31 mar 2021

¡VETE AL MÉDICO!

                                 

Al parecer, quizás por aquello de que somos animales de costumbres, ya nos vamos haciendo a la idea de vivir con el virus (más bien contra el).  Ahora, como consecuencia de todo lo que llevamos en danza: mociones de censura, elecciones, dimisiones políticas, sumado a cierres perimetrales regionales y apertura a la entrada sin control de turistas internacionales, la situación está tan deteriorada que somos capaces de admitir y no asombrarnos ante cualquier situación por aberrante que sea.

Detecto entre la gente en general y en la clase política en particular, un exceso de odio, rabia, mala leche, falta de respeto, autoritarismo, frivolidad…y echo de menos la AUTORIDAD con mayúsculas. Faltan figuras que inspiren respeto, que sean referentes, que sepan gobernar en esta etapa desquiciada.

La semana pasada hablaba de que la cuarta ola sería silenciosa e invisible y afectaría a la salud mental. Pocos días después escuchaba hablar de esto mismo a un diputado en el Congreso de los diputados, alguien que se atrevió a llevar al hemiciclo eso de lo que nadie habla, pero que una gran parte de la población sufre cada vez más.  Se ha normalizado que cada vez más gente esté medicalizada, los ansiolíticos ya forman parte de los botiquines caseros. Pues bien, en medio de la intervención de dicho diputado, uno que pertenecía al signo contrario soltó el exabrupto ¡vete al médico!, como una acusación y una ofensa.

El deterioro social del que antes hablaba hace que cosas como estas se consientan en el lugar donde se supone que están quienes miran por nuestros derechos.

Ese “Vete al médico” sonó como un latigazo de ignominia, de falta del respeto al que hablaba, al resto de diputados, a quienes sufren cualquier problema mental y a todos los que defendemos un modelo humano de tratar a las personas. Luego vinieron las disculpas (con un mensaje en una red social), pero, en casos como este las disculpas no sirven de nada y menos de esa forma. El daño está hecho y quien soltó esas palabras quedó retratado.

Este es sólo un ejemplo de cosas que estamos consintiendo, pero hay más.

La Región de Murcia, donde hace unos días renació, por unas horas, la esperanza , se ha convertido en El Rastro aquel que cantaba Patxi Andión : “Esto es el rastro, señores, vengan y anímense, que aquí estamos nosotros, somos Papa Noel, le vendemos barato, con el precio en inglés, somos todo lo honrados que usted quiera creer, se revenden conciencias recompramos la piel, le cambiamos la cara, le compramos a usted y si quiere dinero se lo damos también, usted lo da primero y nosotros después..”

Juan Ramón Calero, exdiputado regional, recordaba el otro día en su artículo del diario La Verdad (hablando del transfuguismo) unas palabras de sor Juana Inés de la Cruz “¿quién peca más, la que peca por la paga o el que paga por pecar?”

Los políticos que han actuado de forma artera están utilizando la provocación en su mas alto grado, poniendo las consejerías de Cultura y Educación en manos de quienes su máximo interés es sustituirlas por corridas de toros y pines de adoctrinamiento. Más de cien personas del mundo de la cultura y la educación murciana, han hecho una petición al presidente López Miras para que impida el mercadeo de la Cultura en nuestra Región. Educación Y Cultura, los dos grandes pilares del Conocimiento, el Saber y la Memoria del Hombre, están gravemente amenazadas en Murcia. Termino con un mensaje publicado en Twitter por el escritor murciano, Miguel Ángel Hernández “VOX en Cultura y Educación. Busco palabras y no me salen”.

            José Mujica, uno de los pocos referentes con AUTORIDAD que nos quedan en el mundo.


  (articulo publicado en el numero 1.193 del periódico Infolínea) 

25 mar 2021

A LA CUARTA VA LA VENCIDA



                


Hoy he escuchado, a una figura importante de la política madrileña, estas palabras “Cuando te llaman fascista es que lo estás haciendo bien”. Que esto se diga tan frescamente me parece abominable, que se diga en una situación tan preocupante como la que estamos viviendo, se normalice y se consienta, es un auténtico desatino y un peligro.

Quienes ostentan cargos de poder tienen una gran responsabilidad en estos momentos, cuidar y sostener a los hombres y mujeres que cada día tienen que salir de casa a ganarse el pan, a sus hijos, a los mayores que resisten y que son los que más han sufrido. La política debe bajarse a la calle y conocer la realidad. Sin embargo, desde hace una semana estamos conociendo la parte más fea de cierta clase de políticos, la de esos que sólo están en el cargo para su propio beneficio.

