En mis tiempos de estudiante en
el instituto, no recuerdo como ni porqué, se puso de moda escribir a las
embajadas de los países que nos generaban interés pidiendo información para
conocer cómo eran, como vivían, su vida y su historia. La embajada del país al
que dirigías tu carta no tardaba en responder y enviaba abundante información
en forma de folletos donde aparecían todos los datos relevantes: cultura, modo
de gobierno, turismo etc. Era una especie de Wikipedia que te llegaba por carta
y que nos hacía soñar y alimentar nuestro interés por los modos de vida de
otros países.
Imagino que esto, ahora, parecerá
algo sin ninguna importancia cuando, en
internet, se puede encontrar toda la información del mundo. También la
posibilidad de viajar a cualquiera de estos lugares está mucho más
democratizada, pero para quienes gustábamos de hacer estas indagaciones, era la
única manera de conocer otros sitios.
El otro día oí hablar de Bután y
mi curiosidad, aún presente a pesar de los años, me incitó a buscar información
sobre este país. Lo que despertó en mí ese interés casi adolescente fue el
enterarme de que en su sistema de gobierno había un ministerio dedicado a la
felicidad. Esta noticia me sonó a irreal y fantasiosa pero, a la vez, me
pareció algo digno de dedicarle un poco de tiempo para conocer otros enfoques
sociales en estos momentos tan áridos y tormentosos. Esta vez, en lugar de
escribir una carta a su embajada, escribí Bután en el buscador de mi ordenador.
Bután es un pequeño país asiático
situado en la cordillera del Himalaya, de filosofía budista e hinduista, limita
con la India y con la República Popular China. Su forma de gobierno es una
monarquía constitucional.
En cualquier país el desarrollo
económico se mide por el PIB (Producto Interior Bruto). En Bután, hace cuarenta
años crearon otra forma de medir el bienestar de los habitantes, el FIB
(Felicidad Interior Bruta).
Cada cuatro años, el gobierno
manda a sus ciudadanos una encuesta con 180 preguntas basadas en nueve
dimensiones: bienestar psicológico, nivel de vida, sistema de gobierno, salud,
educación, relaciones en la comunidad, diversidad cultural y resiliencia, uso
del tiempo y diversidad ecológica.
En 2011 Bután presentó ante la
ONU la resolución A/RES/65/309 titulada “La felicidad, hacia un enfoque
holístico del desarrollo” que fue aprobada por consenso de la Asamblea General,
en ella se reconoce que la búsqueda de la felicidad es un objetivo humano y
universal. Se declara el Día de la Felicidad el 20 de marzo.
Dasho Karma Ura es el Presidente
de Estudios de Bután e Investigación de la FIB. En la Cumbre de Innovación
Tecnológica y Economía Circular
celebrada en Madrid en 2018, dijo: “Los gobiernos han de servir de
inspiración para la felicidad de los ciudadanos. Las leyes han de reflejar ese
propósito”.
Imagino que habrá luces y sombras
también en Bután, pero me parece interesante que un gobierno tenga en cuenta
algo tan intangible y tan poco cuantificable como es la felicidad.
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