27 dic 2022

OTROS NACIMIENTOS


Cuando los padres envejecen o mueren, la casa se convierte en otra cosa distinta al lugar donde se reunía la familia en las fiestas o dónde se iba de vez en cuando a visitar a los padres cuando te lo permitía la ajetreada vida.

Los hijos redescubrimos una casa que ya no es la que dejaste cuando te fuiste de ella. Las nuevas obligaciones te llevan a abrir cajones y baúles, sacar enseres de los armarios y cómodas. En estos quehaceres descubres cosas que nunca habías visto y otras que habías olvidado.

En una de estas ocasiones me encontré con una prenda que me produjo una fuerte emoción. Se había colocado en el montón de “cosas para tirar” y es que, a simple vista, era un trozo de tejido de lana, áspero y amarillento que no parecía servir para nada pero mis recuerdos lo trajeron a la memoria como algo muy familiar. Era la primera prenda que me envolvió de bebé en los días fríos. En aquellos tiempos de llamaba “pingo” a esta mantita de lana, que no es que estuviera amarillenta, es que era de lana cruda, sin someter a ningún proceso de blanqueado, el tejido era simple, al reconocerla ya no me pareció tan áspera.

Me la llevé a casa y la tengo sobre mi regazo mientras escribo. Me dice tantas cosas. Me habla de la pobreza de mis padres y de los pocos lujos que se podían permitir, me cuenta de la pobreza que existía en la sociedad trabajadora y de las madres que preparaban la canastilla del recién nacido con pañales, ombligueras, chambritas, faldones y fajas confeccionadas por ellas mismas. Quizás este pingo fuese lo único comprado o quizás fue el regalo de algún familiar.

También me habla de que nada se tiraba. Recuerdo que cuando di a luz por primera vez, mi madre sacó del fondo de un armario, prendas de bebé que habíamos usado los cuatro hermanos. Guardadas como un tesoro, que yo en ese momento no supe valorar.

Esto que cuento, ahora sería impensable. Las canastillas de recién nacido van, obligatoriamente, preparadas hasta el más mínimo detalle para proteger la piel y hacer menos traumáticas las primeras horas del niño y la madre que dará a luz sin dolor y con todos los cuidados. Los departamentos de bebés de los centro comerciales están abarrotados de prendas de todo tipo que facilitan el día a día (aunque se pierde la prenda tejida por la madre para el hijo que viene y cuya elaboración anticipa su llegada)

Pienso en mi madre que estuvo trabajando en el campo hasta poco antes de nacer yo, en las cuatro cosas que pudo juntar para mi nacimiento, que casi le costó la vida, (muchas otras no tenían esa suerte  y morían de “sobreparto”). Creo que aunque queda mucho camino por andar, la vida de las mujeres sí que ha cambiado desde hace 60 años, al menos en nuestro país.

Con la mantita (pingo) en mi regazo pienso en otras madres, tantas en todo el mundo, viviendo en la pobreza y haciendo frente al frio del invierno con niños pequeños, desplazados en lugares como Afganistán, Ucrania u Oriente medio, donde las temperaturas pueden descender a los -20º. “para muchos de los desplazados forzados que hay en el mundo, este invierno será un desafío mucho mayor que el de los últimos años. Muchas familias no tendrán otra opción que elegir entre comida o calor, y se enfrentarán a enormes dificultades para calentar sus hogares, conseguir ropa de abrigo o conseguir comida caliente” (ACNUR).

"Pañales de Luna"



 

20 dic 2022

RETAZOS DE NAVIDAD



 

En esta época del año me resulta inevitable no sentir añoranza por lo que ya no está aunque siga vivo en mi memoria. Casi todo está relacionado con la vida en casa de mis abuelos maternos que estos días se transformaba para mí en el mejor sitio del mundo para pasar las vacaciones de Navidad. Es increíble la capacidad de los niños para convertir, con su imaginación, cualquier lugar en algo fantástico. Ahora que soy abuela lo veo en mis nietos, me maravilla como la realidad tiene para ellos una lectura diferente.

