10 may 2023

ALHAMA, RECUERDOS, SUEÑOS Y FOTOS

 



La sequía que estamos padeciendo este año, hace que algunos días sean nítidos como recién pintados y los paisajes lejanos se hacen tan cercanos que casi podrías tocarlos. Estos días me hacen recordar algunas  de aquellas tardes, secas y cálidas del verano de mi infancia.

La lectura alimenta la imaginación y durante las siestas, en la terraza, después de haber leído alguna de las tantas novelas de aventuras, me gustaba pasar el tiempo mirando a la Sierra de la Muela. Ahora, los árboles que la perfilan se distinguen claramente porque ya tienen un porte mayor, pero en aquellos años, se divisaban pequeñitos y yo imaginaba que aquellos bultitos, parejos, uno al lado del otro, eran las cabezas de los soldados de un ejército que apenas asomaba tras la montaña y que venía con la clara intención de atacarnos. ¡La de historias que mi fantasía discurría mirando nuestros montes!

Hace poco he leído el libro “Anoxia”, del murciano Miguel Ángel Hernández, cuyo eje principal es la fotografía. Este libro da para mucho hablar. Leyéndolo pensé  en algo que nunca había hecho, es tan simple como complejo. Me refiero al funcionamiento de las cámaras de fotos antiguas y el tiempo de exposición que había que tener hasta que se fijase la imagen y poder capturar la instantánea. Hay recuerdos que quedan fijos como las imágenes de aquellos daguerrotipos antiguos y este es uno de ellos.

Con la lectura del citado libro volví a ese mundo de la infancia y a las “fotos” que viven en mis recuerdos, esos recuerdos que a veces miré durante largo tiempo y en los que no veía que, al igual que en las cámaras fotográficas, la imagen estaba del revés.

Siguiendo con “Anoxia”, la fotografía me llevó  al mundo de los sueños y su similitud con el de la imagen captada en un momento. Cuantas veces nada más despertar, recuerdas lo que has soñado tan claramente como yo veía las cabezas de guerreros desde mi terraza, sin embargo poco a poco ese recuerdo se va desvaneciendo como si la NADA de la Historia Interminable entrase en tu cabeza y fuese disolviendo esa historia que minutos antes recordabas con todo detalle. A veces, si nada más despertar fijas el recuerdo de algo de lo soñado y lo mantienes unos minutos, puedes retener una parte del sueño que ya será difícil de perder.

Alhama, es todo esto para mí. Son muchos los recuerdos, las fotos (reales e imaginarias) y los sueños que giran alrededor de mi pueblo. Es un pueblo que entra por los ojos primero, y después por todos los demás sentidos que, en primavera, en Los Mayos, están a flor de piel  y a pie de calle.

Las figuras de aquellos pinos que a mi imaginación infantil le parecían ejércitos asomando tras la montaña, es tan perfecta que nunca la olvidaré o quizás cuando vayan pasando los años y mi mente vaya perdiendo lucidez, olvide que eran árboles y sólo recuerde la imagen que, un día de verano, capturo mi mirada.

                               "La senda las parras" Malvariche                                      

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