Desde hace un año estamos aprendiendo a vivir en un mundo distinto, a convivir con estados de alarma, confinamientos, restricciones, contagios y muertes diarias por Coronavirus. 365 días, 3.200.000 contagios y 72.424 personas fallecidas en nuestro país.

De los primeros días tengo algunos recuerdos muy marcados: por un lado, la voz de quien cada día nos advertía sobre el peligro de salir de casa y después todo lo que no teníamos y necesitábamos. Recuerdo el afán de tantas mujeres que, de manera artesana, se pusieron a coser mascarillas, sanitarios protegiéndose con bolsas de basura, y en Internet, recetas caseras para hacer gel hidroalcohólico. Durante aquellos momentos no éramos conscientes de lo que estábamos viviendo. Y llegaron los EPI y las pantallas protectoras para el personal sanitario. Poco a poco las mascarillas vendrían de todas partes para convertirse en una prenda indispensable por quien sabe cuánto tiempo.

Aún estamos inmersos en ella, esperanzados por la aparición de las vacunas, pero en plena pandemia, que sube y baja como una montaña rusa, según se vayan haciendo las cosas. El paisaje urbano ha cambiado, las mascarillas embozan todos los rostros y, el movimiento de apartarte si alguien pasa cerca de ti, se ha convertido en un acto instintivo.

Tres olas de contagios. Todos los entendidos aseguran que habrá una cuarta y que esta será silenciosa e invisible porque afectará a la salud mental.

Cada vez son más las personas con problemas derivados del cansancio acumulado después de tantos meses de restricciones, lo que se ha llamado “fatiga pandémica”, gente que se encuentra bien y, de pronto, aparece el pánico, la ansiedad o la desmotivación. Problemas que también se dan como consecuencia de la soledad, hay personas que han llegado a estar casi un año sin acercamiento social. Contamos con la situación en que viven la gran cantidad de familias que han perdido a un ser querido. La rabia, el sufrimiento, el miedo a morir, la impotencia ante algo que se nos escapa, la fragilidad propia de los seres humanos, todo ello contribuye a que estemos un poco inestables y que nuestras fortalezas se resientan.

Ante el derrumbe social que significó la pandemia que nos invadió de golpe, todo el mundo buscaba algo a lo que asirse y comenzamos a decir que de ella saldríamos reforzados, que íbamos aprender de los errores cometidos y que todos seriamos mejores. Los últimos sucesos nos están demostrando cuan equivocados estábamos.

Por todo lo sufrido, todo no puede valer. Cuando parece que la pandemia empieza a remitir nadie puede venir y hacer cualquier cosa ni decir cualquier palabra, que no sea de respeto y en defensa de quienes hemos cumplido todo lo que se nos ha pedido. Nosotros estamos haciendo nuestra parte, hagan ustedes la suya.


"Cambalache" Serrat. Un tango que sirve también para el siglo actual.

                                       

  (articulo publicado en el numero 1.192 del periódico Infolínea) 

 

16 mar 2021

REGRESO AL FUTURO



                                                    


Tras la Gran Depresión de 1929 en la que el desempleo alcanzó cotas impensables, las democracias retrocedieron y los nacionalismos cobraron un auge importante. Todo esto desembocó en el mayor enfrentamiento bélico conocido.

Desde esa ruptura que significo la II GM, el mundo no había conocido una situación tan convulsa y que afectara a todos, hasta que hace un año se declaró la pandemia por COVID-19. En el escenario actual podemos ver algunos de los elementos que configuraron aquel otro.

A esto se suma lo que podríamos llamar Nueva Revolución Industrial. En la primera, la sustitución de la mano de obra humana por las máquinas provocaría el nacimiento de los movimientos sociales, políticos y sindicales que defendían el lugar del Hombre ante la máquina. En nuestra sociedad actual, capitalista y globalizada, las nuevas tecnologías se han vuelto indispensables. Durante el tiempo que llevamos de pandemia se han afianzado aún más.

El comercio electrónico está desplazando a las pequeñas empresas. La mayor parte del empleo del tiempo libre está vinculado a Internet (desde las diferentes formas de jugar a los medios que empleamos para comunicarnos entre nosotros), de igual manera los medios de información.  Por otro lado, el imparable crecimiento de la robótica nos vuelve a recordar, una vez más, aquello del Hombre y la máquina.

El fin de la II Guerra Mundial trajo consigo un cambio en las sociedades y modos de vida de todo el mundo. El Holocausto hizo que los países dejasen a un lado sus diferencias y consideraran la necesidad de un mundo con valores y normas compartidos. El Horror vivido también contribuyó a la creación de la Declaración de los Derechos Humanos y con ellos a la constitución de un nuevo orden mundial.

