Hoy ha sido una de las noticias más
comentadas, quizás la que más eco ha tenido en las redes sociales, sobre el
acto de constitución del congreso para la nueva legislatura. Me refiero a que la diputada de
Podemos, Carolina Bescansa, haya aparecido con su bebe en el congreso de los
diputados.
Vamos a ver, a mí no me gusta la
utilización de los menores de edad con ningún motivo. No me gusta que los
políticos utilicen a sus hijos en las campañas electorales o que lo hagan los
personajes públicos en cualquier acto de promoción personal.
El gesto de hoy de la señora Bescansa me parece oportunista, injusto y fuera de lugar, por mucho que se quiera reivindicar como un acto normal de una mujer trabajadora.
El gesto de hoy de la señora Bescansa me parece oportunista, injusto y fuera de lugar, por mucho que se quiera reivindicar como un acto normal de una mujer trabajadora.
Yo conozco a muchas mujeres
trabajadoras, yo misma he criado a mis hijos a la vez que tenía un trabajo para
mantenerlos. Las madres trabajadoras, con o sin pareja, tienen que recurrir en
unos asos a la conciliación laboral, en otros a la ayuda de familiares o tienen
que pagar a alguien que se ocupe de sus hijos.
Me gustaría saber que pretendía la
señora diputada, y en extensión su partido, con el gesto de esta mañana.
¿visibilizar a la madre trabajadora?, más bien parecía hacer ostentación de su
cargo y decirnos a todos que ella lo hace porque puede.
Y el niño/a, su derecho a la intimidad, donde queda?
La señora Bescansa podría haber contratado a alguien para su cuidado, aliviar la precariedad de alguien en paro estaría bien, o, si tiene pareja compartir esa responsabilidad con ella.
Los niños no pueden elegir y los adultos somos responsables de nuestros actos para con ellos.
Creo que, a veces, alardear de normalidad hace que acabemos comportándonos de manera poco normal, me parece que este es el caso de doña Carolina.
Y el niño/a, su derecho a la intimidad, donde queda?
La señora Bescansa podría haber contratado a alguien para su cuidado, aliviar la precariedad de alguien en paro estaría bien, o, si tiene pareja compartir esa responsabilidad con ella.
Los niños no pueden elegir y los adultos somos responsables de nuestros actos para con ellos.
Creo que, a veces, alardear de normalidad hace que acabemos comportándonos de manera poco normal, me parece que este es el caso de doña Carolina.
(recuerdo, salvando las distancias,
una condena a Belén Esteban por la exposición mediática de la figura de su
hija)
¿cómo era aquello de que los
extremos se tocan?
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