertos en las playas, nos amedrentamos con los posibles terroristas camuflados entre ellos. Desde el confort de nuestros hogares pensamos “pobrecitos, con el frio que hace en Europa” y, a continuación, cambiamos de canal.
Nos resulta fatigoso pensar, es molesto plantearse la posibilidad de estar siendo espectadores de otro exterminio, no queremos ver que se está llevando a cabo un perverso proceso, que está desproveyendo a miles de sirios de su humanidad, tratándolos como a bestias. Cerrándoles las fronteras, hacinándolos en campos de refugiados (si no han muerto en el camino), despojándolos de sus pertenencias, dejándolos dormir en el suelo…

¿Pero y si son terroristas? Esta idea nos consuela como hace muchos años justificaba el “sentido del deber” de Eichmann “son judíos, son sindicalistas, son comunistas...”

 

GESTOS


31/12/2015
 
Estamos a sólo unas horas de finalizar el 2015, un año complicado y convulso políticamente hablando.

Comenzamos el año con la precampaña de las elecciones municipales que tuvieron lugar en mayo y lo terminamos con una situación incierta creada tras los resultados de las generales de este mismo mes.

Con este panorama está claro que nada volverá a ser como antes, me refiero a antes del 15 de mayo de hace cuatro años. Lo que aún no sabemos es si será mejor y cuánto durará la incertidumbre.

Hay muchas cosas que no entiendo, todos sabemos el resultado electoral y que ningún partido puede gobernar en solitario porque ninguno ha conseguido los suficientes votos para hacerlo, a pesar de eso vemos como el Partido Popular se ha erigido en protagonista/anfitrión de casi todos los posibles pactos y aunque es el partido que tiene menos posibilidades de conseguir alianzas de gobierno vemos a su candidato recibir beatíficamente, uno tras otro a todos los candidatos de los partidos más votados.

Me indigna ver sentados ante Rajoy, pero un poco más chicos que él, a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias o Albert Rivera, este último un poco menos. ¿Acaso no están, en estos momentos, al menos en teoría, en igualdad de condiciones? ¿A cuento de qué ese ir allí? Estos son gestos que dicen mucho.

Cualquiera de las respuestas no me gusta. Están los partidos de la "izquierda", inconsciente o conscientemente, reconociendo que no van a gobernar. El Psoe está a lo suyo, lo más parecido a la autodestrucción, Podemos, con unos resultados que no colman sus expectativas, anda jugando al despiste: si, pero no, si pero como, si pero veremos....

Y yo me pregunto: ¿A quién le interesa gobernar España en esta situación?

Durante la campaña he escuchado hablar, prometer y criticar a todos los "elegidos" en los medios de comunicación y también he escuchado, en persona o en las redes sociales a los menospreciados candidatos de Unidad Popular, a estos últimos son los únicos que he oído decir que nos esperan tiempos duros de recesión y de más recortes, que Europa nos tiene cogidos por salva sea la parte y que como buenos perros de presa los mercados nos seguirán exigiendo más y más sacrificio, es la única forma de que el tinglado se mantenga.

Lo que decía Unidad Popular también lo saben quiénes no lo han dicho, (nombrar la soga en casa del ahorcado no da votos) pero lo saben.

Por eso me vuelvo a preguntar: ¿a quién le interesa gobernar en estos momentos esta España ingobernable?

 

CUANDO LOS EXTREMOS SE TOCAN

 

Hay veces, muchas, en que la utilización de las mujeres, camuflada bajo el discurso de modernidad, igualdad y libertad, en aras de la feminidad, me da vergüenza ajena.

 Siempre me ha parecido un despropósito que, en Nochevieja, una de las noches más frías del año, lo femenino y elegante sea ir con trajes propios de una fiesta en agosto mientras que lo masculino es ir con traje de tres piezas, bufanda y gabán.

 Debido a mi profesión, son muchas las Nocheviejas que he trabajado dando cenas de fin de año y nunca me dejaba de sorprender lo que veía, ellas vestidas para gustar, tiritando de frío, ellos cómodos, elegantes y poderosos.

 La figura de la mujer y su vestimenta, unida a las campanadas que dan paso a un nuevo año en las diferentes televisiones, me parece muy significativa. Previamente nunca es motivo de interés como va a ser el traje de los partenaires masculinos, ellos son importantes por lo que son, ellas por cómo son y cómo van a ir vestidas.

 ¿Os imagináis a una profesional de las características físicas de Chicote o Sobera como protagonistas de ese evento?

