27 jul 2021

SOMOS LO QUE COMEMOS (IV)



                                     


“Popeye y la Betty Boop se fueron a confesar, Popeye perdió el rosario, la Betty lo fue a buscar” esta era una de las canciones que las niñas cantábamos en nuestros juegos. En aquella época, a la mínima te colocaban un rosario. Betty Boop y Popeye fueron, de los primeros personajes animados de los que tengo recuerdo, aunque, al principio, sólo tuve acceso a ellos a través de los comics. Popeye era más popular y, en cuanto la televisión entró en nuestros hogares, sus dibujos animados aparecían frecuentemente en las pantallas, comiendo sus famosas espinacas que le producían una gran fuerza. Su pareja era Olivia (otras veces aparecía con el nombre de Rosario).

A mí me gustaba más Betty Boop, sin saber muy bien porqué. Su imagen de mujer libre y transgresora siempre atrajo mi atención. Siendo ya una adulta, la curiosidad me llevó a buscar información sobre esta chica que, en mis canciones de niña, aparecía junto a Popeye. Betty Boop fue en un principio la protagonista de historias para un público adulto, era el único dibujo animado femenino que tenia formas de mujer, más tarde llegaría al público infantil (suavizando un poco el contenido de sus historias) donde triunfó totalmente. Además, este dibujo ha sido muchas veces utilizado por los movimientos culturales defensores de la Liberación Femenina.

Como veis hoy os hablo de algunos dibujos animados que me han servido de “alimento”. Por supuesto está Mafalda, con su familia y toda la pandilla de amigos: Susanita, Guille, Felipe, Manolito…personajes tan bien definidos que un día te das cuenta de que, a tu alrededor, están todos y cada uno de ellos, incluso tu misma. El Universo infantil creado por Quino es una proyección de la sociedad en la que todos tenemos nuestro reflejo.

Pero el personaje animado que me parece más interesante es “La gata loca”. A pesar de que fue creada en 1913, no ha perdido vigencia.  En España la pudimos ver por primera vez, ya en formato animado, en el programa “La bola de cristal”. Los protagonistas eran una gata, Krazy y un ratón, Ignatz, la gata estaba locamente enamorada del siempre malhumorado ratón (casado y con hijos) que la aborrecía y no correspondía a sus requiebros amorosos. Ante ellos respondía lanzándole ladrillos. Krazy Kat interpretaba esos dolorosos golpes como actos de amor. Ignatz delinquía frecuentemente para ir a la cárcel, siempre era detenido por el oficial Pupp, secretamente enamorado de Krazy.  Hay pues, un triángulo amoroso: El oficial de policía Pupp siente un amor casi paternal por Krazy, esta a su vez un amor obsesivo por Ignatz y el ratón una relación amor-odio hacia Krazy.

El interés por esta serie animada me llevó a conocer la historia que hay tras ella. Krazy Kat es un personaje de sexo no definido, el nombre puede designar tanto a un gato como a una gata (aunque en España no se dudó) las historias tuvieron duras acusaciones de homosexualidad, el goce de Krazy ante los golpes propinados por Ignatz hizo que los críticos hablasen de sadomasoquismo, sin dejar a un lado que al ser de especies diferentes se dan a entender perversos amores imposibles.

Palabras de George Harriman (creador de los personajes) ante una pregunta de Frank Capra sobre el sexo de Krazy: “No seáis duros con Krazy. No es más que una sombra, atrapada en la telaraña de esta madeja mortal. Le llamamos Krazy (loco o loca) Kat (gato o gata), pero no es ninguna de las dos cosas. En alguna ocasión llegará hasta vosotros, gentes del crepúsculo, y su contraseña será el eco de una campana que tañe a vísperas, y su vehículo un soplo de céfiro del Oeste. Perdonadle, porque no le comprenderéis mejor que nosotros, que nos demoramos a este lado de la valla. Krazy es como un espíritu, como un elfo, que no tiene sexo. De modo que no puede ser femenino ni masculino. Es un espíritu -un duende- capaz de deslizarse en el interior de todo.”

"Todo a pulmón" Miguel Ríos

                                          


   (Artículo publicado en el número 1.209 del periódico Infolínea)

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