22 sept 2020

LA LENGUA DE LAS MARIPOSAS


Extraños días, marcados por las figuras de maestros y alumnos. Días en los que libros, libretas y plumieres han dejado el protagonismo a termómetros, geles desinfectantes y mascarillas.

Lo desolador e incierto de la situación, con tanta limitación en la acción educativa y tanta restricción de movimientos, me lleva a pensar en un proyecto pedagógico que, sólo su nombre, “Institución Libre de Enseñanza”, ya era inspirador. La ILE fue una institución educativa totalmente innovadora que, durante los años 1876-1936, estuvo comprometida con la renovación cultural y educativa de nuestro país.

Entonces España era un país pobre y en su gran mayoría analfabeto, había lugares a los que no llegaba ningún tipo de recurso de escolarización. Ni punto de comparación con los modelos educativos actuales que parecen de otra dimensión comparados con aquellos (aunque sigan siendo insuficientes).

De la ILE nacieron la Misiones Pedagógicas, compuestas por maestros y artistas que, al amparo de la II República, se encargaron de orientar a los maestros de los pueblos aislados, donde también acercaron la cultura en sus diversas expresiones: teatro, música, bibliotecas, museos…

Muchos alhameños de mi generación, hemos tenido profesores de aquella casta. Don José Calero, con el que leíamos a Góngora o a Miguel Hernández en el patio. Un profesor que inició sus particulares Misiones Pedagógicas con la creación de grupos de teatro y cinefórum, en tiempos que seguían siendo difíciles. O Ginés Diaz quien, pese a sus grandes limitaciones físicas, reunía en una misma clase, a distintas horas del día, peculiares grupos de alumnos, de todas las edades y de ambos sexos, nadie entorpecía el estudio de nadie y todos aprendían, todos aprendimos. 

Con el paso de los años he conocido a otros maestros, que han bebido de las mismas fuentes. Maestros que, si era menester, han impartido cursos enteros sin libros; han dado vida a las mal llamadas “lenguas muertas” o se han saltado algunos pasos del temario si veían que lo importante venía al final.

Los maestros que se adhirieron a la Institución Libre de Enseñanza, en los inicios del pasado siglo, demostraron, con hechos, que ser maestro es algo vocacional, que va mucho más allá del título y de la posición social.

Hoy, reconozco a sus herederos de pensamiento en esos maestros que, ante un curso escolar marcado por una pandemia, ponen al alumno y su protección en el centro de todo; los que se entristecen por lo injusto de no poder consolar y abrazar a los niños pequeños que tienen miedo de lo que desconocen; esos profesores que se reinventan para que las clases no se conviertan en algo impersonal a través de una pantalla; o los que he visto trabajando, de noche, acondicionando el colegio para la llegada, sin riesgo, de los alumnos al día siguiente. Maestros que tienen, “…un poco de marino, un poco de pirata y un poco de poeta…” Como describía Celaya.

Hoy que he dedicado mi escrito a la memoria, al recuerdo de maestros que, por causas diferentes, también vivieron momentos muy difíciles, acabo de enterarme que se ha aprobado el anteproyecto de la llamada “Ley de Memoria Democrática” que sustituirá y completará la “Ley de Memoria Histórica”. La memoria, imprescindible para la educación de los pueblos. ¿Recordáis a Fernando Fernán Gómez y aquel imborrable maestro de la película “La lengua de las mariposas”?.

 (articulo publicado en el número 1.168 del periódico Infolínea)

                                         "La lengua de las mariposas" escenas pedagógicas. 


 

16 sept 2020

ENTRE EL NOLOTIL Y EL DALSY



 



En 1996, las trabajadoras de una empresa agrícola murciana denunciaron a la misma por las malas condiciones de trabajo que tenían, con jornadas laborales interminables de diez y seis a diez ocho horas, que para aguantarlas tenían que recurrir a los analgésicos. En la prensa se le llamó “Las chicas del Nolotil” ya que ellas hacían alusión a dicho medicamento. Estas trabajadoras convocaron una rueda de prensa en la que aparecieron con el babi de trabajo y un pañuelo tapándoles el rostro. La historia causó un gran revuelo y las trabajadoras consiguieron hacerse oír por la Administración, consiguiendo muchas de las cosas que pedían.

Las cosas en el campo han cambiado poco, sólo las nacionalidades de quienes hoy desempeñan esos trabajos.

En las empresas con mejores condiciones laborales tampoco se pueden echar las campanas al vuelo. Por ello no es raro ir a trabajar enfermo, a veces lesionado. En casa te tomas el antigripal o el analgésico y tiras para el tajo, aguantando como buenamente puedes. Trabajadoras y trabajadores con contratos basura, temporales, por horas o quienes ni siquiera tienen contrato, se piensan muy mucho no ir a trabajar por miedo a perder su empleo.

Faltar al trabajo está mal visto. Aunque sea por cuidar a un hijo enfermo. Ya en las entrevistas preguntan a las mujeres si están casadas, si tienen hijos o si piensan tenerlos. Cuantas mujeres esperan a tener un trabajo más o menos fijo antes de decidirse a ser madres.

