8 mar 2021

LAS OLAS

                                      


“Las olas caían, se retiraban y volvían a caer, con el sordo sonido del patear de una gran bestia…” (Las Olas, Virginia Woolf)

Cada vez que, durante este año de pandemia, escuchaba hablar de olas, me venía a la memoria, de manera involuntaria, la novela de Virginia Woolf. Aparte de la literalidad del nombre no veía, en principio, ninguna otra cosa que tuviese relación. Según yo recordaba la obra trataba de la reflexión interior de varios personajes sobre la vida, la muerte, el amor... Pero al final rebusqué en mi biblioteca y volví a leerla, descubriendo que quizás tiene bastante mas que ver de lo que yo me imaginaba; si no con la pandemia, si con como actuamos las personas ante ella, zarandeados por emociones que a veces son olas suaves y otras furiosos oleajes.

En estos días previos al 8 de marzo, como cada año, las mujeres comprometidas con los movimientos feministas empiezan a hablar de celebración, este año con cautela (no olvidemos que aún se siguen criminalizando las manifestaciones del pasado ocho de marzo como posibles focos de contagio). Las celebraciones de este 2021 serán diferentes, evitando reuniones o concentraciones de cualquier tipo. “He de mover los pies con gran cautela para no rebasar los límites del mundo y caer en la nada…” (Las Olas). Se nos comunica que la tercera ola de la pandemia está en fase de control, las presiones hospitalarias están bajando y los contagios están mas o menos estabilizados. Este es el momento de asegurar lo que ya se ha conseguido, para evitar una ola futura que, en su resaca, arrastre más vidas.

El feminismo que yo entiendo va ligado a la vida, la igualdad, la responsabilidad, la contención, el cuidado y el respeto por el otro. Por ello este año toca ser coherente y decir las cosas de otra forma. Ser feminista es una manera de vivir que no se pone en práctica un solo día sino en todos y cada uno de ellos. Si que deberíamos de aprovechar ese día para pensar. Estaría bien dedicar el tiempo de la manifestación ausente para hacer una interna manifestación de autocrítica, que  nos ayude a renovar fuerzas y cargar pilas ante lo que nos viene. Aconsejaría también leer un libro, a veces esa es la manera más radical de rebelarse. “Necesito silencio, estar solo y salir y disponer de una hora para pensar en lo que le ha sucedido a mi mundo, lo que ha hecho a mi mundo la muerte…” (Las Olas).

Durante la pandemia las mujeres son las que han estado en primera línea, el 70% del personal social y sanitario son mujeres. También son, en su mayoría, mujeres quienes han tenido que aparcar su trabajo en beneficio de la familia. Según un informe de Naciones Unidas “Durante una crisis, las mujeres y las niñas pueden encontrarse en mayor riesgo de sufrir violencia de pareja y otros tipos de violencia domésticos, debido al aumento de tensión en el hogar”.

Nos enfrentamos a una de las mayores crisis conocidas a nivel mundial. Eso traerá, sin duda, un retroceso en los derechos y libertades de toda la sociedad. El mundo que creíamos conocer se ha vuelto del revés y ante eso debemos estar todos unidos, hombres y mujeres, para afrontar el futuro incierto. Creo que no es el momento de divisiones ni enfrentamientos políticos de ningún tipo. Desde las teorías feministas siempre se ha abogado por el diálogo y el consenso, dos cosas de las que estamos absolutamente necesitados en estos momentos.

Estoy convencida de que lo femenino debe abrirse paso entre el panorama social radicalizado que estamos viviendo. La violencia y la rabia son sentimientos tan satisfactorios que pueden convertirse en cotidianos. Sin embargo, como dice Virginia Woolf, muchas veces “Nuestro odio apenas puede diferenciarse de nuestro amor…” (Las Olas).



 
 (articulo publicado en el numero 1.190 del periódico Infolínea) 

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