La casa de mis abuelos estaba llena de rincones que mi imaginación vestía de historias. En la habitación de mi bisabuela, de la que ella apenas salía, pasaba largas horas sentada a su lado  escuchando lo que me contaba de su vida en África cuando su marido era sastre del ejército español en Marruecos, del viaje de vuelta a España en barco que fue una dolorosa y larguísima travesía con un bebé muerto en brazos…En un rincón de su habitación había un enorme arca donde se guardaban los dulces que quedaban después de la Navidad y que se iban sacando poco a poco.

Otro rincón favorito era en el que me escondía para leer las novelas de amor de mi tía o los comics de uno de mis tíos. Sabía esconderme tan bien que a veces pasaban casi a mi lado y no me veían. Yo escuchaba mi nombre una y otra vez pero me resistía a salir del lugar donde me encontraba en secreto con parejas enamoradas o superhéroes con capa.

Como era la nieta mayor, a veces mi abuela me concedía el capricho de darme un vasito de café de malta con mucho azúcar o con leche condensada. A mí me sabía a gloria aquella bebida calentita que me hacía sentirme mucho mayor e importante, sobre todo si la compartía con ella. En esta casa vivía mi tía que era modista, el ser la sobrina mayor (aunque sólo tendría nueve o diez años) también supuso que se me incluyera en su círculo de modistillas que todas las tardes se reunían a coser, charlar y escuchar radionovelas. Algunas tardes la reunión era en casa de una modista de más edad que era la maestra, se llamaba Teresa. Durante esas tardes aprendía mucho del mundo femenino de aquella época y de sus opiniones sobre los hombres. Estas tardes tenían una banda sonora que incluían, además de las radionovelas, el consultorio de Elena Francis y las canciones de Adamo y Raphael.

Mis abuelos no querían que les llamase abuelos así que, hasta muy tarde, para mi fueron Mercedes y Jesús. Esto enfadaba a la familia y todos les decían que era una falta de respeto que una nieta llamase a sus abuelos por el nombre. Yo no lo entendía así, sabía que eran mis abuelos y los quería y respetaba pero también sabía que eran dos personas llamadas Mercedes y Jesús. Con el tiempo ganaron los convencionalismos y les llamé abuelos.

La nostalgia, quizás este año más que otros, es un sentimiento frecuente durante el mes de diciembre, pero es una nostalgia bonita, de recuerdos amables llenos de conversaciones, rincones secretos y fantasía alimentada por todo lo que me rodeaba. La niña que aún vive en mí se pasea por el pasado y vuelve a oler el café de malta, el arca de los dulces, las telas que cosían con hábiles manos las modistas y el fragante aroma de la leña quemada que invadía las calles.

"Tombe la neige" Salvatore Adamo.



                                      

13 dic 2022

ANÁLISIS DE DOCE AÑOS

 



Esta semana se ha publicado el número 10 de la revista “ZANGAMANGA, La Voz Y La Palabra”, proyecto en el que llevo trabajando doce años como voluntaria social del Ayuntamiento de nuestro pueblo.

Mi interés por la cultura, la literatura sobre todo, hizo que no me lo tuviese que pensar dos veces cuando se me sugirió la idea de hacer una revista del centro. La sugerencia vino por parte de algunos usuarios que tenían esa idea y no sabían la forma de ponerla en marcha. Fue durante unas prácticas que hice en este centro cuando empecé a elaborar un proyecto de revista , al terminar las prácticas mi compromiso con ellos me llevó a hacerme voluntaria e intentar que el proyecto fuese una realidad.

Aún era concejala de Bienestar Social e impulsora del Centro de Atención Psicosocial,  Fina García. Cuando se publicó la primera revista ya era concejala Mari Carmen Díaz, ella nos “Presentó en sociedad”. El apoyo de ambas fue fundamental para el inicio del camino.

