“Con esta moneda, me voy a
comprar, un ramo de cielo y un metro de mar, un pico de estrella, un sol de
verdad, un kilo de viento y nada más” (Nada más. María Elena Walsh).
Reconozco mi ignorancia con
relación a las monedas virtuales o criptomonedas, pero el miedo generado por la
caída del Bitcoin me ha dado qué pensar. El Bitcoin fue la primera moneda
virtual desarrollada, (según una definición encontrada en Internet, es una
“moneda digital libre y descentralizada que permite las transacciones sin
necesidad de intermediarios).
A mi todo esto me queda grande,
quizás estoy desactualizada. Monedas que no existen, que funcionan mediante
algoritmos y sirven para comprar y vender en un mercado virtual. Todo me
recuerda al cuento de Hans Christian Andersen “El traje nuevo del emperador”
que seguro muchos conocéis. La historia cuenta que un sastre dijo ser capaz de
hacer el traje más maravilloso para el emperador; ese traje tenía una
peculiaridad, era invisible a los ojos de los necios y de quienes no merecían
el cargo que ostentaban. El avispado sastre no confeccionó traje alguno y al
mostrarle sus manos vacías al monarca, como si en ellas estuviese la preciada
prenda, el emperador se deshizo en elogios y ordenó un desfile real para
mostrar a todos sus súbditos tanta maravilla. De esta manera el emperador
desfiló desnudo por toda la ciudad y las gentes que lo veían pasar como Dios lo
trajo al mundo, se miraban extrañados, pero nadie se atrevía a decir lo que
pensaba por no parecer de poca inteligencia.
Cuando ocurrió la caída de esta criptomoneda,
me enteré de la existencia de un producto, también virtual, que me produjo
estupefacción. El producto en cuestión se denomina con las siglas NFT (Token No
Fungible) y se trata de certificados digitales utilizados en el mercado del
arte. Cada certificado se asocia a un único archivo digital en el que puede
haber una imagen, un audio, un texto…se le llama criptoarte y los
coleccionistas de este nuevo “arte” aumentan día a día sobre todo entre los
jóvenes. “se están pagando ingentes cantidades de dinero por archivos de obras
de arte, memes, cromos y cualquier cosa que pueda quedar registrado
digitalmente” (diario El Mundo). Un archivo JPG: “Todos los días: los 5000
primeros días”, creado por el artista Beeple fue vendido por 57,8 millones de
euros por la sala se subastas Christie’s de Nueva York.
¿Estamos a las puertas de una
nueva burbuja, esta vez relacionada con el arte? Esa es la pregunta que se
hacen algunos expertos en economía.
Parece más bien la versión
mejorada y digitalizada del “Tocomocho” o “el timo de la estampita, pillos,
pícaros y estafadores que utilizan pantallas en vez de billetes de lotería
falsamente premiados o sobres llenos de recortes de periódicos.
Este mundo inexistente que mueve
cantidades enormes de dinero no me lo creo. Ya pasamos de una sociedad sólida a
la “sociedad líquida” que nos describió Zygmunt Bauman. ¿vamos, ahora, camino
de una sociedad intangible?
Quizás sería bueno que algún
experto, autorizado en estos temas, se atreviese a decir si el emperador va vestido
o que, simplemente, somos todos unos necios.
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