 Muchas veces el vestido sólo sirve para disfrazar a quien esa noche se convierte en un objeto, en una cosa. Aviso subliminal de lo que la mujer seguirá siendo el resto del año.

1- Enero- 2016

IMAGENES


Amanece un lunes lleno de noticias diversas e interesantes: juicio por corrupción a Cristina de Borbón/Urdangarin, Juego de Trileros en Cataluña y la muerte de un icono musical, Bowie.
Pero, lo que son las cosas, esta mañana el pensamiento me lleva a otros lugares o quizás son los mismos. Desde el iconoclasta entorno de mi hogar recuerdo la iconografía de los hogares de mi infancia.
En aquellos años el ambiente domestico tenía denominadores comunes, de carácter religioso, casi obligatorios. Había que ser aparentemente creyente con una decoración que tenía, a mi parecer, mucho de teatral. No se concebía un comedor sin una réplica de “La última cena” presidiéndolo. La de las familias acomodadas solía ser un bajo relieve de material más o menos noble, según. Las menos pudientes se conformaban con una lámina coloreada. (Más tarde llegarían los tapices de ciervos y demás animales, pero esa es otra historia).
El dormitorio principal, el de los padres, solía tener encima de la mesita de noche de la madre un niño Jesús en un jergón de paja (en la mesilla del padre estaba, casi siempre, el despertador). Encima de la cama matrimonial había, unas veces la imagen de una virgen dolorosa, en cualquiera de sus versiones o la sagrada familia. En el dormitorio de los niños era imprescindible el Ángel de la guarda.
En casa de mis padres se seguían, casi al pie de la letra, los convencionalismos socio-religiosos que, todo hay que decirlo, conmigo no tuvieron mucho éxito. Siempre sentía la sensación de ser observada por aquellas figuras, lo que me hacía sentir, hacia ellas, un profundo rechazo.
Pero la imagen que me producía más inquietud era la que había donde dormíamos mis hermanas y yo, era, como no, del Ángel de la guarda; en esta ilustración estaba con un grupo de niños y niñas que jugaban a la gallinita ciega,  el ángel en cuestión aparecía detrás de uno de los niños, el que llevaba los ojos vendados, que estaba a punto de caer en un pozo.
Me imagino que esa imagen de una figura enorme y con sus alas desplegadas, quería representar la protección divina pero a mí, no me preguntéis porque, siempre me dio la impresión de estar a punto de empujar al niño hacia el vacío.

24 ene 2016

EL TIEMPO Y LOS TIEMPOS




Esta mañana se ha homenajeado en Madrid a las víctimas del atentado de la calle Atocha, Manuela Carmena, actual alcaldesa de la ciudad, por aquel entonces, trabajaba como abogada en ese despacho.

Recordando aquellos días me he dado cuenta que, en algunas cosas, entonces era todo más fácil. Se sabía el lugar que cada uno ocupábamos, lo que definía a las distintas opciones políticas.

La izquierda reivindicaba la justicia social; intelectuales, estudiantes y obreros salían a la calle con fines comunes.
La derecha lo tenía claro entonces y lo sigue teniendo ahora, pero ¿y la izquierda?

Este mes de enero pasará a la historia, aunque por cosas distintas. Vivimos un enero “caliente” meteorológica y políticamente hablando, hay tibieza en el ambiente y tibios en las cabezas de lista, el invierno no acaba de llegar y los candidatos a presidente tampoco.

Lo que está ocurriendo en este país es inaudito, los sucesivos gobiernos de mayorías parecen haber imposibilitado a la clase política para gobernar de otras maneras. Deberíamos de empezar a preguntarnos para que se presentaron como cabezas de lista sino con la intención de ser presidentes, de sobra se sabía que la época de las mayorías absolutas ha terminado.

Paradójicamente ha sido el partido recién llegado el único que ha hecho una propuesta, puede gustar más o menos pero ahí está. El dirigente del partido que no sabe perder dice que no se presentara al debate de investidura porque “ir p’a na” y el que tiene la pelota en su tejado no se decide a subir a por ella por si resbala. Mucho han de cambiar las cosas para que no se tengan que repetir las elecciones.

Imagino que este lunes volverán a posicionarse las distintas fichas de una partida que se juega con diferentes tableros, uno común, en el que concurren los candidatos a la presidencia y otros tableros en los que juegan dichos políticos con sus respectivas organizaciones. Sigo pensando que parece que nadie quiere gobernar, tal y como está la cosa, con las fauces de la Troika esperando hambrientas el fin de la partida. Y al igual que creo que es sano y necesario que haga frio en invierno, también lo es el tener claro que significa ser de izquierdas (o de abajo) y actuar en consecuencia.