Ahora nos encontramos ante una nueva etapa de nuestra historia. Cómo salgamos de ella dependerá en gran parte de qué decisiones se vayan tomando entre los diferentes gobiernos. El virus nos ha puesto frente a frente con nosotros mismos, esperemos que esto actúe de manera beneficiosa en quienes dirigen el mundo. Según Albert Einstein “La crisis es la mayor bendición que puede sucederle a las personas y los países porque trae progresos”. No sé si se cumplirán estas palabras en la actual situación, quiero creer que sí.

Todos los países e investigadores se han unido, ante la alerta sanitaria mundial, para conseguir una vacuna, en tiempo récord, que está llegando, lentamente, a la población de todo el planeta.  Ahora sería bueno que los diferentes líderes demostrasen que lo son, dejando a un lado sus intereses (a todos los niveles), que pusiesen sobre la mesa la Declaración de Derechos Humanos y se empleasen en la puesta en acción de un nuevo paradigma que sitúe al ser humano como máxima prioridad. Si esto no es así, probablemente, todos salgamos perdiendo.

“La realidad virtual no resolverá las penurias de la tierra, pero podrá conseguir que no se vean ni se sientan. Por lo tanto, no será necesario protestar ni manifestarse a favor o en contra de nada. El hambre no habrá de erradicarse, pero conseguiremos no darnos cuenta de que tenemos el estómago vacío”. (Gustavo Dessal. Psicoanalista)

Rozalen y la Sonora Santanera "Que no, que no"

                                          



 
 (articulo publicado en el numero 1.191 del periódico Infolínea) 

8 mar 2021

LAS OLAS

                                      


“Las olas caían, se retiraban y volvían a caer, con el sordo sonido del patear de una gran bestia…” (Las Olas, Virginia Woolf)

Cada vez que, durante este año de pandemia, escuchaba hablar de olas, me venía a la memoria, de manera involuntaria, la novela de Virginia Woolf. Aparte de la literalidad del nombre no veía, en principio, ninguna otra cosa que tuviese relación. Según yo recordaba la obra trataba de la reflexión interior de varios personajes sobre la vida, la muerte, el amor... Pero al final rebusqué en mi biblioteca y volví a leerla, descubriendo que quizás tiene bastante mas que ver de lo que yo me imaginaba; si no con la pandemia, si con como actuamos las personas ante ella, zarandeados por emociones que a veces son olas suaves y otras furiosos oleajes.

En estos días previos al 8 de marzo, como cada año, las mujeres comprometidas con los movimientos feministas empiezan a hablar de celebración, este año con cautela (no olvidemos que aún se siguen criminalizando las manifestaciones del pasado ocho de marzo como posibles focos de contagio). Las celebraciones de este 2021 serán diferentes, evitando reuniones o concentraciones de cualquier tipo. “He de mover los pies con gran cautela para no rebasar los límites del mundo y caer en la nada…” (Las Olas). Se nos comunica que la tercera ola de la pandemia está en fase de control, las presiones hospitalarias están bajando y los contagios están mas o menos estabilizados. Este es el momento de asegurar lo que ya se ha conseguido, para evitar una ola futura que, en su resaca, arrastre más vidas.

El feminismo que yo entiendo va ligado a la vida, la igualdad, la responsabilidad, la contención, el cuidado y el respeto por el otro. Por ello este año toca ser coherente y decir las cosas de otra forma. Ser feminista es una manera de vivir que no se pone en práctica un solo día sino en todos y cada uno de ellos. Si que deberíamos de aprovechar ese día para pensar. Estaría bien dedicar el tiempo de la manifestación ausente para hacer una interna manifestación de autocrítica, que  nos ayude a renovar fuerzas y cargar pilas ante lo que nos viene. Aconsejaría también leer un libro, a veces esa es la manera más radical de rebelarse. “Necesito silencio, estar solo y salir y disponer de una hora para pensar en lo que le ha sucedido a mi mundo, lo que ha hecho a mi mundo la muerte…” (Las Olas).

Durante la pandemia las mujeres son las que han estado en primera línea, el 70% del personal social y sanitario son mujeres. También son, en su mayoría, mujeres quienes han tenido que aparcar su trabajo en beneficio de la familia. Según un informe de Naciones Unidas “Durante una crisis, las mujeres y las niñas pueden encontrarse en mayor riesgo de sufrir violencia de pareja y otros tipos de violencia domésticos, debido al aumento de tensión en el hogar”.

