El comportamiento relacionado con
las fiestas veraniegas, sobre todo las relacionadas con el ocio nocturno son el
origen de la mayoría de los focos de contagio. No sé qué pensareis, pero creo
que esto merece una reflexión (otra más).
Cuando se habla de este tema muchas veces se apela a la edad y la dificultad de comprender algunas actitudes cuando se han cumplido ya muchos años. Yo creo todo lo contrario. Los adultos hemos sido jóvenes, cosa que no sucede a la inversa, por lo que somos capaces de entender el ímpetu, el impulso que mueve a los adolescentes (y a muchos que se comportan como si lo fuesen).
La cuestión está más relacionada
con la responsabilidad y la ausencia de límites. A una generación que ha sido
educada en la creencia de “todo es posible” o “tus limites te los pones tu” es
difícil, ahora, hacerle comprender que eso no era verdad, que se les ha estado
mintiendo.
Esto hace que veamos a chavales
en reuniones con la finalidad de contagiarse unos de otros, gente saltándose
los limites de los pueblos confinados cogiendo atajos o simplemente asistiendo
a fiestas clandestinas donde beber y consumir. Se creen a salvo porque son
jóvenes y porque ellos son quienes marcan sus límites. Ser joven en estos
momentos es algo difícil.
Hace unos años, fue la caza de Pokemon
lo que aglutinaba a jóvenes y no tan jóvenes, buscando algo inexistente que se
hacia visible mediante una aplicación de móvil. Ahora, esos mismos, ignoran a
un virus que existe, aunque no se vea ni tan siquiera a través de una pantalla.
A veces pienso que estamos
viviendo situaciones que están al limite de lo real y esta generación,
sobreprotegida en extremo, no encuentra otra forma de hacer frente a la
incertidumbre que apostar por la absoluta certeza.
Para atajar este fenómeno de
saltarse las normas y hacer trampas en detrimento de la salud propia y ajena,
se han instaurado sanciones y multas, que en nuestra región pueden llegar hasta
los 600.000 euros. Multas que, por supuesto, si son jóvenes, pagaran los
padres.
Creo que no debería multarse a
nadie. Con la idea de que sólo obedecemos cuando nos tocan el bolsillo también
estamos diciendo que con dinero todo se puede hacer. Por eso pienso que las
medidas más adecuadas serían las de hacer trabajos comunitarios en centros
sanitarios donde estén hospitalizados los enfermos con coronavirus, limpiando y
ayudando a su cuidado.
Ayudar a los jóvenes a
responsabilizarse, en un momento complicado para ellos, es uno de los mayores
favores que podríamos hacerles.
El juez don Emilio Calatayud
decía en un artículo que “quizás si les hubiésemos enseñado las obligaciones y
no sólo los derechos, ahora tendríamos al virus acorralado”
"Que vendrá" Zaz
También tiene culpa el bombardeo de información sobre el virus, que hace que la gente ya no vea personas contagiadas o muertas, sino numeros sin nombre.
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