Como todos los comienzo, este fue difícil. Parece que para escribir algo hay que ser escritor y esto no es así, para escribir hay que tener cosas que decir y ponerlas sobre el papel. Da igual que sea un texto de una página, una reflexión de dos líneas, un poema sin rima ni métrica, un chiste o un cuento de la infancia.

En esta publicación tuvo cabida, desde un principio, cualquier habilidad relacionada con la cultura, además de los escritos: fotos, pinturas, viñetas, críticas cinematográficas etc. Cualquier cosa puede formar parte de ZANGAMANGA La Voz Y La Palabra. Sin ningún control ni censura, siempre que se trabaje desde lo humano y desde el respeto al otro.

He de decir que trabajar con este colectivo, los miércoles de cada semana, ha sido uno de los aprendizajes mayores de mi vida. Una compañera de estudios comentaba una vez que “Todos tenemos una tara” cuando la escuché sólo pude darle la razón.

El año pasado el lema del día de la salud mental era “mañana puedes ser tu”, la pandemia nos ha confrontado cara a cara con esta realidad que casi nadie quería ver. La fragilidad del ser humano nos aboca a que, en cualquier momento de la vida, nos demos de bruces con algo que es más poderoso que nosotros, ante lo que no tenemos herramientas que nos ayuden a manejarlo.

A través del trabajo colaborativo de esta revista he descubierto personas llenas de capacidades, personas sensibles que pelean día a día por salir adelante, todos han sido unos grandes maestros para mí.

El camino recorrido a lo largo de estos años, me ha cambiado. Ha cambiado mi forma de ver la vida y, sobre todo, ha cambiado mi manera de ver y entender la salud mental.

 


8 dic 2022

CONCIENCIA SI, PERO CUANDO INTERESA.

 



No pensaba escribir sobre el mundial de Qatar, me daba pereza nombrar esta pantomima que utiliza al deporte para ganar dinero, saltándose los límites que haya que saltarse.

Pero el otro día escuché a un entrenador que, ante la pregunta sobre que pensaba sobre la vulneración de los Derechos Humanos en ese país, dijo que lo suyo era el deporte, no la política. Un famoso cantante de fama mundial ante la misma pregunta, abandonó la entrevista visiblemente molesto “…estoy aquí disfrutando de mi música y de la vida hermosa…” fueron algunas de las palabras que dijo antes de marcharse.

Y es que así son las cosas y así es la sociedad en que vivimos. Lo mismo se hacen conciertos o minutos de silencio en contra de la guerra de Ucrania que asistimos a un mundial de fútbol en un país que incumple los derechos más básicos de las personas.

La conciencia social va de esta manera, según los intereses del momento. Todos los medios critican el régimen qatarí, poniendo el grito en el cielo en defensa de los derechos de las mujeres, de los homosexuales, en contra de la pena de muerte, en defensa de la libertad de prensa etc. Pero todas las cadenas dedican horas y horas a informar sobre el evento deportivo. Incluso la televisión pública que `pagamos entre todos.

“La FIFA concedió al país del Golfo la organización del Mundial en 2010, sin la debida diligencia en materia de derechos humanos y sin establecer condiciones sobre la protección de los trabajadores migrantes que serían necesarios para construir la enorme infraestructura” (Minki Worden. Directora de Iniciativas globales de Human Rigth Watch). Nadie se echó las manos a la cabeza cuando Qatar fue designada como sede.

Fue elegida Qatar por encima de EEUU, este país llevó a cabo investigaciones que descubrieron sobornos, regalos desproporcionados… las pruebas hicieron que se realizaran detenciones en la cúpula de la FIFA por corrupción. Además, Qatar no tenía infraestructuras para que se llevara a cabo este evento en su suelo, para conseguir poner en marcha todo el tinglado buscó mano de obra migrante, trabajadores procedentes de Oriente Medio, India, Nepal…que han trabajado en condiciones casi de esclavitud y muchos de ellos han muerto.

