16 sept 2020

ENTRE EL NOLOTIL Y EL DALSY



 



En 1996, las trabajadoras de una empresa agrícola murciana denunciaron a la misma por las malas condiciones de trabajo que tenían, con jornadas laborales interminables de diez y seis a diez ocho horas, que para aguantarlas tenían que recurrir a los analgésicos. En la prensa se le llamó “Las chicas del Nolotil” ya que ellas hacían alusión a dicho medicamento. Estas trabajadoras convocaron una rueda de prensa en la que aparecieron con el babi de trabajo y un pañuelo tapándoles el rostro. La historia causó un gran revuelo y las trabajadoras consiguieron hacerse oír por la Administración, consiguiendo muchas de las cosas que pedían.

Las cosas en el campo han cambiado poco, sólo las nacionalidades de quienes hoy desempeñan esos trabajos.

En las empresas con mejores condiciones laborales tampoco se pueden echar las campanas al vuelo. Por ello no es raro ir a trabajar enfermo, a veces lesionado. En casa te tomas el antigripal o el analgésico y tiras para el tajo, aguantando como buenamente puedes. Trabajadoras y trabajadores con contratos basura, temporales, por horas o quienes ni siquiera tienen contrato, se piensan muy mucho no ir a trabajar por miedo a perder su empleo.

Faltar al trabajo está mal visto. Aunque sea por cuidar a un hijo enfermo. Ya en las entrevistas preguntan a las mujeres si están casadas, si tienen hijos o si piensan tenerlos. Cuantas mujeres esperan a tener un trabajo más o menos fijo antes de decidirse a ser madres.

Esta cuestión ha cobrado un especial interés con la vuelta al colegio de los niños en plena pandemia. ¿Qué pueden hacer los padres trabajadores cuando un crio se ponga enfermo y una clase entera esté en cuarentena? situación que se puede dar varias veces a lo largo de este invierno.

Recordaba la historia de “Las chicas del Nolotil” la semana pasada, cuando un ministro, vino a decir (respondiendo a la pregunta de un periodista) que no le cabía en la cabeza que unos padres diesen un medicamento a su hijo enfermo para poder llevarlo al colegio. Me di cuenta de que por años y cosas que pasen, gran parte de la clase política vive en una realidad paralela y esto se descubre cuando opinan sobre la realidad que desconocen.

Claro que nadie lleva a sus críos al colegio, enfermos, por gusto. Quien hace esto suele ser un trabajador que no puede dejarlo con nadie y que tampoco puede faltar al trabajo.

El señor ministro, con toda su buena fe, parecía escandalizado ante la posibilidad que reflejaba la pregunta, y es para estarlo. Es un escándalo que las condiciones laborales de una gran mayoría de trabajadores en nuestro país sigan estando a merced del interés económico, no del humano. “Es el mercado, amigo”.

Todos los programas políticos llevan en sus textos la palabra Conciliación Familiar, con el tiempo que ha pasado sin que nadie haga casi nada al respecto este concepto se ha convertido en algo vacío que no significa nada.

La crisis del Coronavirus está destapando tantos rincones ocultos. No es casualidad que los focos de contagio sean más numerosos en los barrios obreros, donde las personas, una gran mayoría inmigrantes, viven en pisos pequeños. Obreros a los se les responsabiliza del contagio y se les invita a salir de casa sólo para trabajar, pueden ir hacinados en el metro o el autobús, pero no salir a distraerse.

Nos horrorizamos al pensar que hay padres que dan una cucharada de Dalsy a los niños, si tienen fiebre, para poder llevarlos a la guardería o al colegio, donde estarán cuidados, y así mantener ellos sus trabajos.

Se responsabiliza a los trabajadores, sin embargo… ¿Quiénes son los verdaderos responsables?

Todo esto es inhumano, ciertamente. Como cierto es que desde las atalayas del poder no se huele la miseria. Me gustaría saber en que condiciones tienen a sus hijos cualquier miembro del Congreso de los Diputados. Qué tipo de colegio ¿público? ¿privado?. ¿Cuidadoras en casa?. ¿Posibilidad de no ir a trabajar sin perder el puesto?.

Queda muy bien echarse las manos a la cabeza. ¡Es tan fácil hablar del hambre con el estómago lleno!.

(artículo publicado en el nº 1.167 del periódico Infolínea)                         

          "El sur También existe" Serrat canta a Mario Benedetti

 

 

 

 



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