31 may 2023

VOTAR YA NO ES UNA LITURGIA

 

A lo largo de toda la campaña para las elecciones municipales, que termina justo el día en que se publica este periódico, he sentido varias veces una sensación de pérdida, he echado de menos algo a lo que no sabía ponerle palabras. Eso me suele pasar de vez en cuando y, de pronto, al escuchar algo dicho por otra persona te das cuenta que esas palabras del otro le dan sentido a lo que no sabías como explicar.

Algo parecido me ocurrió escuchando lo que decía  mi escritor preferido, Juan José Millás, al hablar sobre el tema electoral actual. Millás dijo que “votar ya no es una liturgia” refiriéndose a la falta de interés de mucha gente por ir a votar en estos comicios y como la abstención va en aumento de unas elecciones a otras sobre todo entre los jóvenes. Entendiendo como liturgia el ritual o la ceremonia que reviste un acto comprendí que era esa la falta que yo estaba sintiendo y que me provocaba malestar. Votar, para mucha gente, es un acto desnudo, desprovisto del simbolismo que debería tener.

Aunque la abstención sea una opción legítima como cualquier otra, su aumento es un síntoma de la desconexión entre los poderes públicos y los ciudadanos. ¿Por qué existe este distanciamiento? Me lo pregunto y no sé muy bien cómo empezó. Siento nostalgia de aquellas primeras elecciones democráticas en las que los jóvenes estábamos convencidos de que nuestro voto era importante para mantener el sistema democrático que empezaba a caminar con mucha incertidumbre.

Los jóvenes, actuales, son en su mayoría, descreídos y los que se consideran concienciados se autoproclaman “anti sistema”. Posiblemente las generaciones nacidas en Democracia se han acomodado al sistema propiamente dicho y piensan que su participación no sirve para nada. A veces los entiendo, aunque no comparta ese punto de vista.

No se ha sabido o no se ha querido trasmitir que la política no es sólo cosa de los partidos que se erigen en protagonistas cuando llega la época electoral, aunque esa sea la impresión que se da en los actos públicos a los que sólo asisten los afines a cada ideología. Quizás esta forma de llegar a los ciudadanos sirvió durante un tiempo, cuando había interés por escuchar lo que cada uno tenía que decir y oír palabras nuevas que llegaban a nosotros por primera vez.

Ahora asistimos a discursos que parecen proyectos empresariales en los que cada uno dice lo que hará si gana, se echan de menos palabras que ilusionen a la gente con una forma de pensamiento transformadora y beneficiosa para todos.

Vivimos en un sistema que no es sano, para cambiarlo no creo que la formula sea ser antisistema sino participar del mismo y poder modificarlo desde dentro. Si nos quedamos afuera sólo nos convertimos en marginados apartados del camino. Al sistema lo sostienen los antisistema.

En Alhama es gratificante ver a tantos candidatos y candidatas jóvenes, con una preparación envidiable. A pesar de ello, en la calle, se palpa la indiferencia o el rechazo.

Siempre he votado. Seguiré haciéndolo por responsabilidad, desde una postura crítica y razonada, con el convencimiento de que sólo participar es la forma de  no quedarnos afuera y de poder cambiar lo que esté a nuestro alcance.

 Escrito publicado en el nº 1.293 del periódico Infolínea.

"Contadme un sueño". Adolfo Celdrán



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