23 jun 2023

SOLO SÉ QUE NO SÉ NADA

                                                                  


Me doy cuenta que desde hace tiempo escribo bastante sobre el pasado. Mirar hacia atrás desde la distancia que da la edad proporciona lecturas diferentes de muchos momentos. Igual también se debe a que estoy inmersa en un estudio que se sitúa en tiempos muy lejanos.

Estudiar, o seguir estudiando a pesar de los años, también influye en la perspectiva y el lugar donde una se recoloca. El proceso de aprendizaje es infinito sin embargo para ello, la mayoría de las veces hay que pararse y mirar atrás. A veces echo de menos que fácil era cuando todo lo tenía claro, cuando estaba segura al cien por cien de lo que hacía o decía.

Madurar y crecer es dudar, darle a cualquier situación otra vuelta de tuerca y no quedarse con el discurso mayoritario. Buscar un lugar propio y, desde él, poder elegir y discernir, para mí, esto  es lo más parecido a la libertad.

En eso de mirar atrás, también lo hago revisionando películas, libros etc. Me resulta tan interesante comprobar que parecen obras completamente diferentes a las de la primera vez. Ahora estoy volviendo a ver “Doctor en Alaska”, una serie de los años 90 que en su momento me encantó. Se emitía a altas horas de la noche y, a pesar de ello, se convirtió en una serie de culto. Volver a verla me está resultando de lo más gratificante: los personajes tan bien construidos, el pueblo, el bar, la consulta del doctor, la naturaleza, las creencias más diversas conviviendo en armonía, las ideas que transmite, la filosofía, la excepcional banda sonora. En fin, todo lo estoy disfrutando y entendiendo, ahora, con una nitidez que va más allá de las historias que se cuentan. Surgen cuestiones que se están planteando en estos momentos, con respuestas tan inteligentes y humanas que sorprenden.

De todos los personajes que aparecen me llama la atención la india Marilyn. En ella son más interesantes los silencios que las palabras, aunque cuando habla no deja a nadie indiferente.

Os trascribo una conversación entre Marilyn y Ed, el joven apasionado del cine que está aprendiendo a ser chamán. En ella se reflexiona sobre la suerte, el destino, si todo está escrito…

Marilyn: “mi tío me habló una vez de un guerrero que tenía un magnífico semental. Todo el mundo hablaba de la suerte que tenía teniendo un caballo así. Puede, decía él. Un día el caballo se escapó, la gente decía que el guerrero tenía mala suerte. Puede, decía él. Al día siguiente, el caballo regresó seguido de una hilera de preciosos ponis, la gente decía que tenía mucha suerte. Puede, decía él. Más tarde, el hijo del guerrero se cayó de uno de los ponis y se rompió una pierna. La gente decía que qué mala suerte. Puede, decía él. A la semana siguiente el Jefe declaró la guerra a otra tribu, muchos hombres jóvenes murieron pero, gracias a la pierna rota, el hijo del guerrero se quedó en casa y se salvó.”

Esta conversación, no sé por qué, se me quedó fijada en estos días que veo y escucho como se dirimen pactos, alianzas, suerte, mala suerte y si ganar o perder.

Publicado en Infolínea el viernes 16 de junio de 2023



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