Esta cuestión ha cobrado un especial interés con la vuelta al colegio de los niños en plena pandemia. ¿Qué pueden hacer los padres trabajadores cuando un crio se ponga enfermo y una clase entera esté en cuarentena? situación que se puede dar varias veces a lo largo de este invierno.

Recordaba la historia de “Las chicas del Nolotil” la semana pasada, cuando un ministro, vino a decir (respondiendo a la pregunta de un periodista) que no le cabía en la cabeza que unos padres diesen un medicamento a su hijo enfermo para poder llevarlo al colegio. Me di cuenta de que por años y cosas que pasen, gran parte de la clase política vive en una realidad paralela y esto se descubre cuando opinan sobre la realidad que desconocen.

Claro que nadie lleva a sus críos al colegio, enfermos, por gusto. Quien hace esto suele ser un trabajador que no puede dejarlo con nadie y que tampoco puede faltar al trabajo.

El señor ministro, con toda su buena fe, parecía escandalizado ante la posibilidad que reflejaba la pregunta, y es para estarlo. Es un escándalo que las condiciones laborales de una gran mayoría de trabajadores en nuestro país sigan estando a merced del interés económico, no del humano. “Es el mercado, amigo”.

Todos los programas políticos llevan en sus textos la palabra Conciliación Familiar, con el tiempo que ha pasado sin que nadie haga casi nada al respecto este concepto se ha convertido en algo vacío que no significa nada.

La crisis del Coronavirus está destapando tantos rincones ocultos. No es casualidad que los focos de contagio sean más numerosos en los barrios obreros, donde las personas, una gran mayoría inmigrantes, viven en pisos pequeños. Obreros a los se les responsabiliza del contagio y se les invita a salir de casa sólo para trabajar, pueden ir hacinados en el metro o el autobús, pero no salir a distraerse.

Nos horrorizamos al pensar que hay padres que dan una cucharada de Dalsy a los niños, si tienen fiebre, para poder llevarlos a la guardería o al colegio, donde estarán cuidados, y así mantener ellos sus trabajos.

Se responsabiliza a los trabajadores, sin embargo… ¿Quiénes son los verdaderos responsables?

Todo esto es inhumano, ciertamente. Como cierto es que desde las atalayas del poder no se huele la miseria. Me gustaría saber en que condiciones tienen a sus hijos cualquier miembro del Congreso de los Diputados. Qué tipo de colegio ¿público? ¿privado?. ¿Cuidadoras en casa?. ¿Posibilidad de no ir a trabajar sin perder el puesto?.

Queda muy bien echarse las manos a la cabeza. ¡Es tan fácil hablar del hambre con el estómago lleno!.

(artículo publicado en el nº 1.167 del periódico Infolínea)                         

          "El sur También existe" Serrat canta a Mario Benedetti

 

 

 

 



11 sept 2020

EN MIS SUEÑOS

                                      

El tema de las redes sociales siempre me ha parecido interesante, frecuento casi todas. Hasta Twenti tuve hace años cuando retomé mis estudios, era la vía que tenía entonces de estar en contacto con mis jóvenes compañeros de curso para intercambiar apuntes o trabajos, aun tardaría en llegar Whatsapp.

Últimamente se me hace cada vez más desagradable echar un vistazo a algunas de ellas. Desde el inicio de la pandemia, sobre todo. En todas se juega a “Buscar al culpable”, que si la Ayuso, que si la Montero, pues anda que la Celaa, y no me digas nada de Lopez Miras, Pedro Sánchez está muy moreno, la culpa es de los jóvenes, la culpa es de los que se saltan la cuarentena, la culpa, la culpa, la culpa……

El virus lo invade todo. Se puede comprobar echando un vistazo a cualquier cadena de televisión, sea la hora que sea. Grandes paneles con fotografías de un coronavirus aumentado sirven de fondo a tertulianos que pontifican sobre lo que está bien y lo que está mal. Números de contagios, por regiones, por países, en el mundo. Discursos de mandatarios. Ruedas de prensa ministeriales.

A veces creo que hemos dejado de ser sujetos para convertirnos en objetos zarandeados por opiniones ajenas sin saber muy bien a qué atenernos, acabando por seguir, nosotros también, buscando culpables. Desahogando así nuestra frustración e impotencia ante una situación sobre la que, en realidad, no tenemos ni idea.

Nos encontramos en un momento muy difícil. Las cosas, lejos de solucionarse, van empeorando y hay un riesgo elevado, por un lado, de desesperanza, de dejar caer los brazos, de decir “que sea los que dios quiera” y por otro de una radicalización sin sentido que se envuelva sólo de la rabia. Por eso considero necesaria cualquier iniciativa ya sea individual o colectiva que sirva para demostrar que aún seguimos vivos y sensatos.

