La novela de misterio, de detectives o novela negra son géneros que siempre me han gustado. Pero creo que en las nuevas novelas o películas de este tipo hay cosas que han cambiado, sobre todo si quien resuelve el caso es una mujer.
En los relatos de Agatha
Christie, por ejemplo, miss Marple resolvía los casos acercándose a las
personas, conociendo sus hábitos, sus debilidades y fortalezas, llegando a sus
conclusiones desde una postura reflexiva y razonada. Por otro lado teníamos a
los detectives clásicos que casi siempre tenían un ayudante, un otro con quien
poner en claro las ideas y poder demostrar que él era el más listo. Los de
novela negra mezclaban casi siempre, la deducción con las peleas, tiros y el
whisky.
Ahora vivimos una oleada de
novelas de crímenes protagonizadas por mujeres. La saga del escritor sueco
Stieg Larsson autor de “Los hombres que no amaban a la mujeres”, el español
Juan Gómez Jurado, autor de “Reina Roja” son un ejemplo de lo que quiero decir.
Sus heroínas son mujeres que
sufren algún tipo de trastorno mental que les dota de una increíble sagacidad e
inteligencia. Si buscas en internet que tipo de trastorno sufre Lisbeth
Salander, protagonista de la saga “Millenium”, una chica que tiene memoria
fotográfica además de otras muchas características, encuentras que Larsson le
atribuye el síndrome de Asperger.
Haciendo la misma pregunta sobre
Antonia Scott, protagonista de la saga “Reina Roja” otra mujer de
extraordinarios poderes, te encuentras con el inicio de la primera novela
“Antonia Scott sólo se permite pensar en el suicidio tres minutos al día (….)
la mente de Antonia es más bien como una jungla, una jungla llena de monos que
saltan a toda velocidad de liana en liana llevando cosas. Muchos monos y muchas
cosas, cruzándose en el aire y enseñándose los colmillos”
En películas y series de este
género, con protagonistas mujeres, sueles encontrar más de lo mismo. Mujeres
traumadas por sucesos ocurridos en la infancia, con una importante carga de
agresividad y trastornos para justificar una inteligencia poco común.
Entre la figuras protagonistas de
antes y ahora, hay un abismo. Mis Marple desenredaba un misterio mientras
tejía, cocinaba un bizcocho o tomaba una taza de té. Las protagonistas actuales
sufren, toman pastillas para controlar sus impulsos, utilizan la violencia
física, apenas comen o comen mal, tienen un acólito que les sirve de escudero y
el enemigo suele ser un hombre abusador y maltratador o una mujer perversa.
Creo que han investido a las
mujeres detectives actuales (en aras de la igualdad) con características de los
hombres de la novela negra: son capaces de pelear, beber, consumir sustancias
etc. Se les ha restado la parte más femenina y se le ha sumado usar la salud
mental ya que, de otra forma, parece que no serían capaces de resolver nada.
Y esto que parece no tener
importancia, creo que sí la tiene. Un género literario con millones de lectores
nos muestra un ideal de mujer que para ser brillante ha de tener las
características de un “hombre” a la antigua usanza. Esto no sólo pasa en la
ficción, la realidad actual también confunde la igualdad de derechos con que
todos seamos iguales.
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