 

22 ene 2016

EXPOSICIÓN PÙBLICA


Hoy ha sido una de las noticias más comentadas, quizás la que más eco ha tenido en las redes sociales, sobre el acto de constitución del congreso para la nueva legislatura. Me refiero a que la diputada de Podemos, Carolina Bescansa, haya aparecido con su bebe en el congreso de los diputados.
Vamos a ver, a mí no me gusta la utilización de los menores de edad con ningún motivo. No me gusta que los políticos utilicen a sus hijos en las campañas electorales o que lo hagan los personajes públicos en cualquier acto de promoción personal.

El gesto de hoy de la señora Bescansa me parece oportunista, injusto y fuera de lugar, por mucho que se quiera reivindicar como un acto normal de una mujer trabajadora.

Yo conozco a muchas mujeres trabajadoras, yo misma he criado a mis hijos a la vez que tenía un trabajo para mantenerlos. Las madres trabajadoras, con o sin pareja, tienen que recurrir en unos asos a la conciliación laboral, en otros a la ayuda de familiares o tienen que pagar a alguien que se ocupe de sus hijos.
 
Me gustaría saber que pretendía la señora diputada, y en extensión su partido, con el gesto de esta mañana. ¿visibilizar a la madre trabajadora?, más bien parecía hacer ostentación de su cargo y decirnos a todos que ella lo hace porque puede.

Y el niño/a, su derecho a la intimidad, donde queda?

La señora Bescansa podría haber contratado a alguien para su cuidado, aliviar la precariedad de alguien en paro estaría bien, o, si tiene pareja compartir esa responsabilidad con ella.

Los niños no pueden elegir y los adultos somos responsables de nuestros actos para con ellos.
Creo que, a veces, alardear de normalidad hace que acabemos comportándonos de manera poco normal, me parece que este es el caso de doña Carolina.

(recuerdo, salvando las distancias, una condena a Belén Esteban por la exposición mediática de la figura de su hija)
¿cómo era aquello de que los extremos se tocan?

 

7 ene 2016

"LOS CUENTOS SIRVEN PARA PROGRAMAR SUEÑOS"


Acabo de ver el programa que Cuarto Milenio ha dedicado a los cuentos infantiles, las historias que hay tras ellos y sus diferentes interpretaciones, estoy fascinada.
El mundo de los cuentos tradicionales siempre me ha
atraído, fui
una niña a la que le contaron cuentos y, ya de mayor, me leí a Andersen, Perrault, los hermanos Grimm, Samaniego, Esopo...y Alicia, El principito, La mil y una noches, El Decamerón etc..
Es importante
contar cuentos a los niños, desde casi su primera infancia, creo que, junto con las canciones de cuna, son el primer “alimento”. La imaginación, esa poderosa arma que ayuda a lidiar la vida, se forma de esa manera.
Actualmente los padres van tan atareados que no tienen tiempo para contar o leer cuentos a sus hijos, es más fácil comprarles colecciones enteras de las versiones cinematográficas y conectarlos a la pantalla, las imágenes coloridas y vibrantes cautivaran al niño, pero mermarán su imaginación, no es lo mismo imaginar a partir de una imagen que crear tu propio mundo de fantasía a través de las palabras.

Recuerdo vívidamente una imagen de mi infancia, no había entonces televisores (uno o dos en todo el barrio). Teníamos una vecina, la tía Ginesa, que en las tardes de verano nos reunía a toda la chiquillería a la hora de la merienda y nos contaba una historia que nunca terminaba, cada día se quedaba en lo más interesante, -como si de una Sherezade/abuela se tratase- y todos esperábamos con expectación la tarde siguiente para escucharla.
Una cosa parecida sería impensable hoy día.

Esos niños con móviles de última generación, Tablet y ordenadores, con todos los clásicos Disney, cualquier serie infantil o videojuego al alcance de la mano, niños que no paran de recibir información de todo tipo, ya procesada, niños que conocen miles de conceptos tecnológicos y que todo lo obtienen de inmediato, no tendrían la paciencia y curiosidad de esperar un día entero para escuchar una historia de media hora y sin final.

Los padres deberían tomar como medida preventiva, sacar tiempo para estar con sus hijos, jugar, leer, hablar con ellos, acercarse a su mundo y salir de vez en cuando del mundo de los adultos para encontrarse cada uno con el niño que fue
Creo que es sentar unos pilares sólidos para su educación, leerles cuentos o mejor contarles cuentos, sobre todo a la hora de dormir para ayudarles a entrar con buen pie en el mundo de los sueños.