Leí hace poco que un aspecto de nuestra vida que se ha visto muy afectado por la pandemia han sido los sueños, y no refiriéndose a los proyectos, más o menos idealizados, de cada uno (que también); sino los sueños como representación simbólica de nuestros deseos y nuestros miedos. Al parecer mucha gente ha perdido el sueño, duerme mal o ayudada por algún medicamento. Cuando se logra conciliar el sueño este suele estar poblado de desasosiego. El desconcierto diurno se hace mucho más grande cuando llega la noche y nos quedamos a solas.  A esas horas es cuando el ser humano toma la medida de su fragilidad. En las noches las redes sociales siguen activas, quizás por ese afán tan humano de encontrar un espejo en el que mirarse y sentir que no se está tan sólo.

Hoy me he dado cuenta de que mis sueños aun siguen libres de pandemia, en ellos no aparecen mascarillas, se convive sin guardar las distancias, los amigos y familiares están a salvo, se respira tranquilidad, hasta la política se vive en armonía. Yo creo que es la forma que tiene mi subconsciente de decirme que todo eso, ahora, sólo es un sueño.

Y vuestros sueños, ¿Cómo son?

Publicado en: https://www.infolinea.es/infolinea-alhama-publica-su-numero-1-166-en-formato-digital?fbclid=IwAR0IjOKwrm4g2CS_HfFwZ6GszR_g-R5uXUsj6SDJ6Jt6JAWufYfbZvf5Uks


 "Chambao" Los sueños

 

 

 

4 sept 2020

COMO POLLOS SIN CABEZA




 Así vamos casi todos desde el mes de marzo. Pandemia, estado de alarma, confinamiento, desescalada…a todos estos nuevos términos habría que añadir el de “alarmados”.

Los ciudadanos estamos alarmados ante esta nueva ola de rebrotes que, ahora sí, afecta a nuestra región y mas concretamente a nuestro pueblo.

La alarma se genera porque, ante una situación desconocida, no sabemos claramente lo que pasa, no sabemos cómo actuar, aparte del ritual mecánico de lavarse las manos, distancia social y mascarillas, pero, sobre todo, no sabemos qué va a pasar.

A la nueva ola de contagios se suma, por si fuera poco, la vuelta al colegio de los niños. Nadie tiene, a estas alturas de la película, una clara noción de que hacer y de las consecuencias que puede tener la opción que elija. Llevar o no llevar a los hijos al colegio, he ahí el dilema. ¿O realmente no es ese el problema? ¿Pensáis que sería algo tan catastrófico que durante un año no hubiese clases presenciales?

Creo que el problema real es qué hacer con los niños si no se abren las escuelas. ¿Dónde los metemos? Aquí nos encontramos con una gran brecha social que divide al alumnado según el estatus y poder adquisitivo. Hay padres que pueden permitirse no trabajar, otros que ya tienen profesores privados que van a casa, están los que pueden pagar a personas que cuiden de sus hijos…pero una gran mayoría no pueden hacer nada de esto, familias en las que ambos padres están ocupados en trabajos precarios sobre los que planea otra oleada, la del paro; familias que ni siquiera tienen ordenadores o acceso a internet en sus hogares para que los niños acudan virtualmente a clase; abuelos que volverán a sacrificarse para ayudar; madres que abandonarán sus trabajos para dedicarse al cuidado de los hijos. La parte más vulnerable del tejido social será la que quede más debilitada.

Un gobierno, sea nacional, regional o local, ha de tomar decisiones pensando en el sector más desfavorecido de su Pueblo. Hace unos años, entre todos salvamos a los bancos. Quizás es la hora de salvar a las personas, a las familias, para que no tengan que elegir entre la salud de sus hijos o traer un sueldo a casa.

La economía de un país es importante, pero ¿y la gente?

Hay quien compara la situación actual con una guerra, y no les falta razón. Es una guerra en la que todos estamos en un bando y el Covid-19, en otro. Una guerra en la que se necesitan soluciones políticas, no partidistas. Y, como en una guerra, la situación actual es excepcional por lo que las medidas que se tomen han de ser excepcionales

A mi no me interesa, es más, me molesta, conocer las diferencias que ha habido entre los miembros del gobierno tras una reunión del consejo de ministros (lo normal es que las haya), ni si uno defiende una cosa y el otro otra. Tampoco me gusta que hablen en nombre de su partido. En una situación como la actual los discursos partidistas sobran.

Los ciudadanos queremos consenso y responsabilidad por parte de la clase política, que se dediquen a ese Noble Arte que debería de estar encaminado a la defensa del bien común y que muchas veces pervierten con tanta palabrería. Queremos un mensaje claro y consensuado que nos haga sentir que estamos más o menos seguros.

Si los partidos y sus dirigentes no se dan cuenta de que, en esto, todos estamos en el mismo bando y siguen haciendo partidismo, actuando deslealmente con el gobierno o echando cada uno piedras al tejado del otro para sacar un posible rédito electoral, cuando lleguen las próximas elecciones, en vez de un país que gobernar, se encontrarán un solar vacío de ilusiones y con personas desencantadas, física y mentalmente desmoronadas.

"el niño mudo" Quilapayun canta a García Lorca

                                                     


"Publicado en; https://www.infolinea.es/como-pollo-sin-cabeza?fbclid=IwAR1UR3udiOZ6Iyexyz0OxUw7g_PRhIuB7Cw3KgR5bcvlUOd7Sgo4_OHG39E"