Ahora solo interesa el dinero, se espera que La Copa Del Mundo genere más de 6.000 millones de dólares en ingresos y ante esos “sólidos argumentos” nadie se atreve a ponerle el cascabel al gato.

Mohamed Alí, boxeador estadounidense campeón del mundo de los pesos pesados, fue despojado de su título de campeón, de su licencia de boxeo y condenado a cinco años de cárcel por negarse a ir a la Guerra de Vietnam, ya que la consideraba injusta. Ninguno de los futbolistas millonarios que han sido convocados a este mundial por las diferentes selecciones, se ha atrevido a decir “esta boca es mía”. Yo espero que España sea eliminada pronto para dejar de sentir vergüenza ajena.

Pero no pasa nada, el 25 de Noviembre saldremos a protestar por la violencia contra las mujeres mientras nuestros deportistas pegan patadas a un balón sobre una tierra que las desprecia y las maltrata. Acabando el mundial sacaremos la pandereta y “a otra cosa mariposa”. El caso es mantenernos entretenidos no vaya a ser que nos dé por pensar.




BIENVENIDA INCERTIDUMBRE





El lunes pasado me puse la vacuna de la gripe y la cuarta dosis de la vacuna del Covid. Tengo que reconocer que es la primera vez que he tenido reticencias respecto a ponerme la del Covid, hasta el día antes tuve dudas. Luego me di cuenta de lo poco que dudé las veces anteriores y sentí que mi duda de ahora, estaba generada por la poca urgencia de la actual situación.

Ese día me levanté con la firme determinación de ir a mi cita en el centro de salud. Comprobé que habían habilitado la zona donde antes estaban los servicios sociales, para la vacunación. Había bastantes personas, nada que ver con las vacunaciones masivas y de urgencia de las veces anteriores, se notaba que ahora todo estaba organizado con tiempo y que hay vacunas para todos sin tener que esperar que los laboratorios den abasto.

Lo que si era parecido a otras veces eran los comentarios que se escuchaban, iban desde la negación “Yo sólo me voy a poner la de la gripe, quien sabe lo que nos están metiendo en el cuerpo con la otra” pasando por la resignación “Que vamos a hacer, es lo que toca, y como no podemos culpar a nadie” a los que iban más convencidos “Hombre, gracias a las vacunas casi no muere gente de Covid”.

Escuchando no pude evitar entenderlos un poco a todos. Es cierto que no sabemos qué llevan las vacunas al cien por cien (si me lo explicaran no lo entendería) tampoco la de la gripe que cada año es diferente porque los virus van cambiando. El gusto que nos daría poder culpar a alguien, por lo menos para descargar nuestra impotencia de alguna manera, pero si es cierto  que, gracias a las vacunas, muere menos gente a pesar de que siga existiendo este virus que nos mantiene alerta.

La incertidumbre es algo que nos acompaña durante toda la vida aunque no seamos conscientes de ello y queramos creer que la certeza existe. Es con los años que, a base de caerse y levantarse, de perder y ganar, de sufrir y disfrutar, vamos dándonos cuenta de que no sabemos qué será lo próximo. “Solo sé que no sé nada” decía el filósofo griego Sócrates. Hasta que no se llega a esa conclusión, a ese aprendizaje, andamos por la vida con una venda en los ojos que nos impide ver la realidad y nos provoca la ilusión de que tenemos todas las respuestas, para comprobar después, que eso no era verdad.

En cada etapa de la historia de la Humanidad se ha tenido que lidiar con lo que no se esperaba, sin embargo seguimos empecinados en buscar certezas y verdades absolutas que nos despojen de la angustia. Ahí tenemos las religiones, las adicciones, la televisión, los medios de comunicación etc. Es más fácil recurrir a los paliativos que afrontar y saber a que atenernos.

Porque,  la medicina milagrosa que nos asegure el fin de nuestros miedos, aún nadie la ha inventado.

"voy a inventarme un camino" El Jose

                                         "