Nos enfrentamos a una de las mayores crisis conocidas a nivel mundial. Eso traerá, sin duda, un retroceso en los derechos y libertades de toda la sociedad. El mundo que creíamos conocer se ha vuelto del revés y ante eso debemos estar todos unidos, hombres y mujeres, para afrontar el futuro incierto. Creo que no es el momento de divisiones ni enfrentamientos políticos de ningún tipo. Desde las teorías feministas siempre se ha abogado por el diálogo y el consenso, dos cosas de las que estamos absolutamente necesitados en estos momentos.

Estoy convencida de que lo femenino debe abrirse paso entre el panorama social radicalizado que estamos viviendo. La violencia y la rabia son sentimientos tan satisfactorios que pueden convertirse en cotidianos. Sin embargo, como dice Virginia Woolf, muchas veces “Nuestro odio apenas puede diferenciarse de nuestro amor…” (Las Olas).



 
 (articulo publicado en el numero 1.190 del periódico Infolínea) 

3 mar 2021

CREO QUE MI PERRO NO SABE QUE ES UN PERRO



 


“..fíjate lo que te digo, yo creo que mi perro no sabe que es un perro. Si es que tiene cosas de persona. Se sienta a mi lado. Sale corriendo en cuanto oye que abro la puerta, porque sabe que hay paseo y hasta le gusta más dormir en nuestra cama que en la suya..”  (oído a un grupo que paseaba a sus respectivas mascotas)

Multitud de jóvenes llevan provocando violentos altercados desde hace unas semanas en Cataluña, supuestamente por la injusta detención de un rapero. Durante estas jornada violentas han quemado contenedores, destrozado mobiliario urbano y, lo más sorprendente, saqueando tiendas de marcas caras. Los antisistema, en nombre de la Libertad de expresión y de la otra, arramblan con prendas de Louis Vuitton, Tommy Hilfiger, Tous, Versace, Nike, Adidas…  Viendo las imágenes recuerdo la escena de la película “Chocolat” en la que el personaje más moralista y crítico contra los excesos, da rienda suelta a sus reprimidos deseos dándose un atracón en un escaparate lleno de pasteles, durante la Cuaresma.

El rapero en cuestión debe de estar encantado de conocerse. Como dicen en mi pueblo “cuando las ha visto tan grandes y que pesen menos”. Después de un historial violento y agresivo (aparte de sus nefastos videos) se ve convertido en un referente juvenil. Malamente vamos si confundimos la Libertad de expresión con esto. No creo que este señor deba ir a la cárcel, pero de ahí a que sus letras se conviertan en himnos va un largo trecho.   “¿qué me importa a mí la Libertad de expresión si no digo más que imbecilidades? ¿para qué sirve si no sabes pensar, si no tienes sentido crítico, si no sabes ser libre intelectualmente?” (Emilio Lledó. filósofo)

Hoy es 23 de febrero, cuarenta años han pasado desde aquel otro 23F, en el que unos cuantos (demasiados) creyendo que eran patriotas (otra confusión), intentaron silenciar a la incipiente Democracia, quizás no la mejor, pero era la nuestra, la que tanto nos costó conseguir y por la que dieron su vida tantos españoles.

Los jóvenes fueron entonces la mejor arma para que nuestro país empezase a trabajar y llegase a convertirse en un ejemplo. Posiblemente no se ha hecho un buen trabajo desde las instituciones cuando, unas generaciones más tarde, tenemos a gran parte de la juventud apática, desmotivada, acomodada, que, ante una situación crítica, como es la producida por el Covid, sólo se manifiesta cuando cierran los bares, sólo se salta las normas para ir de fiesta y sólo se moviliza por un cantante mediocre. “piensa que es libre porque anda suelto, mientras arrastra la soga al cuello”

El futuro de la juventud es bastante incierto, pero creo que hay esperanza. Hace cuarenta años cantábamos a Miguel Hernández “La juventud siempre empuja, la juventud siempre vence, y la salvación de España, de su juventud depende” Para que eso ocurra, tienen que escuchar (quienes deben hacerlo) todo lo que los jóvenes quieren decir, no lo que ellos creen que están diciendo. Llevamos mucho tiempo de restricciones a las que no estábamos acostumbrados, estos grupos juveniles no dan la sensación de luchar por algo común, sino por el propio descontento y la propia rabia. Quizás si los deseos juveniles hubiesen podido cumplirse de otra forma no estarían incendiando o apedreando.  Al final el apasionamiento se escapa por el menor resquicio.  

Aunque, a veces, tengan actitudes normalmente atribuidas a las personas, los perros siguen siendo animales. A menudo las personas nos olvidamos de que somos personas.


                                                 

 

  (articulo publicado en el numero 1.189 del periódico Infolínea)